Un derrumbe de madrugada obliga a desalojar a vecinos de la barriada de Pumarabule

S.D.M. REDACCIÓN

COMARCAS

Un estruendo despertó a los habitantes del bloque, que pasaron la noche en un hotel. «No volvemos. Una vez avisa. Dos no», claman los vecinos

19 oct 2016 . Actualizado a las 13:00 h.

Los vecinos se despertaron sobresaltados a las cuatro de la mañana. Un estruendo hacía presagiar malas noticias. Así fue. El bloque de la barriada de Pumarabule (Siero) afectado por las grietas desde hace casi dos décadas y con riesgo de ruina, había sufrido nuevos derrumbes. Las tres familias de los dos portales más afectados que aún permanecen en sus casas fueron desalojadas y pasaron el resto de la noche en un hotel de La Pola. Se niegan a regresar. «No volvemos. Una vez avisa. Dos no», claman. 

Hasta Pumarabule se desplazaron de madrugada dos dotaciones de bomberos del Sepa, Guardia Civil y Policía Local. «El que avisa no es traidor», señala un vecino que recuerda las advertencias de los vecinos desde hace años. «Se oyeron varios ruidos estremecedores en el edificio. Me levanté de la cama asustado y me encontré varias grietas en casa y azulejos en el suelo. Apenas me abre la puerta principal», detalla David Feito, que vive en el bloque afectado con su hijo. En el exterior se encontró más de lo mismo, más grietas, «las escaleras y las paredes reventadas y lo peor de todo el sótano desplomado con tabiques y puertas, varios bloques de hormigón en el suelo». Es pesimista sobre el futuro del edificio, porque «el desnivel del edificio aún más afectado». Ahora toca que los técnicos municipales revisen todo el edificio para saber si está en ruinas o si los vecinos pueden regresar a sus casas. Ellos no son muy partidarios. Tienen miedo. No es la primera vez que pasan la noche en un hotel.

Los problemas de esta barriada minera se remontan a hace dos décadas. Entonces aparecieron la primeras grietas. Inicialmente se reforzaron los cimientos y se adoptaron algunas medidas estructurales. No funcionaron. Posteriormente, comenzó un tira y afloja entre administraciones para ver qué alternativa se daba a los vecinos, si se construían nuevas viviendas. En 2009, un derrumbe obligó a desalojar varios portales. Después de un mes y con un informe en la mano de los técnicos municipales, que decía que no había peligro de desplome, porque una medianera sostenía el edificio, fueron volviendo. No regresaron todos. Algunos optaron por las viviendas de emergencia del Ayuntamiento de Siero. Otros querían estar en casa. 

Entre fallecimientos y traslados, solo resisten tres familias. Todos el embrollo administrativo ha derivado en una cesión de terrenos para la construcción de viviendas en Pumarabule. A los propietarios les tasarían su actual piso y deberían abonar la diferencia de lo que cuesten los nuevos. Esta solución no les satisface del todo. «¿Cuánto vamos a tener que pagar? Si algunos estamos aquí es porque no nos podemos pagar una casa en otro sitio», recuerdan.