Javier Fernández aboga por el desarrollo del campus de Barredo

Carmen Liedo REDACCION

CUENCAS

El presidente del Principado estuvo arropado por históricos socialistas al recibir de la medalla de Mierenses en el Mundo pero en acto en el que no hubo representación de la FSA

24 jun 2018 . Actualizado a las 18:07 h.

Javier Fernández, presidente del Principado, recibía este domingo la Medalla de Oro de los Mierenses en el Mundo y lo hacía en un clima de afecto tras el polémico boicot que hace unos meses se organizaba en un grupo de whatsapp en los tiempos de crisis socialista y, por tanto, de tensión en el núcleo de la FSA. Ciertamente no hubo presencia de la ejecutiva de la federación del PSOE asturiano en un acto tan simbólico, pero el representante regional estuvo acompañado de varios de los consejeros del actual gobierno autonómico, además de por otros históricos socialistas como Vicente Álvarez Areces, Antonio Trevín, Antonio Masip o Jesús Gutiérrez, su mano derecha. Javier Fernández aprovechó su discurso para presentar a los más de 300 asistentes a la entrega de estos premios sus recuerdos de los 23 años que vivió en Mieres y para trasladarles su visión actual de la villa. En el desglose de mejoras del concejo, el presidente del Principado se refirió al desarrollo «que aún no ha alcanzado ni de lejos» el campus universitario pero que «puede y debe lograr», un desarrollo «que a mí, a quien nació y creció en estas calles, me gustaría que alcanzase», señalaba el dirigente regional. Estas palabras pueden entenderse como un posicionamiento a que el Grado de Deportes se implante en Barredo para hacer crecer el campus cuando el Principado se había mantenido hasta el momento al margen de una decisión que descargaba en la Universidad de Oviedo.

La expectación para este acto fue máxima, tanto que la directiva de los Mierenses en el Mundo tuvo que organizar la asistencia a partir de la solicitud de invitación para ajustar la afluencia al aforo del Auditorio Teodoro Cuesta. La particularidad de esta décima edición de los premios era precisamente que se concedía la Medalla de Oro al presidente del Principado, una distinción que sólo se había concedido en otra ocasión durante esta década y fue al Padre Ángel. Además, en esta gala se hizo entrega del premio Mierense en el Mundo a Eduardo Álvarez Gil, fisio del Mancherter City F. C.; del Mierense en el Mundo a la Solidaridad a las monjas Sor Teresita y a Mª Amor de la Santísima Trinidad; el accésit a Concha L. Sarasua; y el Embajador de la Mierensía 2018 a José Menalva Cogollu.

La entrega de la Medalla de Oro al presidente del Principado hizo que  el acto contara con una mayor presencia de políticos socialistas afines a Javier Fernández, que quisieron acompañarle en un día tan señalado para el responsable regional. Así, entre los asistentes se encontraba el ex presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces; el ex diputado socialista, Antonio Trevín; el portavoz del PSOE en la Junta General, Marcelino Marcos; los consejeros de Presidencia y Educación, Guillermo Martínez y Genaro Alonso;  los directores generales de Comercio y Turismo y de Minería y Energía, Julio González Zapico e Isaac Pola; además de Jesús Gutiérrez, su mano derecha. Antes de la gala, Fernández se declaraba «muy agradecido y muy contento» por el premio que le concedía la Asociación Mierenses en el Mundo y evitó hablar «de presencias ni ausencias» centrándose en «agradecer que me hayan hecho este reconocimiento» para el que con modestia señalaba «seguramente no tengo muchos méritos». Sin embargo, el presidente del Principado reconocía que «pocas cosas son más satisfactorias para alguien que que le den un reconocimiento en su propio pueblo».

El presidente del Principado fue el último en recibir el galardón de manos de la presidenta de Mierenses en el Mundo, Dolores Olabarrieta, en esta gala de entrega que siguió con atención y que él cerró con mucha emoción y lágrimas en los ojos al reconocer ante los asistentes que «el hijo de Manolo y Lucita, que tan orgullosos se sentirían, vive hoy uno de los días más especiales de su vida». Pronunciaba estas palabras para terminar un discurso con el que hizo un esbozo del Mieres que recordaba desde que en su niñez «por las intrincadas callejas de Requejo» hasta los 23 años cuando se fue a vivir a Gijón por el traslado a Uninsa de su padre. Pese a irse de Mieres, Javier Fernández ha dicho que «nunca he abandonado su mundo. Ni he podido ni he sabido ni he querido jamás dejarlo fuera de mi memoria llena de recuerdos» porque, además, «de ese tiempo son mis mejores amigos».

El mismo ha dado cuenta también de los cambios que ha sufrido «una de las grandes capitales de aquel auge minero y fabril» en la que en la actualidad «ya no se oyen los resoplidos del tren, ni marca las horas la sirena de la fábrica, las aguas turbias del río bajan claras y el valle no está sembrado de castilletes». Fernández se ha referido al Mieres de ahora como «más pequeño y limpio, mejor comunicado a tiro de piedra de Oviedo y Gijón, con un buen hospital y un campus universitario» que ha lamentado que aún no haya alcanzado, «ni de lejos», el desarrollo «que puede y debe lograr». Con este apunte, el presidente del Principado incluía un toque de actualidad en su discurso dada la polémica existente entre Mieres y Gijón por la implantación del Grado de Deportes, algo en lo que la administración regional no había querido entrar dejando la decisión en manos de la Universidad de Oviedo.

Por último, el representante regional instó a los mierenses a no quedarse «prendidos en la melancolía de lo que fuimos, aquel poderoso par de metal y carbón» porque ha reconocido que «hoy vivimos un mundo muy diferente» en el que «el futuro es menos previsible». Y aunque Javier Fernández entiende que «la despoblación, el declive y el desempleo» son «la herencia inevitable de los territorios que impulsaron la primera, desordenada y decisiva industrialización de nuestro país», el mismo ha reivindicado «el derecho a que nos escuchen» dejando claro que «en el presente no renunciamos al futuro ni olvidamos el pasado».