La Muestra Estaciones recupera la última película del vitriólico cineasta austriaco, una mirada sobre la caza mayor en África, el colonialismo y sus secuelas
29 jun 2017 . Actualizado a las 07:41 h.Gijón fue la puerta de entrada de Ulrich Seidl para el público español. Fue en 2001, cuando el Festival Internacional de Cine de Gijón coronó con su premio al Mejor Largometraje Canícula -también conocida como Días perros-, una feroz disección coral de la clase media austriaca salpicada de un humor extraño y provocativo. De Seidl se volvió a saber en el FICX unos años después, cuando compitió con Import Export, otra mirada llena de vitriolo, pero esta vez al tráfico de seres humanos, tratados como mercancía legal o ilegal, en el territorio europeo. Seidl -una de las estrellas habituales en el circuito de festivales internacional- siguió después a los europeos hasta África para firmar obras como su trilogía Paraíso, en la que aborda con frontalidad asuntos como el turismo sexual. Y ahora, en Safari, llega el turno a quienes pagan fortunas para abatir un ñu, un antílope o cualquier otra pieza de caza mayor en países como Namibia. Ahí se desarrolla el largometraje que el sábado a las 20 horas se proyecta en Laboral Cineteca.
El pase forma parte de la Muestra Estaciones, en la que se rescatan algunas de las más interesantes películas de los festivales mundiales para traerlas al público asturiano. Los espectadores seguirán en Safari a varios alemanes y austriacos adinerados que viajan en familia para practicar la caza mayor. Sus argumentos, sus emociones, sus justificaciones y sus omisiones hablan, desde luego, del mundo de quienes encuentran algún tipo de placer en dar muerte a animales. Pero también, en una superposición que Seidl deja ver constantemente en su película, del colonialismo y sus efectos en África.
