Kafka, ya puedes cambiar de equipo

MIGUEL VICENTE OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Perea Servando gol Cadiz Real Oviedo.Servando y Perea celebran un gol del Cadiz
Servando y Perea celebran un gol del Cadiz LFP

Artículo de opinión de Miguel Vicente

15 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante muchos años la afición oviedista ha vivido como en una novela escrita por Kafka. Víctima de frustraciones e impotencia, ante situaciones difíciles e imposibles de controlar por sí misma. Dramas en los que habitualmente los astros se alineaban para que si algo podía ser especialmente hiriente, pasase de la manera en que ese dolor fuese lo más inciso posible.

Era habitual un descalabro deportivo en el peor momento y sobre todo ante el «peor rival». Era habitual también que los protagonistas de las derrotas fuesen personajes a los que la afición carbayona no tuviese presente en sus oraciones. Y por supuesto, que exjugadores del conjunto azul marcasen goles en los enfrentamientos que disputábamos frente a sus nuevos equipos.

De unos años a esta parte, parecía que Kafka se había alejado de nuestro trayecto, pues eran muchos «días de la verdad» en los que el Real Oviedo había dado la cara, muchos partidos sin grandes tragedias y muchos encuentros sin goles de exjugadores.

Es por ello que una gota de sudor frío arrolló por mi espalda cuando Servando marcó el gol que a la postre supondría la derrota en Cádiz. De repente volví al 2007, la peor temporada deportiva en la historia del club. Temporada en la que se consumó el único y lamentable descenso deportivo a Tercera División. Aquel año fichamos dos atacantes del Díter Zafra: Raúl Castillo y Servando.

El resultado de aquellos fichajes fue acorde al rendimiento del resto de la plantilla, paupérrimo hasta el punto de acabar penúltimo en la tabla, únicamente por encima del Amurrio. 

Raúl Castillo acabó la temporada con 3 goles. 2 fueron los anotados por Servando.

Es verdad que de aquella plantilla todavía hubo jugadores que tuvieron una carrera deportiva profesional, caso sobre todo de Michu o Manu Lanzarote. Lo que pocos pensábamos es que 11 años después de aquella temporada, Servando fuese el capitán del Cádiz. De un Cádiz que pelea por ascender a Primera División. Más sorprendente si cabe fue que ya no ocupaba la mediapunta, ¡se había reconvertido a central!

Sólo podía pasarle al Oviedo que un exdelantero suyo reconvertido a central anotase un gol que supusiese una derrota. Menudo viaje en el tiempo habíamos dado, ni Marti McFly abordo de su Delorean.

Podía durar mucho esa sensación, pero de repente me acordé de una cosa: Esta temporada creo firmemente en el trabajo de Anquela, en el proyecto deportivo, austero pero eficaz, en las decisiones tomadas por el club en el ámbito institucional. Por un momento parecía que podíamos volver a las andadas de las penurias, pero no.

Este club ya no tiene miedo de nada ni de nadie. Este club está preparado para luchar contra lo que se le ponga por delante y, ante todo, este club está en disposición de decir: Kafka, ya puedes cambiar de equipo.