«Shizuka» en el Niemeyer

Noelia Rodríguez AVILÉS

CULTURA

Exposición de Yamamoto en el Niemeyer
Exposición de Yamamoto en el Niemeyer

El centro acoge una exposición fotográfica de Masao Yamamoto, quien busca generar sensación de bienestar en el espectador

23 sep 2016 . Actualizado a las 20:15 h.

«Shizuka» es un nombre femenino en Japón que comparten actrices, profesoras, políticas, personajes de animación y mujeres anónimas, pero también es una sensación difícil de traducir al lenguaje occidental. Desde hoy en Avilés es más fácil saber, y experimentar, en que consiste la «shizuka» gracias a Masao Yamamoto. Él la busca cuando inmortaliza la naturaleza y espera transmitírsela al espectador a través de sus fotografías. Paz, armonía, tranquilidad son algunos de los conceptos que se acercan a lo que en el mundo occidental podríamos entender por «shizuka», un estado sosegado y de conexión con la naturaleza, muy presente en la exposición «Small things in silence», en que se hace un repaso por los últimos 20 años de uno de los fotógrafos más destacados del panorama actual. Se recorre en 90 instantáneas, todas ellas en blanco y negro y de pequeño tamaño -tal y como ya anuncia el nombre de la muestra, tanto que en el caso de algunas hay que acercarse hasta el marco para identificar los detalles.

La naturaleza es la que aporta «shizuka» a Yamamoto y por eso la plasma una y otra vez, con diferentes matices, luces, perspectivas dando lugar a interpretaciones diferentes según quien las mire y trasladando al espectador a esos mismos bosques japoneses en que el fotógrafo retrata el paisaje que se encuentra. No se trata de grandes panorámicas, sino detalles de árboles, ramas, piedras que se puede encontrar de manera fortuita y que dan lugar a una reflexión, mismo pensamiento que se puede trasladar a kilómetros de distancia gracias al «clic» de una cámara. La cotidianidad de Yamamoto es la misma que podemos encontrarnos en Asturias, esos detalles que pasan desapercibidos durante el día y que esconden una belleza que damos por hecha o que ni siquiera vemos en la mayor parte de las ocasiones. Reflejos de luz, marcas tan curiosas como fortuitas, olas que baten en el mar o el desnudo de una mujer. Imágenes con las que nos cruzamos a diario y que pueden ser vistas más allá de la «shizuka» como una crítica a la vorágine en que vivimos, a las prisas con las que vamos a todos lados y a las ansias que la sociedad tiene por poseer algo cuando tiene a su alcance una realidad de la que no disfruta.

Yamamoto elige un formato de fotografías pequeño, en algunos casos minúsculo, para obligar al espectador a no mirar de lejos, a no dar una pasada por las paredes para hacerse una idea general de qué hay ahí. Fuerza a quien se acerca al auditorio del complejo avilesino a aproximarse a sus obras, a observar los detalles, a concentrarse en ellos y consigue de este modo conectar con el espectador a través de una fotografía. Crea una conexión íntima entre fotógrafo y espectador que se vuelve global, al crear unas sensaciones que resultan familiares a todos los que observan, sea al otro lado de la cámara o del marco. José Ferrero, comisario de exposiciones fotográficas del Centro Niemeyer, reconoce la singularidad del trabajo del japonés, «en ocasiones incorrectamente procesado» o «manipulado», pero también asegura que se trata de «poesía pura», que «logra hipnotizarnos y trasladarnos a un universo de quietud donde el tiempo se mueve por unidades diferentes a la nuestra, la de la cotidianidad».

La luz en la fotografía

Lo hace a través de la fotografía, pero también añade otros procesos a sus obras. Tiñe, vira y rasga sus obras una vez impresas, detalles que a simple vista no se aprecian, pero que resultan evidentes si uno se coloca a apenas un centímetros de las imágenes. Yamamoto reconoce su fascinación por la luz, algo más que evidente a la vista de su obra. «Capturar la luz es la esencia de la fotografía», afirma. «Estoy más convencido que nunca de que la fotografía se creó cuando los humanos quisieron capturar la luz», apunta y él lo que hace no es sólo capturar la luz sino también la «shizuka» para traerla, en esta ocasión, hasta el Centro Niemeyer.

«Small things in silence» puede visitarse hasta el próximo 8 de enero. Y quien quiera llevarse un poco de «shizuka» a casa puede hacerlo gracias al catálogo de la exposición, compuesto por varias reproducciones individuales de la muestra que van cubiertas con una carpeta que actúa a modo de paspartú si se coloca en un marco. «El Centro Niemeyer está haciendo pequeñas cosas de una belleza extraordinaria y se está reconociendo esa elegancia», ha asegurado Vicente Domínguez, el presidente del patronato de la Fundación Centro Niemeyer y viceconsejero de Cultura del Principado.