«A mi madre le encanta que me consideren un símbolo sexual»

MARÍA ESTÉVEZ

CULTURA

BRIAN SNYDER

Es un tipo tímido que usa el humor como defensa. Y recurre a la ironía para contar algunos secretos del rodaje de «Life»: «El primer día nos reímos tanto que el productor perdió 10.000 dólares»

07 abr 2017 . Actualizado a las 14:26 h.

Es una película entre la ciencia ficción, el terror y la acción para la que el director, Daniel Espinosa, ha confiado en Ryan Reynolds y Jake Gyllenhaal. Escrita por los guionistas de Deadpool, Paul Wernick y Rhett Reese, Life cuenta la historia de un grupo de astronautas que inesperadamente descubre vida en Marte.

-¿Cómo explicaría la historia de «Life»?

-Seis miembros de una misión especial internacional descubren evidencias de vida en Marte. Mientras están investigando constatan que la forma de vida es más inteligente de lo esperado. A partir de ahí la tensión se dispara.

-Además, tuvo que enfrentarse a los efectos especiales y a monstruos inexistentes.

-Sí, es cierto. Al principio estaba aterrado porque no sabía si iba a parecer ridículo interpretando esas escenas, sin el monstruo al que añaden con el ordenador. No me quedó más remedio que confiar en el director y en el resto del equipo, pero creo que ha sido la secuencia de la que he sentido más vergüenza en un rodaje. Sin embargo, considero que ha quedado muy bien y voy a poder mostrársela a mi hija en el futuro.

-¿Cuál ha sido el mejor recuerdo que guarda de la película?

-La primera semana de rodaje, Jake Gyllenhaal y yo nos reíamos tanto el uno del otro que hicimos perder mucho tiempo al equipo de rodaje. El productor se me acercó y me dijo que le había hecho perder 10.000 dólares. Le contesté que era mucho dinero derrochado en una semana y me dijo: «No, Ryan, por cada día». No nos quedó más remedio que ponernos a trabajar. [Risas]

-¿Se considera un héroe de acción?

-No quiero que me encasillen, que sea el actor que solo interpreta películas de acción o hace comedias. Quiero que los productores y los directores cuenten conmigo para cualquier personaje. Cada uno trata de escribir su propio destino, tomar las decisiones adecuadas, una película artística puede brindar una gran recompensa, aunque no se gane dinero con ella. Trato de combinar filmes comerciales con cintas independientes, yo quiero que mi carrera sea larga.

-Ahora está inmerso en la segunda entrega de «Deadpool», ¿se parecen en algo?

-En el sentido del humor. Suelo hacer bromas oscuras sobre series de televisión de los ochenta, o canto una canción para hablar sobre una idea o me rio de mí mismo porque no tengo ningún sentido del ridículo. El que más y mejor se ríe de Ryan Reynolds soy yo, y me encanta. A veces él se avergüenza de lo que hace, y puede que a mí me suceda lo mismo, los dos utilizamos el humor como un mecanismo de defensa.

-¿Le gusta improvisar cuando trabaja?

-Sí y no. Suelo pensar antes de empezar el rodaje en siete u ocho bromas que puedo utilizar cada día y se las digo al director, si encajan y quedan bien las utilizo. Hay cierta premeditación en todo lo que hago, nada está totalmente improvisado. Lo que me gusta es escribir bromas, escenarios, ajustar diálogos. Y los guionistas estuvieron con nosotros todo el tiempo durante la grabación de la película.

-¿Sabe siempre cuál es su siguiente paso en Hollywood?

-Trato de no pensar en el futuro. Cuando actuó lo hago por la ilusión de rodar películas, pero al mismo tiempo estoy muy agradecido porque es un privilegio trabajar haciendo lo que a uno le gusta. Mi padre no tuvo tanta suerte, él no pudo trabajar en lo que siempre deseo y esa suerte es algo que yo no me tomo a la ligera.

-¿Cómo le sienta que las revistas le consideren un símbolo sexual?

-Es una ilusión creada para vender revistas y películas. Una tontería del mercado de consumo.

-Seguro que a su madre le gustó verle en la portada de una revista con ese titulo.

-Eso es. Es algo que se hizo para mi madre. Creo que se inventan esas cosas para agradar a las madres. En todas las conversaciones que tengo con ella acaba mencionándome que soy el más guapo del planeta y lo peor es que se lo dice a todo el mundo que se encuentra por la calle. Yo trato de convencerla que es una tontería, pero aún no lo he conseguido. (Risas).

-¿Le incomoda la atención que provoca?

-En mi casa se me olvida que soy famoso. Cuando salgo a la calle y la gente me reconoce es cuando me acuerdo. Trato de vivir en mi mundo raro y pequeño, lejos de todo. Lo que me atrae de esta industria, en particular durante los últimos siete años, es la creatividad de los proyectos. Durante el rodaje de una película surgen muchos retos, muchas tribulaciones que rodean tu interpretación. Me gusta formar parte del rodaje de un filme, creo que tengo el mejor trabajo del mundo y ni por un segundo me lo tomo a la ligera. Pero después de invertir tiempo haciendo lo que te gusta te olvidas la repercusión que tiene, como un filme puede llevar tu cara a cualquier rincón del mundo. Eso me asusta bastante.

-Usted ha cenado en el restaurante Celler de Can Roca. ¿Cómo fue la experiencia?

-[Abre los ojos y se lleva la mano a la boca]. Espectacular.