Tras seis jornadas consecutivas sin perder, los de Fernando Hierro se enganchan a la parte alta de la tabla
31 oct 2016 . Actualizado a las 11:43 h.Pocos podían vaticinar en el mes de septiembre cuál sería la dinámica del equipo a lo largo del mes de octubre. El Oviedo cuajó un inicio de liga pobre en fútbol y más pobre aún en resultados. En las seis primeras jornadas, el conjunto azul solo consiguió sumar 5 puntos de 18 posibles, unas cifras que les condenaban a la parte baja de la clasificación y les situaban fuera del descenso gracias al golaverage.
Como ya ocurriera en mayo de 2015, Cádiz fue un punto de inflexión. Ante los malos resultados, Fernando Hierro sacó su libreta de entrenador y demostró la relevancia de su experiencia en este mundillo. Decidió tomar las riendas y apostar por un cambio de planteamiento. Una rectificación en toda regla, algo que hoy en día escasea en el fútbol nacional.
Aquel 25 de septiembre en el Ramón de Carranza, sorprendió a propios y ajenos empleando un 4-1-4-1 que terminaría siendo la clave del éxito. Desde entonces el Real Oviedo no ha parado de puntuar. Cuatro victorias y dos empates convirtieron octubre en un mes de esperanza para la parroquia carbayona.
Ahora, con la llegada de noviembre, el equipo marcha cuarto en la clasificación, a un punto del ascenso directo y a siete de aquellos puestos de descenso que tanto preocupan. Cierto es que el juego del equipo no ilusiona y en ocasiones los partidos se hacen largos, pero el rugir del Carlos Tartiere en el partido ante el Tenerife deja constancia de una sintonía entre aficionados y equipo que solo se consigue a base de resultados.
El Real Oviedo tiene un objetivo a medio plazo y no es otro que el de regresar a Primera División. Esta temporada la plantilla ha sufrido una profunda reforma y es lógico que aún haya que encajar ciertas piezas -jugadores como Diegui o Jorge Ortiz aún no han debutado en liga-, pero, mientras que encajan y no, que continúe la racha.