«Venero» Graham

Yolanda Vázquez OVIEDO

CULTURA

Un momento de «Chronicle»
Un momento de «Chronicle» Brigid Pierce

La Compañía de Danza de Martha Graham remató en el Teatro Real de Madrid su gira cpor España después de haber cerrado con excelencia el Festival de Oviedo

14 jun 2017 . Actualizado a las 14:07 h.

Lo bueno de testar la vigencia de una obra con una perspectiva de 90 años no es solo poder decir si sigue siendo moderna, sino si esa vigencia es, además, ambivalente. Y, por añadidura, si esa ambivalencia resulta operativa casi un siglo después de su concepción. La Compañía de Martha Graham cerró el pasado día 4 el Festival de Danza Oviedo repasando algunas de las coreografías de quien fue considerada «la bailarina del siglo XX»: Martha Graham. Y sí, resultó ambivalente. Haremos balance de la velada e intentaremos concluir por qué apostamos por la ambivalencia artística; la misma que, este pasado fin de semana, exhibió en el Teatro Real de Madrid para rematar su gira española.

La ligereza del amor sin gravedad fue lo primero que llegó al escenario. Diversion of angels (1948), una pieza de 17 de minutos que hizo las veces de entremés, es uno de esos suaves influjos en tres colores: amarillo, rojo y blanco; cada uno con su significación. La pareja que baila de amarillo representa el amor adolescente; la que baila de rojo, el amor romántico, y la que baila de blanco, el amor inmortal, siendo la bailarina de esta pareja la única que lleva flores blancas en el pelo. Eso, proyectado al punto, resulta muy cautivador y enlaza como nada con esos brazos semiclásicos tan característicos de la escuela Graham. (Son los brazos de quinta posición, pero más abiertos de lo normal; el dibujo asemeja una ofrenda.)

Diversión of angels es una obra alegre, llena de sincros entre los bailarines, tanto de las parejas entre sí como con el resto del elenco. Está llena de guiños a los preceptos del musical americano; no en vano muchas de las influencias Graham, veta inagotable de ideas, marcaron poderosamente algunos de los grandes musicales americanos, caso de West Side History (Robert Wise-Jerome Robbins, 1961), heredero de los in and out de esta pieza y de otras; sobre todo, las escenas de baile en la calle y las elevaciones de piernas en tijera. Fueron momentos para el entusiasmo y el infinito de la inocente armonía, la alegría del amor bailado que siempre es muy prestosa, por no decir otra cosa.

Un momento de «Diversion of Angels»
Un momento de «Diversion of Angels» Hibbard Nash

Siguió el solo protagonizado por la bailarina PeiJu Chien-Pott en Ekstasis, una obra de Graham pero revisada por Virginie Mecène, que se reestrenó en febrero de este año en Nueva York. La directora artística de la compañía, que hizo las veces de introductora de la velada antes del inicio de la representación, explicó al público desde el escenario el sentido de estudio experimental de la pieza en cuestión. Habló de la relación descubierta por Graham entre la cadera y el hombro. El hallazgo de la neoyorquina consistió en consignar la correlación física, trasladable a movimiento, que se daba entre el hombro y la cadera en sentido diagonal; es decir, por ejemplo, entre el hombro derecho y la cadera izquierda; y con eso experimentar las múltiples relaciones de colateralidad que pueden desprenderse a través de movimientos.

Y eso es lo que vimos. Una bailarina en punto fijo sobre el escenario realizando, atemperada por la música de Engel, un ejercicio sinuoso y rompedor de contorsión que dirimía aspectos arquitectónicos del cuerpo femenino, un mapa móvil de frágil ubicuidad pero de hermosa y callada explicitud. Qué increíble parece algo, que ahora podemos estar hartos de ver, cuando se ejecuta con el arrobamiento que procede de la creencia en la danza. PeiJu Chien-Pott resultó escultural, dialogante, sexual y encantadora. Sin más. Ni menos. (Da igual cómo sea la mujer que se mueve, que siempre es hermosa.) Y esta misma coreografía podría hacerla un hombre. Primer decanato de la Graham ambivalente.

Continuó la noche con el estreno para la gira española de la compañía de Mosaic, una pieza coreografiada para los neoyorquinos por el autor belga Sibi Larbi Cherkaoui, con la que se pretende explicar que la diversidad crea una identidad común. La construcción y deconstrucción de un bloque humano de cuerpos es el motivo principal para armar a ritmo el estudio de lo diverso, recordando, en alguna ocasión, la parametría de entradas y salidas de las obras de Nacho Duato, evocadas en sus coreografías más étnicas. Gozoso y bien hecho.

Manos y brazos Graham, advenimientos para el XXI

Y llegamos al fin de fiesta de la noche, a la parte del programa que más identifica el quehacer de la madre de la danza moderna con su propio yo. Chronicle es una creación, fechada en 1936, que habla del horror de las consecuencias de la guerra y que, como en su estreno neoyorquino, es interpretada únicamente por mujeres. En Oviedo vimos una versión fragmentada en tres partes y realizada por diez bailarinas. Aún con estilismo y nomenclátor totalmente original, resulta difícil explicar, por temor a no expresarse con claridad, cómo algo tan viejo deviene en la sencillez del signo, de la iconografía bailada más básica, de, digamos, el frame del paso de danza; algo así como si lo que se viera fuera un pictograma a modo de abecedario de lo simple siendo excelso por elemental. Cuánta sustancia se ve, cuánto step hablado con el que el espectador adquiere mímesis sin querer. Todo se hace telúrico, adyacente por primitivo. Imaginemos por un momento que estamos viendo a un grupo de bailarinas_animales (caballitos de mar, por ejemplo) que realizan un salto que repiten consecutivamente varias veces en hiladas coordinadas y simétricas. Lo que leemos, como espectadores sentados y de frente, es la exactitud imperiosa del poder de la guerra, el avance sin tregua. La fuerza de la demolición.

Ese tesauro de significados se hace evidente al principio de la pieza, cuando nos exponen el acontecimiento del dolor por no poder negar la violencia. Es aquí cuando una única bailarina con una falda-mantón (negra y roja) tan grande como un vestidor publicita ante todos su temor y su miedo. No se puede negar lo innegable y se conmina al espectador a no mirar hacia otro lado: es la exposición de la danza-drama, una característica indisoluble de muchas de las obras de Graham.

Y la música de Riegger, desde luego, tiene mucho que ver en todo este discurso que acentúa el poder de las manos-montaña y de los brazos semiclásicos. Aquí las manos se construyen para la danza como si una niña jugara a los cromos de la palma. Y de repente todo el conjunto de bailarinas vuelve sobre la idea del arrastre de la guerra, ellas con impecables vestidos negros y en un paseo armonizado que hiela de lo serio que es. Es pura iconografía. Maravilloso; tanto que una pudiera yuxtaponer mujeres por hombres. De eso va la ambivalencia Graham en esta pieza. Puede prescribirse perfectamente: hombres por mujeres. Y desde aquí apostamos a que sería igual de maravilloso.

Martha Graham Dance Company

Directora artística: Janet Eilber

Director musical: Aaron Sherber

Diversion of Angels

Coreografía y vestuario: Martha Graham

Música: Norman DelloJoio

(Estreno, 13 de Agosto de 1948 ,New London)

Ekstasis

Coreografía: Martha Graham, reimaginada por VirginieMecène

Vestuario: Martha Graham

Música: Lehman Engel

Estreno Ekstasis (reimaginado), 15 de febrero de 2017, Nueva York. Pieza original de 1933, estrenada en Nueva York.

Mosaic (estreno en España)

Coreografía: Sidi Larbi Cherkaoui

Música: Felix Buxton

(Estreno 15 de febrero de 2017, Nueva York)

Chronicle

Coreografía y vestuario: Martha Graham

Música: Wallingford Riegger

Secuencias: Spectre ? 1914, Steps in the Street, y Prelude to action

Estreno: 20 de diciembre de 1936, Nueva York