Las margaritas

Eduardo Muñoz
Eduardo Muñoz ÁREA PEQUEÑA

AZUL CARBAYÓN

16 sep 2016 . Actualizado a las 16:59 h.

A riesgo de que a los más jóvenes les suene a batallita de abuelo Cebolleta, la visita del próximo domingo a Getafe me trae al recuerdo con gran frescura los partidos que en mi infancia jugaba nuestro Oviedo en dicha localidad madrileña. Aunque no ha pasado tanto tiempo ?o puede que sí y ocurra que uno no lo quiere reconocer?,  no hace tanto que en nuestro país el fútbol se jugaba los domingos por la tarde, con todos los encuentros a la vez, salvo el que era televisado, que sólo era uno por jornada, y alguna peculiaridad que hacía que en unos pocos sitios se pusiesen los partidos los domingos por la mañana, huyendo de la coincidencia con los grandes clubes de la ciudad. Así, por ejemplo, en Madrid era una tradición que se convirtió en ley que el Rayo Vallecano disputase sus encuentros como local en Vallecas los domingos por la mañana, lo mismo que solía ocurrir con el San Andrés en Barcelona.

En la década de los años setenta, con su irrupción en la 2.ª División, nos percatamos de que lo que pasaba con el Rayo iba a ser también común en Getafe, acostumbrándonos a que, cuando tocaba rendir visita a dicha localidad, el partido sería en la matinal dominical. Era pues otra oportunidad, de las escasas que había, para poder escuchar la narración íntegra de un partido del Oviedo a través de algún enviado especial de una radio local, pues jugando en el horario habitual, los domingos de tarde, no existía esa posibilidad y no había más opción que la de escuchar alguno de los carruseles que informaban de las incidencias en todos los campos en los que se disputaban partidos simultáneamente, que daban escasa información de los choques de 2.ª División.

Aquel Getafe, que disputaba sus partidos en el campo de Las Margaritas, no era el Getafe C.F. al que nos enfrentaremos el próximo domingo, sino el Getafe Deportivo que, tras unos años de brillantez militando en la categoría de plata del fútbol español, desapareció allá por 1983, víctima de los problemas económicos, como tantos otros.

Será por lo que llevamos lidiado en los últimos años con el Real Oviedo, luchando para evitar su desaparición, que somos muchos los oviedistas que prestamos especial cuidado con estas cosas, rebelándonos ante quienes le quitan importancia, defendiendo que los equipos nacidos tras desapariciones de los conjuntos históricos en las distintas localidades son los mismos, como si nada hubiese pasado. Entre el empecinamiento de algunos en mantener a capa y espada fechas fundacionales sin la menor base documental, como si el haber nacido dos o tres años antes concediese una categoría especial, y los que llevan el inicio de la entidad a la fecha de la primera vez que se practicó el foot-ball en la ciudad, aunque fuesen múltiples las sociedades que lo hicieron sucesivamente a lo largo de los años (hay casos sangrantes como el del Málaga C.F., fundado en 1994 y que proclama sin el menor rubor haber nacido en 1904), somos muchos los que nos sublevamos. No hemos pasado por lo que hemos pasado en la capital del Principado como para que nos digan que si el engendro que se nos quiso imponer en 2003 hubiese ganado la guerra, sería el mismo Real Oviedo que nació el 26 de marzo de 1926.

El del domingo en el Coliseum Alfonso Pérez será nuestro segundo partido liguero en dicho campo contra el Getafe C.F. (contra su filial también jugamos más recientemente en el mismo escenario), tras el que disputamos en la triste temporada 2002/03 que concluyó en tablas (1-1). Y seguramente se va a parecer muy poco a aquellos choques de mi infancia que escuchaba pegado al transistor en un horario, tan poco habitual entonces, como era un domingo por la mañana, confiando oir en la narración que se había producido un gol en Las Margaritas, rezando para que el autor fuese Alarcón, Galán, Iriarte... o cualquiera que vistiese la camiseta oviedista, que no la azul, pues había y seguirá existiendo coincidencia de colores.