Analizamos en cinco claves la victoria del Real Oviedo ante el Lugo
17 feb 2021 . Actualizado a las 09:24 h.Se trataba, única y exclusivamente, de ganar. Que no es poco. Seis partidos sin conseguir la victoria y la sensación, sobre todo en las últimas jornadas, de que todo lo construido durante la temporada se estaba derrumbando. Lo individual empezaba a chirriar y, por tanto, lo colectivo se resentía. Los fantasmas del pasado amenazaban con volver y eso solo se cura con una victoria. Y llegó ante el Lugo. Era irreal pensar que el Real Oviedo podía, de un día para otro, recuperar las sensaciones y ganar haciendo un partidazo. Eso ya llegará. Ganar de cualquier manera para volver a ser lo que eras, así se puede resumir la victoria azul del lunes.
Un error en cadena que pudo costar muy caro
Un par de balones largos a Leschuk y otros tantos a Barreiro, ambos sin peligro alguno para Cantero y Femenías. Así había empezado el Real Oviedo-Lugo en el Carlos Tartiere. No estaba pasando nada cuando los gallegos marcaron un gol que pudo ser la muerte para los azules. Y llegó, como viene siendo habitual, tras una serie de errores importantes en la defensa carbayona. Empezando por el despeje, arte que solo Grippo parece dominar en la zaga oviedista.
Saque de banda en corto de Campabadal para Juanpe, que sin controlar antes manda un balón largo hacia Barreiro. El delantero rojiblanco midió mal, pero Christian, en un mal despeje, se la regaló. Apertura a la izquierda del ariete y campo abierto para el Puma Rodríguez. Cuando el panameño inició la carrera, Juanjo Nieto estaba en buena posición para defenderle. Pero le defendió mal. Reculó, reculó y reculó y, cuando llegó el momento, se centró más en tapar la banda que su portería. Canella, que llegó a última hora, no era una amenaza real para Femenías. El disparo sí. Y, previo bote, gol.
Brotes verdes en el ataque posicional
Sigue habiendo incongruencias, como balones largos hacia Leschuk sin que el equipo acompañe o diagonales imposibles desde Christian y Grippo, pero el Oviedo, en salida de balón, no fue el de las anteriores jornadas. La luz empieza a asomar y la figura de Sergio Tejera vuelve a cobrar peso. Y también la de los laterales. Durante la temporada, ha sido habitual ver a Juanjo Nieto metido por dentro mientras que Sangalli daba la amplitud. Ante el Lugo, y en varios momentos del encuentro, esto ocurrió en ambos flancos.
Tejera, mucho más funcional que Edgar (fallón en el pase, más de diez pérdidas) partiendo desde la base, les da otro aire a los inicios del Oviedo. Multiplica sus opciones de elegir la opción correcta. A partir de esa línea de tres junto a los centrales, Ziganda diseñó varios movimientos que acababan con Mossa y Nieto por dentro y Borja y Sangalli pegados a la cal, haciendo dudar a los dos hombres de banda del Lugo. Amagar por dentro para hacer daño por fuera, con Nahuel y Leschuk fijando a centrales. Así respondió el conjunto carbayón al 0-1.
Borja Sánchez, de nuevo importante
El Oviedo necesita a la mejor versión de Borja Sánchez. El COVID-19 y los altibajos futbolísticos lo han impedido durante meses, pero el ovetense ya está de nuevo en dinámica y tiene que dar el salto. Ante el Lugo, aunque le sobró la última media hora, se acercó a esa figura de amenaza constante desde el flanco izquierdo. Al menos en el primer tiempo. Y Mossa, el lateral del Oviedo que más le puede aportar en la faceta ofensiva, le ayudó. El partido iba por el minuto 40 y todo lo relevante del Oviedo en ataque se había cocinado por la izquierda.
Borja Sánchez ante Campabadal, con Mossa como cebo. Unos cuatro centros salieron de las botas del ovetense y el valenciano, aunque ningún atacante azul supiese aprovecharlo en zona de remate. Borja, rey del amago, hacía dudar a Campabadal, duda que se multiplicaba por dos cuando aparecía Mossa por fuera. Arrastre y vía libre para un Sánchez que, de cara a puerta, no lo terminó de aprovechar. En una de esas llegadas, esta vez con Nahuel de protagonista, surgió el saque de esquina que acabó en el penalti que anotó Tejera.
El regreso, esta vez sí, de Sergio Tejera
Ya con el empate en el marcador, el partido avanzaba con el Oviedo ganando protagonismo. Los inicios eran mejores, pero cerca del área rival todavía fallaba ese control o último pase clave. Las acciones que general las ocasiones claras, en definitiva. Tras el descanso, el segundo tiempo comenzó como lo hizo el primero, con imprecisiones desde la primera línea y sin un dominador claro.
Era la hora de Sergio Tejera. El capitán, titular en las derrotas ante Albacete y Cartagena, marcó el 1-1 y fue metiéndose en el partido. Poco a poco, pase a pase. No dominó al nivel de hace unos meses, pero sí se fue asentando como el centrocampista con más peso del partido. Mientras los demás corrían mucho, seguramente demasiado, a él no le hacía falta. No perdía el balón y lo recuperaba pronto. Incluso se animó a caer en la banda izquierda, su lugar favorito a la hora de hacer dudar a las defensas rivales. Borja, como ya le pasó en el primer tiempo con Mossa, no lo acabó de aprovechar, pero el desajuste generado en el Lugo invita al optimismo.
El querido y odiado balón parado
Tras tantos puntos tirados de la misma forma, era de justicia que el Real Oviedo se llevase un partido de esta manera. Estaba siendo mínimamente superior al Lugo, pero las ocasiones claras no llegaban. Fue entonces cuando Leschuk, desaparecido en gran parte del encuentro, forzó una falta en una de sus pocas caídas a la banda. Nahuel la puso plana y, de los seis que estaban al remate, marcó el que partió desde más atrás. Primer tanto de la temporada para Christian.
El Oviedo hizo lo más difícil y al Lugo, que no es que tuviese su día precisamente, le costó un mundo dar réplica. Algún que otro centro lateral repelido por la zaga azul y el balón parado. Los azules, temerosos debido a la sangría de las últimas jornadas, salieron vivos de dicho aspecto. También Femenías. Ziganda recurrió a su comodín preferido, un Javi Mier que aportó frescura y dinamismo en el carril central, y el equipo carbayón cerró el partido con el tanto de Juanjo Nieto. El juego como consecuencia de los goles, esta vez tenía que ser así. Fuenlabrada será la primera plaza en la que corroborarlo.