La euforia económica y constructora acabará en una gran crisis al final de una década en la que conocimos a la futura reina asturiana, Letizia Ortiz
03 may 2023 . Actualizado a las 10:31 h.A lo largo de los 2000 se va fraguando, bajo la especulación y la euforia constructora y bancaria descontrolada, la peor crisis económica que España vivió desde la depresión de 1973.
En el año 2002 entrábamos en el euro y con ello unificábamos aún más nuestros lazos con Europa. Ya no existían fronteras interiores, ni aranceles, ni siquiera política monetaria más allá de la del Banco Central Europeo. Nos costó un poco adaptarnos a la nueva moneda y dejar atrás la querida peseta, y seguimos durante un tiempo haciendo mentalmente la conversión de lo que las cosas nos costaban. Pero la vida continuó.
En mayo de 2004 se producía un acontecimiento trascendente, más en lo social que en lo político, y significativo para Asturias: el príncipe Felipe contraía matrimonio con la asturiana Letizia Ortiz, periodista de TVE y ovetense de nacimiento. La boda royal muy seguida y acaparó grandes titulares y numerosas páginas de este periódico. Al fin y al cabo, iba a convertirse en la primera reina consorte asturiana en muchos siglos.
En 2005 publicamos al menos dos buenas noticias: en julio comenzaba la tan esperada obra de perforación del túnel de Pajares, que iba a salvar el enorme obstáculo de las montañas para el tren de conexión entre Asturias y la meseta. Sin embargo, la colosal obra, además de un elevadísimo coste económico, aún tardará casi dos décadas en ser completado, dada la complejidad técnica y económica del proyecto.
La segunda buena noticia es la victoria del asturiano Fernando Alonso en el mundial de Fórmula 1, un escaparate mundial del deporte que, si no nos mejoró la vida, sí entretuvo e hizo feliz a mucha gente.
Asturias avanzaba a un ritmo razonable. La inauguración de Laboral ciudad de la cultura y la puesta en marcha de obras importantísimas como el Centro Niemeyer o el nuevo Hospital Central de Asturias marcarán sin duda la década.
Pero todo llega a su final, y los dos últimos años de los 2000 nos bajarán a la dura realidad. En 2008 se produce el estallido de la llamada «burbuja del ladrillo» que se había venido gestando desde, al menos, quince años antes. Terminaban los años felices, era momento de shock económico, laboral y social y tiempo de replantear el futuro.