Con permiso

MIGUEL VICENTE OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Gol Mossa Real Oviedo Sporting Carlos Tartiere derbi.Instante del segundo gol del Real Oviedo frente al Sporting
Instante del segundo gol del Real Oviedo frente al Sporting LFP

Artículo de opinión de Miguel Vicente

07 feb 2018 . Actualizado a las 20:33 h.

La presente temporada comenzó un poco al trantrán para el Real Oviedo. Nada raro también hay que decir entre los equipos de Anquela. Una filosofía y un sistema de sacrificio como el que marca el técnico jienense no es fácil ni rápido de implantar.

Durante las jornadas de asimilación de conceptos de comienzo de temporada hubo aficionados que entre la marcha irregular del Real Oviedo y la mirada de reojo al Real Sporting de Gijón, que por aquel inicio se mostraba como un conjunto sólido, pensaron que difícilmente podríamos competir con los equipos que estaban en la zona noble de la clasificación al comienzo del curso.

Puede ser que por eso aficionados del Real Sporting de Gijón valorasen la celebración del gol del empate de Toché en el Molinón como demostración de ser un equipo menor.

Nada más lejos de la realidad, la reivindicación de aquel gol tenía mucho más fondo de lo que suponía sumar un punto fuera de casa. Punto que por cierto, para si quisieran algunos de los visitantes que han pasado por el Carlos Tartiere.

Aquella celebración escondía un mensaje de reivindicación. Suponía gritar un ya estamos aquí, un habéis competido muchos años en categorías superiores a las que competía el Real Oviedo, pero ahora nos podemos mirar a los ojos. Reivindicación de que ya no habría motivos para que la prensa regional antepusiera las noticias del equipo gijonés ante las del carbayón si en realidad no tenían más relevancia.

En definitiva, que ya no había nada que pudiésemos envidiar del conjunto gijonés, toda vez que además de compartir categoría profesional, el Real Oviedo se había deshecho de una deuda millonaria a pesar de que desde el 2003 hasta el 2015 no se había pisado el fútbol profesional y que además, sin haber alcanzado aún la Primera División, la masa social del Real Oviedo estaba en el mejor momento de su historia. Con una afición que apostó y apuesta por su equipo como pocos clubes pueden presumir en todo el mundo. Una afición de soldados al servicio de la causa.

Se empeñaron desde muchos sectores, algunos con altavoces y plumas interesadas, en menospreciar todo el sentimiento y desprendimiento de lastre que suponía aquella celebración. Qué equivocados estaban.

Tanto se equivocaban y tanto se comentó dicha situación que casi me veo en la obligación de preguntar si ahora, tras el derbi del Carlos Tartiere y la más que merecida victoria Del Real Oviedo podemos celebrarlo o tenemos que pedir permiso a alguien.

Si el seguir de lleno en la pomada de la lucha por el ascenso directo es razón suficiente, si tener una plantilla con la que se identifica la grada es razón suficiente, si la ilusión porque llegue el siguiente partido sabedor de que ganaremos o perderemos pero el equipo se dejará la piel en el campo es razón suficiente.

Mientras todos los que criticaron aquella celebración piensan si ahora estamos en nuestro derecho o no de volver a celebrar, mi consejo para la parroquia carbayona es que disfruten, en silencio o en voz alta, pero disfruten, que los tiempos de sufrimiento ya han quedado atrás y todo indica que lo que puede venir será el premio definitivo y merecido a todo lo vivido.

Disfruten y recuerden todos. No fue un gol...fue un mensaje.