«Fundaciones y personas deben entender que, si queremos cultura en el futuro, todos tendremos que aportar algo»

J. C. Gea OVIEDO

CULTURA

Tomás Mugueta

«Es probable que colaboremos con LABoral; su directora tiene un proyecto con ingredientes de innovación, los pies en el suelo y una vocación de servicio público»

08 oct 2016 . Actualizado a las 17:52 h.

Un niño absorto, dibujando, ocupa desde ayer el centro de la sala Banco Sabadell. Es, de algún modo, el eje de todo lo que sucede en torno a él, aunque no parezca interesarle. A su alrededor, se alzan ventanas al pasado y otras que solo parecen abrirse al color o a si mismas; evocaciones de la naturaleza; miradas preocupadas sobre nuestra condición presente; ironías o colecciones de estados mentales. Todos llevan la firma de destacados artistas contemporáneos, españoles casi siempre, y todas forman parte de la Colección Banco Sabadell. No muy lejos del niño que dibuja se sienta el hombre cuyo criterio determinó ese destino, y que vigila los últimos toques del montaje de la exposición: Miquel Molíns. El presidente-director de la Fundación Banco Sabadell. que ha participado directamente en el diseño de la muestra, vuelve al mes justo de la entrega de la Medalla de Plata del Principado a una entidad con fuertes lazos con Asturias, reforzados por la incorporación del emblemático Banco Herrero. Su nueva estancia en Oviedo se duplica en el título que ha escogido para la muestra, Estancias. 

Esa es la noción que suministra el «relato», el «argumento» que hila el recorrido. «Esa idea de estancia está aquí tomada en un sentido muy amplio: el espacio y el tiempo que habitamos -el privado, el público, el monumental, el íntimo- e incluso el pensamiento como lugar y espacio de encuentro; y además, lo que está detrás también de cada pieza», explica Molíns sobre esta antología de lo más fresco de una colección que él ha configurado como tal.

-¿Cómo es hoy la colección Banco Herrero?

-La colección está divida entre contemporáneos y modernos, una clasificación más o menos convencional: artistas de la primera mitad del siglo XX, fundamentalmente caltalanes, y contemporáneos españoles e internacionales. Ya no es solo una colección de arte español, aunque el grueso sea de arte español con una parte importante de pintura asturana, de resultas de la incorporación de Banco Herrero.  Tampoco es ya exclusivamente una colección de pintura y escultura, sino que incorpora vídeo o fotografía. De todos modos, el grueso sigue siendo pintura y escultura porque la función esencial de la colección es humanizar los espacios del banco. Cada vez que compro una obra me gusta pensar dónde va a ir. Es una colección hecha pensando en las personas y en los espacios.

-De nuevo la idea de estancia.

-Exacto. Esta colección tiene algo muy especial: aquella cosa del XIX de pensar las obras para sitios concretos, no para un museo en abstracto. Es la idea de que la obra tiene una función, una función específicamente decorativa. Esto de la función decorativa es algo que reivindico: que la obra de arte tenga esa función de humanizar un espacio. Es lo que Heiddeger dice en aquel texto tan bonito sobre Chillida: que la decoración da peso. Y en ese sentido, la función de esta colección es abiertamente decorativa. Hace que los espacios del banco sean lugares de encuentro, espacios humanizados, donde la relación pueda ir más allá de lo estrictamente comercial.  Creo en esta función del arte como factor de humanización.

-¿Es, entonces, algo así como una colección «orgánica», que ha ido acompañando al banco en su historia y su crecimiento?

-Ha ido cambiando. A partir del momento en que me hago cargo de la colección se amplia al ámbito español,  y en la medida en que vamos estando fuera, hemos ido incorporando artistas internacionales: americanos, mexicanos... En este sentido, la colección acompaña el propio crecimiento orgánico del banco. Porque hay que recordar la colección es del banco, no de la fundación.

-Una fundación con mucha presencia aquí. Solo en un mes hemos tenido esta exposición, la entrega de su Premio a la Investigación en Oviedo y, sobre todo, la Medalla de Plata que les acaba de conceder el Principado. ¿Qué tienen con esta comunidad? ¿Cómo describiría su relación con Asturias? 

-La relación ha sido intensa desde el principio y lo continuará siendo, como lo es en todos los territorios en los que el banco está implantado. Nuestra voluntad es dar servicio en todas partes, un buen servicio. Y aquí en Asturias, por la propia tradición de banco Herrero, existe un vínculo añadido hace que esta relación sea mayor y más intensa. La Medalla de Plata viene a reconocer esta intensidad que se ha producido, tanto en nuestra colaboración con el Principado en la organización de exposiciones como con la Universidad. Siempre ha sido, y lo digo sinceramente, una relación muy franca y sin ningún problema. Aquí, la relación público-privado ha funcionado perfectamente.

-¿Con alguna novedad en el futuro?

-Ninguna en especial a la vista: continuará la política de exposiciones, la colaboración en cuanto a las becas con la universidad... y veremos. El otro día estuve hablando con el equipo de LABoral, un centro con el que colaboramos en su momento, en los inicios. La nueva directora [Karin Ohlenschläger] me estuvo explicando el programa y me pareció excepcional, muy bueno. Creo que además entiende perfectamente la función del centro. Es probable que colaboremos con LABoral, en este sentido no me cierro absolutamente a nada. Es un centro que ha de cumplir una función, y la puede cumplir. Su directora tiene un proyecto con ingredientes de innovación, con los pies en el suelo, sabiendo que es un espacio que tiene una vocación de servicio público y que debe atenderr públicos diversos... Es probable que haya una colaboración.

-Se vendría a añadir a un menú de actividades que llama la atención por su amplitud y variedad, en un momento en que otras fundaciones vinculadas a bancos repliegan y recortan, incluso con buenos resultados económicos ¿Qué es lo determinante para que, en su caso, no sea así?

-La Fundación es un compromiso del banco, y el banco ha mantenido su compromiso. Es verdad que en este momento exige un esfuerzo, pero es un esfuerzo que yo creo que se hace con plena consecuencia en cuanto a la función que cumple la Fundación, como complemento al servicio financiero.

-El pasado día 1 fue el Día Europeo de las Fundaciones, y volvimos a oír hablar de su importancia como alternativa privada allí donde lo público se repliega. ¿Una tendencia que irá a más en el futuro?

-Sinceramente, no se cuál es el futuro de las fundaciones, pero es evidente, en el caso europeo, que en la medida en que las administraciones se han retirado más por un problema de presupuestos, la responsabilidad de las fundaciones es mayor. Pero, junto a esa exigencia, también tenemos límites, y son evidentes. Podemos mientras podemos. Ya se verá. Es casi una cuestión de responsabilidad individual. La gente tiene que empezar a pensar que si en el futuro quiere este tipo de servicios, se habrán de pagar. No solo las fundaciones de empresa, sino las propias personas individuales deberán entender que todos tendremos que aportar en el futuro si queremos obtener este tipo de cultura. Los problemas son los que son. Pero tampoco quiero excederme en estas funciones de adivino.

-Una inversión no da ganancias. ¿Da al menos, «feedback», una respuesta en sus destinatarios que les llege alto y claro?

-Sin ir más lejos, recibir la Medalla de Plata aquí, más allá de la ilusión o el honor que representa, te confirma es esta idea: se nos entiende, se nos reconoce. Que una administración como el Principado reconozca hoy a un banco es algo muy a destacar. Demuestra lo que decía: que la relación funciona muy bien. Y ha funcionado muy bien porque nosotros, en cierta manera, lo hemos hecho bien y eso ha sido comprendido. Cuando las cosas se hacen bien la gente comprende y agradece. La Medalla es la confirmación de todo esto en un momento en el que, si quieres, el prestigio de las entidades financieras tampoco es excesivo.

-¿Se han resentido de esa pérdida de prestigio, incluso siendo algo distinto a un banco?

-Creo que Banco Sabadell ha mantenido, dentro del sistema financiero, una buena imagen por su gestión. Y la relación aquí ha sido muy buena. Pero, insisto, creo que hay que destacar esta -déjame decirlo así- valentía por reconocernos. Es algo que agradezco personalmente. Es un acto que hora al Principado: ¿se ha de reconocer? Pues se reconce, independientemente de que sea una entidad financiera. Y creo que este es el buen camino porque cuando el recelo entre lo privado y lo público desaparece es más fácil hacer cosas.