Denuncian olores y vibraciones de una lavandería en Ribadesella

S.D.M. REDACCIÓN

COMARCAS

Fachada del edificio de Ribadesella en el que han abierto una lavandería.Fachada del edificio de Ribadesella en el que han abierto una lavandería
Fachada del edificio de Ribadesella en el que han abierto una lavandería

La familia ha abandonado el piso que se encuentra sobre el negocio y denuncia que el ayuntamiento no atiende sus quejas

09 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vibraciones constantes, ruidos y un fuerte olor a disolvente. Esas son las tres razones fundamentales por las que la familia de Julia Fernández ha tenido que salir del piso de Ribadesella en el que pasan desde hace años los meses de verano. La razón es que en el bajo se ha instalado una lavandería que, en plena temporada alta, trabaja de ocho de la mañana a diez de la noche. Ha denunciado los hechos ante la Policía Local y también ante el ayuntamiento sin ningún resultado hasta el momento. Lo único que han conseguido aclarar es que el establecimiento no tiene licencia de actividad definitiva sino que opera con una declaración responsable, a la espera de que se tramite el permiso definitivo. Esta familia exige que se impongan todas las medidas correctoras porque en la actualidad es imposible convivir con las molestias.

Julia Fernández señala que el negocio se ha instalado y ha realizado alguna reforma estructural sin permir permiso a la comunidad de vecinos, que ya tiene convocada una reunión para abordar el tema. Hasta el momento, su familia, que es la más afectada al estar justo encima, es la que ha realizado las primeras gestiones. Agentes de la Policía Local ya han pasado por el inmueble y han elaborado un informe. Sin embargo, los denunciantes desconocen su contenido. También han llamado al Ayuntamiento de Ribadesella pero nadie ha dicho nada. «El problema, nos dicen, es que en la oficina técnica están de vacaciones y no hay nadie que pueda venir a medir los ruidos y ha emitir un dictament», explica con impotencia.

En pleno mes de agosto, con la fiesta de Les Piragües de por medio, la lavandería ha estado a pleno rendimiento y las vibraciones, precisa, han sido insorportables. También se queja de los vahos de disolvente que salen por las rendijas instaladas en la fachada de este edificio de cuatro alturas, situados en la confluencia de las calle Pin de Pría y Ricardo Cangas. Esas rejillas son, precisamente, los cambios estructurales en el inmueble que también denuncia la familia de Julia Fernández. «Es una instalación precaria. Tendría que tener una conducción en condiciones», insiste.

La familia tiene otro temor añadido. Explica que el edificio es antiguo y su instalación eléctrica también. Así que no está muy convencida de que la seguridad sea la más adecuada.