Policías locales de Siero denuncian agravios en la gestión de su comisaria

Susana D. Machargo REDACCIÓN

COMARCAS

Policía Local de Siero
Policía Local de Siero Ayuntamiento de Siero

CSIF ha puesto en manos de un abogado las comisiones de servicio y hasta permisos de lactancia. Cuentan algún episodio rocambolesco de vigilancia con el jefe

22 jul 2018 . Actualizado a las 00:38 h.

Las aguas bajan revueltas en las policías locales de Asturias. Primero el Principado anunció su intención de publicar un decreto en el que asume y unifique las oposiciones de acceso. Después la operación Enredadera atrapó al comisario de Oviedo, José Manuel López. Hace apenas unos días, la asociación de jefes y mandos de Policía Local de Asturias (Ajempol) anunció que iba a denunciar a la Fiscalía de Asturias las prácticas de conducción de un grupo de agentes de la Escuela de Seguridad del Principado de Asturias, centro sobre el que confluyen fuerzas divergentes. Ahora son un grupo de agentes de la Policía Local de Siero los que ponen sobre las mesas nuevas denuncias, en concreto, contra su comisario, José Enrique Fernández, que también es miembro de Ajempol. Hablan de puestos creados a la medida que no aparecen en la relación de puestos de trabajo (RPT), de tramitaciones más que dudosas de permisos, incluso de vigilancias nocturnas con sorpresa incluida. Policías afiliados a CSIF han presentado escritos, denuncias en los tribunales y exigen explicaciones. Por el momento, han recibido pocas.

Este sindicato hace menos de un año que se ha implantado dentro de la Policía Local de Siero pero cuenta entre sus filas con agentes con una larga trayectoria e, incluso, con experiencia sindical. Aseguran que dieron el paso después de ver agravios comparativos y problemas que no se estaban resolviendo de manera adecuada. Sin embargo, este paso al frente parece haberles pasado factura. Alguno de ellos ha sido obligado a cambiar de destino después de 18 años en un mismo puesto. Esto lo único que ha hecho ha sido animarles a continuar. Una vez que están en el camino aseguran que no se detendrán.

El listado de denuncias

Los delegados sindicales Fidel Fernández y Sergio Luaces, y el secretario del CSIF, Juan Ignacio Villa, reconocen que el ambiente que reina en la comisaría no es el mejor. Uno de los motivos de malestar entre los compañeros es el uso que el comisario hace de las comisiones de servicio en otros concejos, donde las horas, además, están mejor pagadas que en Siero. Ese es el caso de Noreña o Llanera. «Esos trabajos que suponen un sobresueldo interesante para todos se utilizan como premio o castigo», explican. Las listas de los agentes beneficiados son casi idénticas, una vez tras otra, y los críticos nunca están en ellas.

CSIF entró por la puerta grande en noviembre de 2017. Lo primero que hicieron sus delegados fue recusar al comisario de Siero que había sido designado por el comisario de Oviedo para un tribunal para una plaza a la que aspiraba, precisamente, uno de sus agentes de la comisaría sierense. «Nos crucificó», reconocen. Desde entonces, las relaciones no han sido nada fluidas. Pero eso no es lo realmente importante. No se quejan por temas que entran más dentro del ámbito de lo privado pero sí por todo lo que oficialmente han ido viendo después.

Ahora tienen sobre la mesa un contencioso por al modo en el que se ha concedido un permiso de lactancia. Denuncian que no se tramitó de manera adecuada y que, además, se excedieron los días a los que el agente tenía derecho. Señalan que la petición se cursó de una manera completamente diferente al resto, tal y como se lleva haciendo desde hace años, y que se intercalaron otra serie de permisos en medio de los días acumulados por las horas de lactancia, por lo que terminó sumando más jornadas de las que le correspondían. Aunque CSIF ha preguntado este tema al Ayuntamiento de Siero no ha obtenido respuesta, así que ha seguido el camino de los tribunales. Lo único que pide es que se cumpla de manera escrupulosa la ley, del mismo modo para todos.

Otro tema de confrontación son los puestos que ha creado el comisario y que no aparecen en la RPT. Los agentes asignados a esas plazas de nueva creación tienen horario de oficina, no trabajan ni fines de semana ni festivos pero, dicen los responsables de CSIF, siguen cobrando todos los complementos como si los estuvieran haciendo. Una que les parece especialmente grave es la del encargado de ratificar con su firma las denuncias de la zona azul. Este policía tendría, por tanto, que trabajar las horas necesarias para que esa obligación quedase cubierta cada vez que hay una multa pero no siempre así.

El enfrentamiento ha ido creciendo a medida que se han ido presentando las denuncias. Los responsables del CSIF han consultado con el abogado del sindicato varios asuntos que consideran graves. Uno de ellos es la denegación de las horas sindicales a las que tienen derecho por convenio. También le han llevado ese listado con las comisiones de servicio de los últimos cinco años, por si pudiera haber un delito de malversación por la forma en la que se están utilizando ese tipo de horas, premiando a unos sobre otros. La tensión es grande y reconocen que hay compañeros que se han afiliado pero que han pedido discreción absoluta. Han ordenado que no se les cargue la cuota a través de la nómina, para que el comisario no se entere, y pagan directamente en el banco, explican. No les extraña. Fidel Fernández señala que su traslado de La Pola a Lugones se produjo precisamente 24 horas después de presentar la denuncia por el caso de la lactancia.

Más curioso es lo que les sucedió a Juan Ignacio Villa y su compañero Sergio Luances, que patrullan juntos. En un turno de noche se les asignó una vigilancia especial un poco insólita. En un día de semana tenían que vigilar un punto concreto de El Berrón, de tres a cinco y media de la madrugada, en el que no había absolutamente nada, salvo viviendas y comercios. Preguntaron la razón para saber con exactitud a qué tenían que prestar atención. Nadie supo decírselo. Era un encargo del jefe. Ya en pleno servicio comenzaron a inquietarse cuando un coche negro pasó una, dos y hasta tres veces. Nerviosos se pusieron en guardia para ver quién iba en el interior. «Era el jefe en el coche de su mujer. Cuando llegó a nuestra altura vimos que tenía levantado el móvil apuntando hacia nosotros, como grabándonos», explican. Nunca han podido aclara qué pasó exactamente, aunque lo han preguntado. Pero tienen una idea bastante firme de qué estaba pasando.

Sus denuncias tienen una finalidad: que la gestión del cuerpo se atenga a la legislación en todos sus términos y que sea igual para todos, sin agravios comparativos, sin premios ni castigos.