Trece años después del fallecimiento del jugador del Real Oviedo los aficionados le homenajean en las redes sociales
08 nov 2016 . Actualizado a las 13:00 h.El 8 de noviembre de 2003 la tragedia sacudía al oviedismo. Después de un inicio de siglo para olvidar, con dos descensos deportivos y uno administrativo, el destino golpeaba al Real Oviedo dónde más le podía doler. Uno de los valientes que defendería el escudo carbayón por los campos de Tercera División fallecía tras tener un accidente de tráfico. Armando Barbón, extremo izquierdo de 19 años, viajaba en un coche con 4 amigos cuándo el vehículo se precipitó por un puente a la altura de Mieres y cayó a la autopista.
Tres de los jóvenes fallecieron, entre ellos el canterano azul. Desde ese instante, el fútbol pasó a un segundo plano. Los problemas económicos y deportivos dejaban de ser una preocupación para una afición estremecida después de ver cómo se marchaba Dubovsky en el año 2000 y Armando en el 2003.
El joven canterano era una de las esperanzas del Real Oviedo en su travesía por el barro. Tras destacar en las categorías del club, y tras un paso de un año por el cadete del Valencia, el de Turón entró en los planes de Rivas para sacar al equipo adelante. Y lo más importante, el Oviedo entró en los planes de Armando en una época en la que era difícil apostar por el Tartiere y en la que acechaba la sombra del ACF. Llegó a disputar seis partidos con el primer equipo antes de su fallecimiento y dos años después del accidente, el Real Oviedo decidió poner un busto en una de las esquinas del Fondo Norte para homenajear al futbolista.
Ni club ni afición olvidan la figura de este joven que formaba parte de un grupo dispuesto a darlo todo por salvar del abismo a un club histórico. Desde entonces es común escuchar el «Armando te quiere la gente del Tartiere» en las gradas del feudo oviedista, como lo es ver las muestras de cariño de los aficionados a través de las redes sociales cada 8 de noviembre.