Leonardo Sbaraglia: «Rodar una escena dramática a las 8 de la mañana es muy duro»

CULTURA

Jacques Mezger

Fue «El Concursante» y nos llevó a «La ciudad sin límites». Y se ha venido a España a presentar su última película. Sbaraglia disfruta del calorcito de Madrid, 37 grados que contrastan con el frío que dejó en Buenos Aires, donde cosechó el aplauso por «Al final del túnel», un filme policíaco que está al nivel, asegura, de «Relatos salvajes». Leonardo apunta muy alto

06 ago 2016 . Actualizado a las 14:39 h.

Nos dio el alto en carretera en Relatos salvajes. Pero Leonardo Sbaraglia (Buenos Aires, 30 de junio de 1970) tenía ya un camino detrás. El pibe que nos puede con su sonrisa debutó como actor con La noche de los lápices. Hijo de Fernán Gómez en La ciudad sin límites, conoció las consecuencias de convertirse en millonario en El Concursante, de Rodrigo Cortés. Ese rodaje le trajo a A Coruña hace ya 14 años. Hablamos con él de Galicia, pues los sabores de su gastronomía, admite, quedaron para siempre en su recuerdo. Lo entrevistamos en Madrid, en la promoción de Al final del túnel, donde interpreta a Joaquín, un hombre en silla de ruedas que resulta clave en la resolución de esta obra policíaca que firma Rodrigo Grande, director argentino de quien Sbaraglia habla maravillas.

 - ¿Qué tal por España?

- Muy contento con este calorcito, hacía mucho frío en Buenos Aires.

 - Nos han dicho que te gusta Galicia...

- Sí, estuve en A Coruña rodando El Concursante, con Rodrigo Cortés, y después en Finisterre Deseo. Allí íbamos a comer a un restaurante... ¡Aún recuerdo aquella lubina!

-¿Cómo afrontas este estreno?

- Estoy muy contento de que Warner haya apostado por esta película, es un privilegio porque resulta muy difícil la distribución, hay muchísima competencia. Pero tuvimos muy buena acogida en Argentina y, a partir de ese momento, Warner España decidió apostar por ella. Va a ser un estreno muy grande. Hay una gran expectativa, porque es una película muy atractiva que te tiene agarrado hasta el final.

-Interpretas a una persona en silla de ruedas. ¿Cómo ha sido la preparación del personaje?

- Ardua, pero creo que supe resolver bien algunos hándicaps porque venía entrenado de una película en la que interpretaba a un boxeador. Estaba muy fuerte y con una contextura de brazos que me vino muy bien para este personaje. Porque los brazos de Joaquín son como sus piernas.

- Supongo que requería una preparación física, pero también emocional.

- Sí, pero de alguna manera se va alimentando una de la otra. Cuando comencé la preparación, entré en contacto con personas que tenían esa discapacidad y me dieron clases de cómo vivir con la silla de ruedas; conversando con ellos fui contagiándome un poco de su propia experiencia, de su propio dolor y de su propia bronca. A pesar de que es gente absolutamente vital y de que son un ejemplo de vida, hablando con ellos te das cuenta de que hay bronca con lo que les ha pasado. Y esa sensación estaba también presente en la película. Creo que terminé cogiendo mucha naturalidad con la silla, como si fuera parte de mi cuerpo, y eso era lo que quería. Estuvo muy bien.

- ¿Fue entonces un papel muy físico?

- Sí, es curiosa la disociación porque, paradójicamente, te diría que es uno de los personajes más físicos que he interpretado. Se está moviendo todo el tiempo, está usando su cuerpo todo el rato, aún sin piernas. Fue un desgaste muy físico y en esa fisicalidad tenía que tener una gran disociación con las piernas. Frente al miedo, frente a la escapada, Joaquín tiene una gran fuerza y una gran vitalidad. Fíjate, es el héroe de la película y a lo largo del relato va recuperando su vida, su deseo, su masculinidad, su sexualidad...

- ¿Cómodo en el género policíaco?

- Sí, me gusta. Me parece interesante y coincide que todas las películas de este género son muy precisas. Creo que las películas de suspense deben tener como un mecanismo de relojería en el que se pueda apoyar el actor.

- La película ya se ha estrenado en Argentina y ha funcionado muy bien. ¿Cómo ha reaccionado el público?

- La gente que quiero me ha hablado maravillas y eso es bueno. Es imposible no comparar películas argentinas y más aún del mismo género. Mucha gente me ha dicho que hubo partes que les gustaron incluso más que Relatos salvajes. Toda esta película es como un relato salvaje. Y fue aceptada por unanimidad de manera excelente, la respuesta fue extraordinaria.

- Efectivamente, el listón estaba alto con Relatos salvajes...

- Pues creo sinceramente que está codo a codo con Relatos salvajes.

- Es una coproducción hispano-argentina... ¿Se siguen llevando bien los dos países en esto del cine?

- ¡Y que se sigan llevando bien por mucho tiempo! Porque esa amistad cinematográfica entre ambos países es muy valiosa. Supongo que por la parte española hay muchas razones, pero por la argentina te diría que es esencial. En mi caso, muchas de mis películas no habrían sido posibles sin ese convenio.

-¿Y el público? ¿Se parecen el argentino y el español o no?

- Siempre hay diferencias, porque cada país tiene su momento y su historia. Te llamaría la atención lo diferente que ve una misma película el público de uno y otro país. Es muy llamativo porque resultamos parecidos pero somos muy diferentes. Por lo general, si la película está bien construida objetivamente, funciona en los dos lados del océano. Pero luego hay películas que triunfan en Argentina, llegan a España y no las entiende nadie. O viceversa: películas que calaron en la sociedad española y que en Argentina no interesaron. Al margen de cómo funcionen, a mí siempre me dan mucha curiosidad las opiniones. Y lo cierto es que tenemos maneras de mirar que son muy distintas.

- ¿Es uno de los públicos más crítico que el otro?

- No, depende de cada película. España tiene un mercado más grande, hay más público, más producciones, más dinero... Una cosa es Europa y otra Latinoamérica, desgraciadamente sigue habiendo bastantes diferencias a nivel económico. Y eso también determina. En Argentina se mueve mucho el cine de autor, que tiene un público muy concreto y muy importante.

- Hablando de mercados, ¿es esta una película que se puede exportar más allá de España y Argentina?

- Creo que sí, absolutamente. De hecho ya está vendida a otros países y confío en que se siga vendiendo.

- Háblame de Rodrigo Grande, un director poco conocido en España.

- A mí me gustó mucho su precisión y su tranquilidad a la hora de trabajar. Yo me llevé muy bien con él. Es un gran compañero como director.

- ¿La primera vez trabajando juntos?

- Sí. Él ama al actor, lo quiere, lo respeta. Se fascina con la actuación. Rodar la película fue muy duro, llevó mucho tiempo, el hecho de la silla de ruedas, el trabajar en el túnel... Pero humanamente fue un trabajo muy lindo. Rodrigo es un director que tiene mucho para hacer.

- Clara Lago es una actriz popular en España. ¿Ya la conocías?

- Nunca habíamos trabajado juntos, quizá porque los años en los que yo estuve trabajando más intensamente en España, ella aún era joven. Conozco sus éxitos en los Apellidos vascos y El viaje de Carol... Ha demostrado que es muy buena y yo lo comprobé trabajando con ella. Es una actriz con una solvencia total y absoluta, una fuerza y una agilidad actoral sorprendente.

- ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta del cine?

- En principio me gusta todo. Cuando una película me gusta, disfruto haciéndola. Quizá el levantarse tan temprano es lo que más me molesta; tener que estar rodando una escena dramática a las 8 de la mañana es un poco duro, ¡yo rodaría a partir del mediodía!

- ¿Es en el cine donde Leonardo Sbaraglia se siente más a gusto?

- Por las circunstancias que envuelven al cine te diría que sí: son historias que empiezan y terminan; historias que, en general, no te llevan más de dos o tres meses de trabajo, puedes preparar mucho tiempo antes el personaje y seguir desarrollándolo a lo largo de la película. Puedes establecer un vínculo artístico con el director y con el resto de los partícipes... En ese sentido, el cine reúne unas sensaciones que me atrapan a nivel personal. En la televisión puedes establecer estas cosas, pero las condiciones no son tan buenas. Y teatro he hecho, pero en menor medida. Un actor debe transitar por los tres géneros, es una manera de conseguir agilidad y sacar músculo de actor.

- El público está muy volcado últimamente con el género televisivo. ¿Enganchado a alguna serie?

- No tengo mucho tiempo, pero sí me gustan. Fíjate, ahora estoy terminando de ver Breaking Bad y estoy fascinado. Pude ver algo de Mad Men y ahora quiero ponerme con House of Cards.

- Tienes una hija pequeña, ¿te gustaría que se dedicara al cine?

- No sé, no la veo muy por ahí de momento, pero nunca se sabe. De momento tiene una veta artística tanto por el lado de la madre como por la mía, pero no sé si va por ahí la cosa. Es muy pronto todavía, solo tiene diez años.