Los calamares gigantes de Luarca cumplen diez años en Washington

D. GAYOSO LUARCA / LA VOZ

COMARCAS

George Bush asistió a la inauguración de la exposición en el Smithsonian

23 jul 2018 . Actualizado a las 08:46 h.

Estar en la capital de los Estados Unidos y no visitar el Smithsonian es como estar en Ribadeo y no conocer la playa de As Catedrais. El mayor museo de historia natural del mundo, ubicado a diez minutos de la Casa Blanca, cuenta en su interior con un pedacito del Occidente asturiano.

Este mes de julio se cumplen diez años de la llegada a Washington de dos calamares gigantes cedidos por el Cepesma de Luarca para su exposición. Fueron transportados de la base de Rota a tierras americanas en un C17, que en aquel momento era uno de los aviones militares más grandes que tenía el ejército norteamericano.

«Durante varios días estuvimos pensando en cómo llevar los cefalópodos a Washington. Todo cambia cuando un día recibo la llamada del coronel del Ejército del Aire y me dice que quieren ser ellos los que hagan ese transporte. Lo tomo a broma pero con el paso de los minutos me doy cuenta que lo que parecía ficción… se convierte en realidad», recuerda Luis Laria, el responsable de los calamares gigantes.

La misión, denominada Operación Calamari, comenzó cuando Laria apareció frente a la base militar de Rota con los dos calamares. Estaba cerrada a cal y canto porque era 4 de Julio, festivo en Estados Unidos por ser el día de la Independencia del país. Tocó esperar al día siguiente para hacer la entrega. Los calamares fueron subidos a bordo del C17 introducidos en una urna hecha especialmente para el viaje y capaz de soportar la presión atmosférica del vuelo. A su llegada hubo que cambiar el líquido que conservaba los calamares en el interior de las urnas por otro que emplean la Nasa en operaciones espaciales.

Fue en ese momento cuando ya estuvieron listos para su exposición, lo que en su momento supuso un auténtico acontecimiento en el país.

El presidente George W. Bush acudió a la inauguración de la muestra y la capital norteamericana se llenó de publicidad con la palabra Luarca en grande. El museo Smithsonian había conseguido su gran objetivo de exponer dos calamares gigantes perfectamente conservados, lo que les permitió jubilar el que tenían hasta ese momento, prácticamente podrido y sin atractivo.

Millones de visitantes

Durante esta década ambos ejemplares han sido vistos y estudiados por millones de personas. Hay que tener en cuenta que la entrada a la mayoría de museos en la capital es gratuita.

La repercusión económica para el Cepesma fue clara, con el ingreso de una importante cantidad de dinero, miles de euros, que Cepesma, ahora inmerso en otra negociación, prefiere no desvelar. Pero mayor ha sido el impacto turístico que, aún a día de hoy, generan los calamares para Luarca y el Occidente astur. Hace poco una responsable del museo publicó en Internet una carta hablando de los cefalópodos y de su transporte y desveló en qué se habían inspirado para acometer la Operación Calamari. Tomaron como ejemplo a la orca más famosa del cine, la del film Liberad a Willy. Keiko, así se llamaba su protagonista en la vida real, también fue transportada en un avión del ejército.