Sió: vanguardia, política y erotismo en busca del cómic español adulto

Juan Carlos Gea GIJÓN

CULTURA

Un espectador en la exposición dedicada a Enric Sió por la Semana Negra
Un espectador en la exposición dedicada a Enric Sió por la Semana Negra

La Semana Negra rinde homenaje al historietista y polifacético artista catalán fallecido en 1998 con 40 páginas originales y la edición de un catálogo que recupera su primera gran obra, «Lavinia 2016»

12 jul 2016 . Actualizado a las 19:17 h.

Cuenta Ángel de la Calle, director de contenidos de la Semana Negra, que hubo en Cataluña quien casi llegó al borde de las lágrimas de gratitud cuando supo que el festival gijonés dedicaría un homenaje a Enric Sió (Badalona, 1954-Barcelona, 1998) antes incluso que su tierra natal. Así ha sido. El dibujante y guionista, ilustrador, fotógrafo, publicista y divulgador del cómic, uno de los más ardorosos defensores de la causa de su mayoría de edad en España, está teniendo su homenaje en Gijón. Y lo tiene además concidiendo con una efeméride de la ficción, no de la realidad. Lo que hace que este sea un excelente momento para recordar a Sió es el hecho de que este sea el año exacto en el que Sió ubicó Lavinia 2016 o la guerra dels poetes, una sofisticada sátira de ciencia-ficción en la que, con guión de Emili Teixidó, lanzó por primera vez desde las viñetas una mirada caústica hacia el franquismo y la sociedad y la cultura catalana de su tiempo, a la vez que enarbolaba desde la izquierda la causa del catalán.

Enric Sió se fue mucho antes de poder comprobar qué diferencias hay entre el 2016 que imaginó y este más o menos real en el que estamos. Seguramente hubiese encontrado excelentes motivos para prorrogar su  guerra de los poetas unos años más adelante. Conjeturas. Y certezas: su legado, que la SN repasa en una exposición en la que el visitante puede encarar 40 páginas originales del artista catalán. No es un ejercicio exactamente fácil en mitad de la barahúnda de esta feria cultural, porque, como muchos de sus compañeros de generación y de batalla por la mayoría de edad de la historieta, es un autor conceptual y gráficamente complejo.

La experimentación, la innovación en la narrativa visual, la mezcla de estilos y de referencias artísticas y culturales, cierto refinamiento intelectual y -en definitiva- el espíritu de la vanguardia alientan en el blanco y negro de series como Aghardi, Mis Miedos o Mara, considerada como su obra cumbre. En todas ellas hay una alternancia de estilos desconocida hasta la fecha, experimentación con la fotografía o la fotocopia, inéditos montajes de página y técnicas narrativas. Y reflexión, muchas palabras, transgresión... y erotismo. Un erotismo más que subido que hizo actuar a la censura, en España pero también en Italia, y del que incluso la SN se ve en disposición de advertir en un cartel bien visible situado a la entrada de la exposición. 

Aunque despegó dibujando a destajo y en condiciones muy precarias para editoriales como Mateu, Bruguera o la inglesa Fleetway -algo también en común con muchos de sus coetáneos-, la pasión de Sió por autores como Guido Crépax, Dino Battaglia o Hugo Pratt le decidió a arriesgar. Lo hizo primero en España, después en una suerte de autoexilio menos político que cultural en Milán o en París, y finalmente de vuelta a Barcelona ya en los años en los que la Transición también se producía en el interior de las viñetas. Publicó en revistas de referencia (Pilote, Charlie Hebdo...), intentó su propia aventura editorial con malogradas revistas como La Oca, tanteó todo lo que pudo en diversos frentes y también consiguió un inesperado campanazo con Barcelona, Guapa!, una serie de desnudos fotográficos de mujeres en distintos enclaves barceloneses del que fue especialmente sonado el realizado durante un clásico en el Camp Nou, en la temporada 91-92.

Su herencia  -junto con el de autores como Beá, Usero, Luis García, Carlos Giménez y otros autores del llamado cómic pictórico- deja testimonio de una ambición y de un tiempo. También de las polémicas y los debates, tanto contra lo que consideraban como la banalidad o puerilidad de la vieja historieta, como contra el tebeo de superhéroes o la estética y la ideología, en su opinión reaccionaria, de la línea clara con Tintín a la cabeza. Posiblemente Sió, como sus compañeros de guerrilla, fueron avanzada en muchas de las rutas que ha recorrido el cómic en sazón después; muchos otros pudieron conducir a callejones sin salida, hermetismos o sofisticaciones que también valieron duras críticas a estos autores tan críticos, y que el lector de este otro 2016 quizá encuentre tan fascinantes como lejanos. A él le toca decidir.

De los homenajes de la SN siempre queda algo más que el recuerdo de unas páginas originales vistas más o menos deprisa en una carpa. El festival ha editado un catálogo con la totalidad de la obra expuesta, con el rescate de Lavinia 2016 y con textos sobre el autor que volarán -gratuitos, como siempre- el próximo sábado, al borde de la clausura. Además, se incluyen los inéditos de la serie Mis miedos 2, con los que Sió se despidió antes de que un accidente cerebrovascular lo fulminara mientras trabajaba. Estaba rematando una caricatura de Pinochet.