La rúa del ascenso del Real Oviedo congrega a miles de personas en la calle

La Voz OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

El Real Oviedo, liderado por la figura de Santi Cazorla, festeja este domingo con una rúa por las calles de la capital asturiana el ascenso a Primera División
El Real Oviedo, liderado por la figura de Santi Cazorla, festeja este domingo con una rúa por las calles de la capital asturiana el ascenso a Primera División j.l.cereijido | EFE

Oviedistas toman el centro de la ciudad para festejar el regreso a Primera División del conjunto azul

22 jun 2025 . Actualizado a las 18:24 h.

La locura se mantiene desatado en la capital del Principado desde que ayer acabó la final del play-off de ascenso y miles de personas celebran en la calle el ascenso a Primera División del Real Oviedo.

El autobús descapotable que lleva a los futbolistas azules partió del Carlos Tartiere esta tarde, pasadas las 17.15 horas y, aunque la gran mayoría de la gente se concentra en la calle Uría y en la plaza del Ayuntamiento de la capital, los aficionados azules se sumaron al trayecto del autobús ya en el descenso de Fuertes Acevedo.

Mientras en la plaza del Ayuntamiento ya estaba cortado el acceso debido a las más de 5.000 personas que estaban ante el balcón, Santi Cazorla, sentado al fondo del autobús, manejaba el micrófono junto a Paulino, Aarón Escandell, Costas y Pomares.

Cientos de personas escoltaban al autobús de camino a la calle Uría y Santi Cazorla seguía llevando el protagonismo de la fiesta, cantando micrófono en mano todas las canciones icónicas para el oviedismo.

Con Paunovic, técnico azul, ocupando uno de los sitios delanteros del automóvil mientras observaba a la afición carbayona por las calles de la ciudad, el autobús del Real Oviedo llegaba a las 18:00 horas a la calle Uría, corazón de la capital del Principado,

El Asturias patria querida, el Volveremos de Melendi y el himno del Real Oviedo fueron las canciones más escuchadas en el último tramo del autobús, donde miles de personas ya esperaban a los jugadores abarrotando las calles y culminando el trayecto en una plaza del Ayuntamiento en la que no cabía ni un alfiler