Javier Vidal, un político «inconformista» y «responsable»

Manuel Ángel González

AVILÉS

Javier Vidal con su hijo Fran, primogénito, preparando la queimada familiar.
Javier Vidal con su hijo Fran, primogénito, preparando la queimada familiar.

19 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Salinas» lo llamaban sus compañeros del San Fernando en aquellos años en que el centro ocupaba el número 22 de la calle de la Magdalena y en el que mi primo estuvo interno 4 años y externo 2 años más. Y es que mi primo Javier y yo, que somos hijos de dos hermanas, vivimos casi juntos nuestra infancia en la calle Luis Muñiz de Salinas, puerta con puerta, en épocas en las que las reuniones familiares eran el pan nuestro de cada día. Su madre regentaba además una tienda de comestibles, frutería Etelvina, junto al Hotel Esperanza. También recuerdo nuestros veranos en Valencia de Don Juan, cuando íbamos con nuestras familias.

Javier era un crío inquieto, pero muy responsable. Prueba de ello es que el sacerdote de Salinas le encargó la organización de la tómbola, con la que consiguió recaudar lo suficiente para poder instalar la calefacción en la iglesia parroquial. Imagino que ya veía en él la seriedad para poder llevar la iniciativa benéfica a buen puerto. Javier puso todo su empeño, lo que incluyó el reparto de papeletas por todas las casas para promocionar la tómbola, ya entonces, en plena adolescencia, empezaba a ser un afamado relaciones públicas y muy eficiente gestor.

Con sólo 17 años, recién acabado el Bachillerato Superior, empezó a trabajar en un banco. A pesar de su juventud, fue muy aplicado, eficiente, y diría que hasta «repunante», de esos que no cierra la puerta hasta que todo el trabajo está hecho y bien hecho. Así que en el banco, en el que estuvo 13 años, le fue bien y ganó puestos con rapidez. Pero como también era un incorformista, un buen día pidió la excedencia y viajó por toda España probando en otros destinos profesionales, durante 33 años más.

En 1974, cuando yo acababa de cumplir los 18 años, me llevó con él a Ciudad Real, para iniciar mi primer trabajo y mi primera experiencia lejos de mis padres en una Agrupación Temporal de Empresas, de la que Javier era Director Administrativo, y que tenía la misión de construir el oleoducto Puertollano-Loeches. Nunca olvidaré las experiencias vividas, en un momento en el que todo era nuevo para mi y Javier hizo conmigo el papel de padre y hermano. En aficiones, compartimos nuestro gusto por la buena música e ir a conciertos. Creo que el último que vimos juntos fue uno de Serrat en Santander.

Manuel Ángel González - primo de Javier Vidal