La Comida en la Calle gana la batalla al tiempo

Noelia Rodríguez AVILÉS

AVILÉS

La celebración congregó a 18.000 comensales sin miedo a la lluvia, en el casco antiguo de Avilés y el parque de Ferrera. El menú, de lo más variado, de la tradicional tortilla a unos macarrones

02 abr 2018 . Actualizado a las 18:10 h.

Las ganas de celebrar la Comida en la Calle le ganó la batalla al tiempo, que lleva días amenazando con estropear el acto más festivo de cuantos se celebran en Avilés a lo largo del año. Al final miles de personas llenaron el casco antiguo de la villa y el parque de Ferrera para disfrutar de una comida de hermandad y fraternidad entre vecinos. Las tortillas, las empanadas y la sidra volvieron a reinar un año más a lo largo de los cinco kilómetros de tableros y sillas que se instalaron en el centro de la villa. Algo más de 14.400 personas se habían inscrito para reservar plaza en la comida en la calle, aunque al final fueron menos las que llegaron a sentarse ante el mantel de plástico con la bandera de Avilés.

El mal tiempo vaticinado para hoy y el hecho de que incluso por la mañana hubiera chispeado mermó las ganas de fiesta de algunos a la vista de los asientos vacíos que se encontraban en todas las calles del casco antiguo. No pudo con miles más que pertrechados con chubasquero y paraguas, «por si acaso», empezaron a sentarse a la mesa a las dos de la tarde. Para entonces ya hacía horas que los operarios habían colocado las mesas y las sillas en las que se disfrutaría de una comida que, por momentos, estuvo acompañada de sol y, en otros, los menos, de algunas gotas de lluvia. El tiempo dio una tregua a los comensales que, en su mayor parte, mantienen la tradición en lo referente a la comida.

Menú variado

Las tortillas y empanadas siguen triunfando en las mesas del casco antiguo, pero también hay lugar para incorporaciones más sencillas como unos macarrones con bonito o las patatas fritas de bolsa, que lo mismo sirven para calmar el hambre mientras llegan los últimos comensales que para acompañar a los filetes empanados. También sigue vigente la cordialidad con la que nació esta celebración, hace 26 años, y lo mismo se comparte tortilla con el grupo de al lado, al que es muy probable no conozcas de nada, que se ofrecen culines de sidra a diestro y siniestro. La mayor parte de los asistentes a la comida en la calle son avilesinos, que se reúnen en familia o con amigos en este día, pero también hay quienes vienen de fuera.

Numerosas personas se acercan desde otros puntos de Asturias, incluso del extranjero. Muestra de que esta celebración traspasa fronteras eran las mesas de autoridades presentes en la plaza de España donde, además de parte de la corporación y las xanas y xaninas, estaban miembros del gobierno del Principado, de ayuntamientos que forman parte del consorcio para gestionar el futuro albergue de animales, incluso varias personas de San Agustín de la Florida, hermanada con la ciudad, que no dudan en repetir tras haber conocido la fiesta en años anteriores. Los partidos políticos de la ciudad se repartieron por diversas calles, contando la mayoría de ellos de la compañía de algún miembro regional.

El casco histórico es el corazón de la Comida en la Calle, es donde se organiza formalmente y donde el año pasado se registró el récord de personas comiendo en la calle al mismo tiempo con 11.832 comensales. Este año se aumentaría la cifra ya que desde el Ayuntamiento apuntan a que se ocuparon casi las 14.430 reservas. A estas hay que sumar las 4.031 personas contabilizadas en el parque de Ferrera, donde suele concentrarse la gente más joven y la que no tenía sitio reservado o no ha encontrado ninguno libre.

Un dispositivo de 30 agentes

La Comida en la Calle es multitudinaria y eso supone también aumentar la seguridad, algo que se hizo evidente durante el día de hoy ante el gran despliegue de agentes en las calles, aunque el dispositivo de la Policía Local es el mismo de años anteriores. 30 agentes velaron por la seguridad de los comensales, lamitad de ellos ubicados en el parque de Ferrera. Este año, como novedad, trasladaron hasta allí un furgón desde el que se pueden tramitar todo tipo de diligencias y en contacto con la comisaría local. El parque, con capacidad para 7.000 personas, se intensifica la vigilancia, especialmente por el consumo de alcohol a menores. Hubo controles en las entradas, para ver qué es lo que se mete en la zona verde y existió vigilancia en el interior. A las cinco de la tarde se iniciaron las labores de recogida de mesas del casco antiguo y desalojo del Ferrera para limpiar sin que hubiera que lamentar incidentes.