El bailarín ovetense, Miguel Pérez, analiza algunas de las claves de NIK, un «concierto en vivo coreografiado»
10 jul 2017 . Actualizado a las 11:06 h.Miguel Pérez, ovetense de 27 años, codirector de la Compañía ZukDance, fundada por Itsaso A. Cano (bailarina y coreógrafa), actuó el pasado viernes en la plaza del Teatro Campoamor de Oviedo al ritmo de NIK, el nuevo espectáculo de la compañía, como previo al Ballet de Víctor Ullate. NIK ha sido programado en UKYA, la Bienal de Reino Unido, la Bienal Mediterránea de Milán y en el SID Festival de Malasia. El espectáculo cuenta con los músicos Sofía Comás, Guille Medín y Juanma Padilla; y, como bailarines, con Miguel Pérez e Itsaso A. Cano. Juntos crean un diálogo entre las danzas para transportar al público hacia un viaje a través de las emociones que suscita.
-A la hora de elegir un método de expresión, ¿por qué la danza y no otras artes?
-Desde pequeño siempre fue mi elección. También suelo hacer creaciones audiovisuales pero siempre relacionadas con el mundo de la danza. Supongo que es algo que viene de dentro, que nos nace.
¿Qué le lleva al proyecto de la Compañía ZukDance?
Llegué a la compañía de Itsaso para la sustitución de un espectáculo y, poco a poco, empezamos a crear juntos, a buscar diferentes piezas hasta el punto de estar trabajando mano a mano.
-Mezcláis diferentes estilos, desde el urbano al contemporáneo, siempre al lado de la música en directo, ¿qué surge de esta mezcla de métodos?
-Surge un espectáculo multidisciplinar. Buscamos hacer una investigación con otras disciplinas artísticas porque todo, desde el sonido hasta el vestuario, es una expresión artística. Eso queremos, que cada elemento esté conectado con el arte; hacer ver que las artes escénicas son un gran conjunto.
-Esta actuación en Oviedo ha marcado el inicio de vuestra temporada de verano, después llegarán Beijing, Kuala Lumpur y Singapore, entre otros destinos. ¿Se siente alguna diferencia cuando se baila «en casa» en comparación con otros destinos internacionales?
-La verdad es que será la primera vez que baile en esos destinos y no puedo anticipar esa sensación. Lo que sí puedo decir es que son lugares en los que se tiene un gran respeto por el artista, eso es algo que no pasa en España. Allí hay un desarrollo de la educación y un conocimiento de la cultura que se traduce en una conciencia sobre el esfuerzo que supone recorrer tantos kilómetros para un artista. En España hasta te regatean las condiciones. Aunque no es el caso de Oviedo.
-¿Qué tiene NIK, definido como «un concierto en vivo coreografiado», que lo pueda hacer diferente y cautivador para el público?
-Es un espectáculo que no deja indiferente. La gente a la que le gusta la música va a disfrutar con la creación que han hecho Sofía, Guille y Juanma. Un rock bastante contemporáneo que se luce con la increíble voz de Sofía, con el ambiente sonoro de Guille y con la energía de la batería de Juanma. Ello, junto a la danza, da lugar a un espectáculo que nunca va a despistar. Siempre habrá cosas en escena.
-También ha impartido un workshop en la Escuela de Danza Elisa, ¿qué consejo daría a los que se están iniciando en el mundo de la danza?
-Que no pierdan el tiempo en lo que no merece la pena. En este mundo hay conflictos dentro del propio sector que a veces embarran el camino. Al final todos vamos a llegar, así que hay que seguir firme e insistir para conseguir lo que quieres, pero sin llegar a quemarte.