Analizamos los mayores problemas que tuvo el Real Oviedo en la derrota con los pucelanos
23 abr 2018 . Actualizado a las 21:26 h.El cambio de esquema que Juan Antonio Anquela estrenó en el Anxo Carro de Lugo trajo dos victorias en dos jornadas, pero el inmaculado historial desde entonces se rompió el viernes al caer con el Valladolid en el Carlos Tartiere. Analizamos qué le pasó al conjunto azul y qué debe mejorar en los próximos partidos.
Sin ideas ante un rival encerrado
Sergio González lo tuvo claro desde el principio y el Valladolid saltó al césped del Tartiere obligando al conjunto local a llevar la iniciativa. Los pucelanos, aunque tenían más necesidad que los carbayones, de sumar los tres puntos para no descolgarse de la zona alta, sabían de las dificultades del Oviedo en ataques posicionales y no dudaron en ceder territorio.
Con varios ojos encima de Saúl Berjón, Luismi y Míchel Herrero formaban un doble pivote muy cerrado que, con la ayuda de la zaga de cuatro, sacaban a la luz los problemas del centro del campo azul con balón. El esférico no llegaba casi nunca a los mediapuntas azules y Folch y Mariga tampoco encontraban la solución.
El Valladolid hizo daño con poco
Algo tan simple (y tan complicado de realizar bien) en el juego del fútbol como el 'dentro-fuera' fue lo utilizó el Valladolid para hacer sangre en el entramado carbayón. El doble pivote y Óscar Plano combinaban con facilidad, el Oviedo no sabía como apretar y el hueco siempre aparecía en los costados, donde Toni Villa y Hervías supieron jugar el mano a mano con los laterales locales.
A todo esto hay que añadir la constante movilidad de Jaime Mata. El madrileño demostró por qué es uno de los mejores arietes de la categoría e hizo sudar de lo lindo a los potentes centrales azules. Si bien en el primer tiempo Carlos y Forlín supieron frenar al '9' blanquivioleta, tras el paso por los vestuarios el ex del Girona comenzó a hacer más daño, sacando a los centrales de sitio y permitiendo que Villa y Hervías recibiesen en posiciones favorables.
Batman sin Robin
La pareja Saúl Berjón-Mossa ha sido uno de los tándems más efectivos de la Segunda División 17/18. Desde la banda izquierda, el ovetense y el valenciano sembraron el terror en prácticamente todos los rivales del Real Oviedo y se consagraron como la principal fuente de juego del equipo azul.
Con la llegada del 4-2-3-1, Anquela apostó por Christian para el lateral zurdo. La decisión seguramente se basó en alcanzar el deseado equilibrio entre defensa y ataque, algo de vital importancia para el míster al perder un hombre en la zaga y ganar otro en la media punta. Si bien dicha elección (como la de Cotugno en la otra banda) dio sus frutos ante Lugo y Nàstic, cuando ha llegado un rival que exigía más al ataque del Oviedo se le han visto las costuras.
Es obvio que Saúl cada vez tiene más problemas para recibir en situaciones de ventaja debido a los intensos marcajes de los que es víctima, y quitarle a su socio preferido parece un peaje demasiado caro a pagar por los carbayones. A estas alturas de competición, está claro que el mejor jugador del Oviedo es menos decisivo si le quitas a su mejor aliado.
