Luces y sombras de una temporada decepcionante

AZUL CARBAYÓN

Ana Bravo Mediavilla

El Real Oviedo se volvió a quedar en la orilla y no cumplió su objetivo de disputar el playoff

11 jun 2017 . Actualizado a las 09:17 h.

10 de Junio de 2017. 22:25 horas. Con el 0-2 al Elche llega a su fin la segunda temporada del Real Oviedo en el fútbol profesional tras el retorno de hace dos años en el Carranza. Otro final como el del pasado año que deja un mal sabor de boca en su tramo más decisivo. Se repitieron los fantasmas de la liga de Egea - Generelo. Los azules tenían todo de cara para no volver a tropezar en la misma piedra del curso anterior. Pero la realidad es que, aún sin saber por qué, te encontraste en una situación casi idéntica a la acontecida hace un año.

Por aquellas fechas se cerraba la liga ya sin opciones, y Osasuna te ponía colorado haciéndote un 0-5, con mucho canterano en el campo como «premio» y algunos pesos pesados tapados en el palco por decisión de Generelo. Luego lo que ocurrió en sala de prensa está ya más que contado. Se prometió un entrenador con mano dura y una nueva plantilla donde su continuidad no residía en tener contrato en vigor o no.

La realidad fue otra, muy diferente. Llego un técnico sin experiencia, con un discurso marcado para cada una de las 42 jornadas ligueras, y que no supo llevar a buen puerto a una plantilla que también puso de su parte para no conseguir el objetivo fijado por todos: entrar en el playoff. En cuanto al grupo, tras el polvorín con Egea se mantuvo al grueso de la plantilla sumándole bastantes jugadores cedidos, y quizás esa conjunción no fue la que necesitaba el conjunto azul para el proyecto de CARSO de devolver al equipo a Primera entre 3 y 5 años.

Hasta 16 incorporaciones hizo el club, y si bien muchas rindieron a buen nivel, como Juan Carlos, baluarte en la portería, Torró, que mantuvo una buena línea durante casi todo el año, Costas, imprescindible en la zaga, o Borja Domínguez, que dio otro aire al juego del equipo hasta la lesión, también se dieron casos extraños como los de Nando, Carlitos, Pereira, Ortiz o Nespral, que a día de hoy siguen sin tener una explicación coherente.

Tras varios vaivenes en la primera mitad del curso, con un tramo final de 2016 encajando goleadas a domicilio inexplicables y sonrojantes, el nuevo año comenzó con una racha en casa para enmarcar, coincidiendo con la visita de equipos de la parte alta como Cádiz, Getafe o Girona, que sucumbieron al «efecto Tartiere». Pero el Oviedo tiraba por la borda fuera todo lo cosechado en casa. Un equipo inoperante lejos de La Ería, que daba la sensación de salir al campo a que transcurriesen los minutos más que a conseguir la victoria.

Tampoco nos engañemos con el Oviedo que vimos este año. En casa mantuvo una muy buena línea de resultados, pero el juego nunca existió y los goles llegaban gracias a un Toché, de lo mejor de la temporada con sus 17 goles, que metía todo lo que tocaba. Cuando tus armas para ganar se basan casi exclusivamente en lo que haga tu delantero estrella, corres el riesgo de quedarte sin balas cuando a este le falla la puntería. Eso es lo que ocurrió en el tramo decisivo de liga. Al equipo le falló la efectividad en casa, y fuera, aunque parezca mentira, fue todavía a peor.

El Caso Erice fue la gota que colmó el vaso a un final de temporada que recordó mucho al anterior, y que tras dos intentos fallidos no puede volver a repetirse. Agarrarse como consuelo cuando vienen mal dadas al «acordaros de donde venimos» o «hace poco tiempo estábamos en el barro» hace un flaco favor al oviedismo, que no puede vivir en la eternidad de ese discurso manido, simplón y conservador.

Lo mejor sin duda volvió a ser la afición. Esta afición incondicional que apoyó todo el año sin descanso, merece una renovación de ilusiones acorde a su nivel. CARSO entonaba el mea culpa con el «lo siento» de Arturo Elías en twitter tras el encuentro en Elche. Esperemos que el club haga todo lo posible para traer al entrenador idóneo para la 2017/18. No hay margen para más experimentos en el banquillo. En cuanto a la plantilla, todo está en el aire. A partir del lunes se empezarán a tomar decisiones de renovaciones, rescisiones y fichajes. Lo que parece muy claro es que Jon Erice no vestirá más la camiseta azul. Se termina una temporada de algunas luces y bastantes sombras, donde el Oviedo volvió a morir en la orilla cuando mejor lo tenía, otra vez.