Cinco miradas al fin del mundo (que no acaba de llegar)

J. C. Gea GIJÓN

CULTURA

ATM Contemporary alberga «Adventus», una exposición colectiva que es también el resultado de un proceso de investigación, iniciativa del historiador y comisario Pablo L. Álvarez

06 jun 2017 . Actualizado a las 14:09 h.

Un concepto que forma parte del ADN de la cultura occidental -la noción del «fin del mundo», el inminente advenimiento del fin de los tiempos- y que está también en el signo de estos tiempos. Un historiador y comisario que se convierte también en «comitente», esa figura clásica de quien realiza un encargo artístico. Cinco artistas dispuestos a recibir ese encargo, que es también una invitación a compartir ideas y debatir. Y una galería que va más allá de la exhibición y la venta, y que se anima a dar cobijo a todo ello. Esa es la fórmula que se ha puesto en marcha en Adventus, una exposición que es también una especie de laboratorio y de investigación en curso, y cuya primera etapa está a punto de concluir en las naves de ATM Contemporary, en la parroquia gijonesa de Deva.

La iniciativa partió de Pablo L. Álvarez  (León, 1991), enfrascado en un espacio de trabajo en el que conviven el historiador, el estudioso del arte en relación con los sistemas de conocimiento y el conjunto del saber y el comisario de arte. En línea con sus intereses, propuso a cinco artistas emprender -bajo la fórmula de un seminario- un diálogo sobre la idea del fin de los tiempos. O, mejor dicho, sobre la percepción de su inminencia, que llevamos anticipando desde los orígenes del cristianismo hasta el anuncio del calentamiento global, pasando por el terror atómico. Kepa Garraza  (Bilbao, 1979), Clara Sánchez Sala  (Alicante, 1987), Alfonso Fernández  (Gijón, 1971), Tito Pérez Mora (Benidorm, 1977), Jesús Herrera Martínez  (Alicante, 1976), son esos cinco artistas.

Y el resultado de sus intercambios, un conjunto de textos y de piezas artísticas tan dispares como los lenguajes que cada uno de ellos manejan. La mayor parte de ellas han surgido ex profeso para esta experiencia, y otras encajaban ya perfectamente en ella. Van desde la pintura que echa mano de la iconografía clásica al rescate de las cansadas iconografías contemporáneas, hasta el texto y la escultura y lo instalativo, en un conjunto que aspira a ofrecer una mirada por el resquicio de esa espera que es postergación porque oscila entre lo que ya llega y lo que no acaba nunca de llegar. Se puede visitar hasta finales de esta semana.