Adolfo Sotelo Vázquez: «El manuscrito inédito de Cela hubiera sido una novela apasionante»

Uxía López Rodríguez
Uxía López PADRÓN / LA VOZ

CULTURA

Las 23 páginas de la obra inacabada están en la fundación de Padrón, aunque el nobel usó una parte en el relato «Dos cartas»

15 jun 2016 . Actualizado a las 07:42 h.

En una caja en la Fundación Camilo José Cela de Iria-Flavia, en el municipio coruñés de Padrón, con otros «propósitos poco desarrollados» del escritor, estaba un «pequeño manuscrito» inédito y de 23 páginas -más tres que transcriben, en tamaño folio, alguna de sus partes a máquina- procedentes de un cuaderno cuadriculado de formato escolar, que contiene el principio de una novela inacabada del autor, cuya existencia hizo pública uno de los estudiosos que más saben de la obra del premio Nobel, Adolfo Sotelo Vázquez (Madrid, 1953), hijo de gallegos. Sotelo, que se ha pasado meses -«si sumamos las semanas»- estudiando los fondos de la fundación, es el director de la cátedra Camilo José Cela de Estudios Hispánicos; catedrático de Historia de la Literatura Española y director del departamento de Filología Hispánica de la Universidad de Barcelona, desde donde atiende la llamada de La Voz. El manuscrito inédito, germen de la novela inacabada que iba a llevar por título Un marino mercante -subtitulada Historia de los siete amores de Don Evaristo o crónica del vilano y las doncellas- está catalogado y «bien conservado». Cela lo deja de lado en el otoño del 1945, cuando considera su principal tarea la redacción de La colmena.

-¿Dónde descubrió el manuscrito inédito de Cela?

-El manuscrito estaba en la Fundación Camilo José Cela. Gracias a Fernando Huarte, que es el mejor conocedor de la bibliografía de Cela depositada en la institución padronesa, supe de su existencia hace doce años, si bien era conocedor del proyecto porque tanto en las páginas de crédito de Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944) como en las de Mesa revuelta (1945) se citaba la novela Un marino mercante como obra en preparación. En mi libro Camilo José Cela. Perfiles de un escritor (Renacimiento, 2008) mencioné su existencia y la materia de la que trataba. Desde que Huarte me habló de ella, me interesé por el manuscrito, por su génesis, por su historia y por su proyección en la obra de Cela, puesto que una parte de dicho manuscrito se convirtió en el cuento Dos cartas, publicado inicialmente en el diario Arriba [28-VII-1946], cuando la novela perdió su viabilidad definitivamente.

-El manuscrito, ¿permanece en la fundación de Padrón?

-Sí. Allí debe permanecer, al igual que el resto del legado. Y Galicia no lo debe perder de ninguna de las maneras. Cuando en mayo se celebró en Madrid el simposio internacional Cela, cien años más, yo mismo le comenté a Covadonga Rodríguez [subdirectora de la Fundación Cela] que le trasladara al presidente de la Xunta la necesidad de preservar el legado del escritor, por ser un patrimonio importantísimo y excepcional.

-¿Cuál es la importancia del manuscrito en la obra del escritor?

-Creo que este breve manuscrito da fe de varias cuestiones básicas del primer Cela, el joven escritor de los 40. En primer lugar, reafirma la exuberante potencia creadora de Cela en esos años, con su voluntad firme de ser escritor. En segundo lugar, la diversidad de caminos que exploró siempre en su narrativa. En Un marino mercante la referencia es Valle-Inclán y la literatura de las Sonatas y de La guerra carlista. Y en tercer término, ofrece una muestra más de la preocupación de Cela por consolidar sus creaciones con editores importantes, en este caso, Saturnino Calleja, quien por cierto le había anticipado una cantidad de dinero por esa novela que nunca llegó a buen puerto. Su curiosidad está en la temática que trata, la vida de un antepasado, Evaristo Montenegro de Cela, tío abuelo del escritor. Además de marino mercante, sentimental y casquivano, era un elegante prosista. La saga de los antepasados gallegos de Cela siempre fue una obsesión, emulando en este aspecto cierto perfil de la obra de Valle.

-El manuscrito tiene 23 páginas, el germen de una novela, ¿pero se adivina en ellas si sería una buena obra?

-Creo que hubiese sido una novela apasionante. Tenía que ver con los antepasados gallegos del escritor y con un mundo (la segunda mitad del XIX) que ya había interesado a uno de los grandes maestros de Cela, Valle.

-¿Y se intuye si le serviría para sacudirse la fama de autor pesimista que le había puesto la crítica tras la publicación de sus dos primeras novelas?

-Eso quería el joven Cela. Lo anotó en el manuscrito, para que constase en la faja que habría de llevar la novela al publicarse. Cela estudiaba todo lo relacionado con la edición de un libro con una precisión absoluta.

-¿Cree que todavía hay más material inédito de Cela?

-Alguno, muy poco. En breve quiero publicar un grupo de poemas que aún no han visto la luz. Uno de ellos, bastante mediocre, dedicado a Valle.

-Usted es uno de los mayores expertos en la vida y obra del escritor gallego. ¿Queda mucho por estudiar sobre Cela?

-Los estudios serios y rigurosos sobre Cela están todavía por llegar. Tras las adivinaciones iniciales de críticos como Vilanova y Castellet, creo que hay que considerar los estudios de Sobejano, Urrutia y Darío Villanueva. Quedan muchas leguas críticas que recorrer antes de adentrase en el poliedro Cela.

-Trabaja en una biografía de Cela, ¿cuándo se publicará?

-Me horrorizan los libros oportunistas. He publicado cientos de páginas sobre Cela en revistas especializadas, pero no tengo cerrado el trabajo. De momento procuraré publicar dentro de este año del centenario un tomo que quiero titular La ascensión de un escritor. Camilo José Cela (1934-1956), es decir, desde sus tanteos universitarios a la fundación, ya en Mallorca, de la revista Papeles de Son Armadans.