«Debe haber una reserva estratégica de carbón y quien se oponga debería ser juzgado por alta traición»

Carmen Liedo LANGREO

CUENCAS

José Manuel Zapico, secretario general de Comisiones Obreras del Nalón.José Manuel Zapico, secretario general de Comisiones Obreras del Nalón
José Manuel Zapico, secretario general de Comisiones Obreras del Nalón

El secretario general de CCOO del Nalón defiende con uñas y dientes el futuro de las cuencas. Critica que Javier Fernández se embarque en «luchas palaciegas» y no se centre en Asturias

17 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Zapico (Langreo, 1977) es secretario general de Comisiones Obreras del Nalón desde noviembre de 2008 y aunque el sindicato permite a sus dirigentes estar 12 años en el cargo, él ha decidido no hacer uso del tercer mandato al entender que «es importante la renovación de responsabilidades». No se presentará a la reelección en el congreso que la Unión Comarcal del Nalón celebrará el 7 de marzo de 2017 y, aunque no desvela si se presentará a suceder a Antonio Pino al frente de Comisiones Obreras de Asturias (pese a que su nombre es uno de los que suenan para ese cargo), señala que «desde Comisiones Obreras del Nalón van a apostar por un proyecto de cambio que genere ilusión y capacidad de influencia. Entre tanto, valora positivamente el que la central sindical haya dado la cara en todos los conflictos que durante los últimos ocho años han surgido en esta cuenca, siendo motor de todas las movilizaciones.

-En aproximadamente un mes cumplirá ocho años al frente de la unión comarcal de CCOO del Nalón ¿qué balance dejan estos dos mandatos?

-El balance de mi experiencia en lo personal es positivo, por el aprendizaje constante al que estás obligado al representar una organización sindical como CCOO, con una amplia afiliación y una amplia representatividad en los centros de trabajo. No en vano, Comisiones es el primer sindicato del país, lo que es un aliciente para aprender todos los días y tratar de mejorar y dar el mejor servicio a la afiliación y a los trabajadores. Y, por otro lado, agridulce ante una situación de crisis económica brutal que nos toca vivir y tratar de dar respuesta a todos los ataques que sufrieron los trabajadores en la comarca. Nos marchamos satisfechos porque nadie puede decir que CCOO no dio la cara en todos y cada uno de los conflictos políticos y sociolaborales que se dieron en la comarca.

 -Cuando se puso al frente de la unión comarcal planteaba no pocos objetivos. ¿En qué grado diría que están cumplidos y cuál es ese que aún no se ha cumplido?

-Nos planteábamos objetivos ambiciosos, para abrir una nueva etapa, recuperar participación y un modelo sindical combativo. En ese ámbito interno, el grado de satisfacción respecto a los objetivos es alto porque tenemos un sindicato muy vivo, que como dio la cara en todos los conflictos, que un buen número de militantes participa en la gestión diaria de manera voluntaria y altruista y cuya seña de identidad es la militancia o valores como la solidaridad. Nos planteamos objetivos hacia fuera de mayor representatividad, que nosotros la medimos en términos de afiliación, de elecciones sindicales y de influencia social a través de la movilización o de la negociación. En este terreno, tenemos también un balance satisfactorio. En la crisis económica, perdimos afiliación, fruto del desempleo que se dio en la comarca. Es la tónica general de la organizaciones sindicales. Pero en representatividad, a través de las elecciones sindicales, estamos muy cerca de ser el primer sindicato también de la comarca. En influencia social no hubo movilización en la CCOO no fuera el motor, tanto para la defensa de los puestos de trabajo como en reivindicaciones sociales. En el debe, tenemos que no fuimos capaces de convencer, y es un déficit y una lástima, al conjunto de las administraciones locales, de los ayuntamientos, de la necesidad de abrir espacios de diálogo comarcal que permitiese al Nalón recuperar el peso económico que antaño tuvo en el conjunto de Asturias. Nosotros defendemos que no hay territorio sin futuro, sino territorio sin proyectos, sin estrategias, y no fuimos capaces de atraer a esa visión de conjunto a las administraciones locales. Buena parte de las razones por las que nos encontramos cifras de desempleo y de precariedad, de desigualdad se debe a una falta de planificación del territorio desde una visión conjunta. Que administraciones locales, agentes sociales, sindicales, empresariales, vecinos? pudiésemos dialogar y diseñar estrategias de futuro.

 -En este tiempo CCOO del Nalón ha estado muy comprometido con los problemas sociales del valle. ¿Ha cambiado el concepto de sindicato? ¿Va más allá de las cuestiones laborales?

-Sí. Nosotros intentamos hacer ver que hoy en día no sólo se disputa la renta en los centros de trabajo a través de la negociación colectiva, mejores salarios o mejores condiciones de trabajo, sino que también es fundamental que el sindicato tenga un modelo de sociedad en el que se apueste claramente por la igualdad. Eso pasa por disputar también fuera del trabajo la distribución de las rentas, a través de una mayor redistribución de la riqueza. Por eso defendemos una organización sindical donde lo laboral vaya coordinado con la perspectiva sociopolítica de una sociedad con más derechos y más igualdad, mediante la defensa de los servicios públicos, las inversiones públicas y un diseño de la sociedad que defendemos. CCOO del Nalón ha jugado un papel importante en estos últimos años no sólo en el conflicto laboral, sino en la exigencia de equipamientos públicos que generan empleo y actividad económica y formar un diseño del futuro que nos gustaría que hubiera en las comarcas mineras. Es decir, que el sindicato no queda sólo queda en el centro de trabajo defendiendo los derechos laborales, sino que además sale a la sociedad con fuerza a disputar derechos para mejorar la calidad de vida de los trabajadores.

 -En los últimos meses los sindicatos han sido noticia por casos de corrupción. Aquí en las cuencas, mismamente, por el Caso Villa. ¿Cree que ha perjudicado la imagen de las centrales sindicales?

-Sin duda. Lo primero que hay que decir es que en CCOO ha habido malas prácticas individuales, en ningún caso tramas de corrupción, pero que son indeseables y no se pueden consentir. Hay que erradicarlo de manera clara y contundente, porque ese tipo de personas están echando por la borda el esfuerzo militante y el trabajo de miles y miles de sindicalistas que de manera desinteresada ofrecen su trabajo en beneficio de los trabajadores y de la sociedad en general. Es una pena y una lástima que ese tipo de actitudes individuales manchen a una organización sindical que mayoritariamente tienen personas que son un ejemplo de buenos trabajadores y de buenas personas, que sacrifican sus vidas personales en pro de una sociedad más justa. Evidentemente, que en la otra central mayoritaria, con la influencia que tuvo este señor, tanto en lo sindical como en lo político durante los últimos 30 años, se destape un caso de presunta corrupción tan grave, de manera inevitable contribuye a potenciar la campaña de desprestigio que la derecha económica lanzó durante la crisis contra las organizaciones sindicales. Prácticas como la del caso Villa son incompatibles con el sindicalismo, que debe caracterizarse por la honestidad y la integridad. Atributos que no se predican, se practican.

-Después de los casos de corrupción en los sindicatos, ¿CCOO considera necesaria una campaña para lavar su imagen?

-La crisis económica ha cambiado muchas cuestiones y las organizaciones sindicales que aspiren a ser mayoritarias y a jugar un papel protagonista en la sociedad en los próximos años también tienen que cambiar de manera importante. CCOO ha abierto un debate bajo la denominación Repensar el sindicato, para desde la participación de la afiliación, y abierto a la sociedad en general, se puedan diseñar estrategias de cambio en la forma de hacer sindicalismo pero manteniendo el fondo de ser una organización combativa y transformadora, con más derechos y más igualdad.

 -¿Y diría que quizá a la gente le duele más si cabe esa deslealtad porque las políticas de reindustrialización no han surtido efecto?

-Es todo uno. Yo diría, por una lado, que la fallida reindustrialización de las comarcas mineras es responsabilidad de la torpeza de las administraciones políticas que la gestionaron, que lo hicieron de espaldas al tejido social de las comarcas, sin planificación, sin coordinación, sin complementariedad, y junto con la complicidad de empresarios cazasubvenciones, que sólo buscaban el beneficio rápido y sin riesgos alejados de posiciones más correctas de generar un tejido económico alternativo y estable.

 -Después de varios planes del carbón con millones y millones de fondos mineros, ¿qué se puede hacer ahora cuando la minería se extingue?

-Se pueden hacer muchas cosas. Nosotros estamos convencidos de que vivimos en unas comarcas con un buen número de oportunidades para vivir y para trabajar en ellas. Su ubicación geográfica, su paisaje, su paisanaje, sus recursos naturales, su experiencia industrial forman un conjunto de opciones que pueden permitir perfectamente asentar población y crear empleo. Ahora bien, no tenemos una fórmula mágica, porque siempre huimos de las verdades absolutas y nuestras propuestas van en el camino de buscar consensos y diálogo. Creemos que es fundamental una planificación coherente y sostenible del territorio y eso se hace desde el diálogo, con sus gentes, que han de ser los verdaderos protagonistas. Nosotros siempre decimos que no hay territorio sin futuro, sino sin proyectos y para aquel barco que no sabe a dónde va nunca soplan buenos vientos. De ahí nuestra insistencia, machacona, de ese foro de participación para la planificación de la comarca, donde cada protagonista pueda aportar sus ideas y sus proyectos. En 2010 ya lo diseñamos con aquel documento Estrategias de futuro para una comarca en crisis, donde diseñábamos el modelo económico y de servicios que vislumbrábamos como futuro, con el Paisaje Protegido de las Comarcas Mineras, la Reserva de Redes, con una cabecera de la comarca industrial pero integrada en una ciudad que garantizase unos mínimos estándares de calidad de vida. Apostamos por unas comunicaciones rápidas y fluidas con el centro de Asturias a través del ferrocarril, autobuses interurbanos que fuesen protagonistas de una movilidad sostenible y económicamente asequibles para la población, recuperación de espacios degradados para diseñar actividades y ocio.

 -Pero para esto haría falta un dinero que ahora parece complicado que llegue.

-La primera experiencia que tenemos que sacar de los últimos años es que tuvimos dinero y no lo aprovechamos. Defendemos la idea de que queremos saber en qué vamos a gastar el dinero antes de preocuparnos de dónde lo vamos a obtener, y defendemos que, para planificar y desarrollar estrategias de futuro para la comarca, es más importante la voluntad política y social de hacerlo que los recursos económicos. Hay cuestiones que se pueden ir haciendo a través de los presupuestos ordinarios de las administraciones implicadas y de la inversión privada, que puede llegar si sabemos aprovechar los recursos endógenos del territorio. Vamos, yo no me preocuparía tanto del dinero si no sabemos en qué emplearlo que, además, suele ser una excusa para evitar hablar de lo importante.

 -Por tanto, ¿cuáles son los retos en los que deben trabajar los agentes políticos, sindicales y sociales de la comarca?

-En la planificación de la comarca nosotros seguimos defendiendo un ayuntamiento único, que genere más ingresos y menos gastos, servicios públicos de mayor calidad. Permitiría planificar el territorio de manera coherente y cohesionada y recuperar el peso de la comarca en el conjunto de Asturias, lo que significaría que los servicios que se están dando en las diferentes localidades, no sólo se mantendrían, sino que tendrían más recursos para poder potenciarlos.

 -¿Hay que resignarse a que a las cuencas les va a quedar de mineras sólo el sobrenombre?

-No, al menos algunas personas pensamos que es imprescindible que el Estado español mantenga una reserva estratégica de carbón, porque no hacerlo sería tanto como renunciar a nuestra soberanía energética, puesto que el carbón es la única materia prima de carácter fósil que tiene el estado para generar electricidad y otros bienes. Renunciar a la soberanía energética sería tanto como renunciar a nuestra soberanía nacional con un mapa geopolítico en el que España no puede permitirse depender de terceros países o de lobbies económicos para una cuestión tan básica como es la generación eléctrica. No nos resignamos y seguiremos defendiendo con vehemencia, y hasta el último aliento, que debe haber, una vez realizado el ajuste, que ya está hecho, una reserva estratégica que garantice empleo estable y con derechos, que garantice una actividad económica en unas comarcas mineras ya muy castigadas y que garantice la soberanía nacional del país. Quien no entienda ese argumento y se oponga debería ser juzgados por delitos de alta traición porque los presos de las puertas giratorias de las empresas eléctricas están poniendo al país de rodillas.

 -El panorama nacional no es muy halagüeño para estos territorios. Un año de gobierno en funciones con Europa ordenando cierres y un plan del carbón incumplido. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

-Llegamos a esta situación porque tenemos consejos de gobierno que en vez de defender los intereses de la mayoría social defienden los intereses de minorías económicas, y en vez de consejos de gobierno son consejos de administración de lobbies económicos. Lo vimos el sábado anterior con el golpe de estado que hubo en Ferraz.

-Por cierto, IU ha admitido que fue un error no firmar el pacto por la minería. ¿Sirve de algo ahora el arrepentimiento?

-Errores y contradicciones los cometemos todos. Lo importante es darse cuenta de ello y rectificar y, en un tema como la minería del carbón en que necesitamos una mayoría política y social en su defensa, no sobra nadie. Ojalá se arrepintiese también el Gobierno actual y sectores del PSOE que en 2010 apoyaron a Almunia. Ojalá mirasen hacia atrás, reconociesen que aquello fue un error y se sumasen a quienes en las comarcas mineras defendemos la minería.

 -Acom y los sindicatos han hecho un llamamiento a la movilización de los municipios mineros. ¿Aún sirven de algo las movilizaciones?

-Siempre, lo que no sirve para nada es no hacer nada. Entendemos que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Cada uno vamos a jugar nuestro papel y defender aquello en lo que creemos. Las organizaciones sindicales y el tejido social de las comarcas mineras creemos que tenemos argumentos suficientes para hacer entrar en razón a los gobiernos que están comprando carbón manchado de sangre a lobbies económicos en vez de apostar por el carbón autóctono. Las movilizaciones siempre rentan porque generan las condiciones necesarias para defender los derechos y en este caso el sector de la minería del carbón, estratégico y estable para el futuro, y además unas movilizaciones que van a ir encaminadas a que se cumpla lo acordado y lo pactado. Por tanto, son unas movilizaciones que tienen todo su sentido y su razón de ser.

-En estos días la noticia es la «bronca» en el PSOE y Asturias ha entrado en escena porque nuestro presidente regional se ha puesto al frente de la gestora. ¿Cuál es su postura, o la postura del sindicato, al respecto?

-Estamos radicalmente en contra de las dobles responsabilidades de gobierno y de partido. Entendemos que Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias, debería centrarse en el cometido para el que se presentó a las elecciones que es gobernar Asturias, que con las tasas de desempleo, de precariedad laboral y de pobreza tiene que centrar todos sus esfuerzos y sus cinco sentidos en solucionar los problemas de la gente. No entendemos que dedique un solo minuto de su tiempo a las luchas palaciegas de su partido, porque eso, una vez más, va a llevar a que tengamos un presidente del Principado que anteponga los intereses partidistas a los intereses generales, y nos parece un fraude democrático. Lo del anterior sábado en Ferraz es un episodio más en el saqueo que están haciendo los lobbies económicos y los que aplican políticas de derechas al país: privatizaciones, desempleo, desahucios, entrega de dinero a fondo perdido a la banca... En el momento en que se pudiese vislumbrar una opción democráticamente elegida de un gobierno que antepusiese la mayoría social a todo este orden de cosas, pues han entrado en actuación lo más rancio de la dictadura de los mercados y han ejecutado un golpe de estado para evitar que en el Gobierno de España tan siquiera se pudiera pensar que otro tipo de políticas son posibles.

 -¿Cual es su opinión en lo que respecta a unas terceras elecciones?

-Soy de los que defiende que es muy sano votar y es muy sano ejercer el derecho al voto, independientemente de cuantas veces se tenga que hacer. No hay que tener miedo a lo que salga de las urnas, porque será lo que libremente la ciudadanía haya elegido. Por lo tanto, ante un escenario político de bloqueo no creo que se deba tener miedo a lo que el pueblo pueda decidir. El miedo a que el PP pueda llegar a la mayoría absoluta es una excusa de mal pagador, y lo que no se puede es traicionar los propios ideales fruto del miedo a que la gente exprese libremente su voluntad. Me parece antidemocrático.

 -En lo que respecta a su sindicato, Antonio Pino ha anunciado que dejará la secretaría general en 2017. ¿Cree que ese momento de cambio será un momento delicado para el sindicato?

-Lo vemos como un momento de oportunidad y de ilusión para abrir una nueva etapa de participación y de lucha. Es normal que cuando se finaliza una etapa de 12 años y en un proceso congresuales se puedan producir tensiones. Pero Comisiones Obreras tiene una profunda tradición democrática. Las tensiones no me cabe duda de que se van a resolver desde la legitimidad democrática y la discusión legítima de proyectos que buscan todos mejorar la acción sindical de CCOO.

 -En breve se convocarán de nuevo elecciones al cargo de secretario general para esta Unión Comarcal. ¿Volverá a encabezar la lista o aspira a dar el salto a nivel regional?

-Hemos convocado para el 7 de marzo el Congreso de la Unión Comarcal, porque a nivel confederal se han retrasado todos los congresos seis meses. En lo personal, acabo una etapa. Creo firmemente en la limitación de mandatos, y creo que ocho años son suficientes aunque en CCOO podrían ser hasta doce. Nosotros siempre defendimos ocho y, aunque son doce, no voy a hacer uso del tercer mandato. Creo que lo coherente es hacer lo que se defiende y en este caso ocho años son suficientes para ostentar una misma responsabilidad, porque es importante la renovación de responsabilidades y que otros compañeros y compañeras puedan hacerse cargo de las labores de dirección, me parece muy saludable. Desde Comisiones Obreras del Nalón vamos a apostar por un proyecto de cambio para Comisiones Obreras de Asturias, un proyecto que genere ilusión y capacidad de influencia social, un modelo combativo y en definitiva que se abra una nueva etapa de participación y de lucha para que CCOO en Asturias también sea el primer sindicato, al igual que lo es en el resto del estado español, para ser la mejor herramienta que tienen los trabajadores para defender sus derechos y combatir el paro, la precariedad, la pobreza... Es el momento de hablar de ideas y no de nombres y, por tanto, en ese proyecto de cambio que queremos impulsar voy a ser uno más, porque lo importante son los equipos y los proyectos colectivos. En definitiva, es el momento de hablar del sindicato que queremos, no de las personas.