La obra gráfica asturiana imprime su carisma en el museo Barjola

J. C. Gea GIJÓN

CULTURA

María del Mar Díaz, María Martínez y Ana González, con obras de la exposición de fondo
María del Mar Díaz, María Martínez y Ana González, con obras de la exposición de fondo

Veintitrés artistas participan en la colectiva «Cinco sentidos: multigrafías del cuerpo al alma», que repasa un tema clásico y exhibe el estado de la estampa contemporánea en el Principado

06 sep 2017 . Actualizado a las 08:00 h.

Los cinco sentidos -los mismos que permiten, entre otras cosas, disfrutar de una obra de arte- han sido un asunto que ha inspirado a muchos artistas a lo largo de la historia del arte. Y, a juzgar por lo que desde ayer se muestra en dos de las plantas del museo Juan Barjola en Gijón, siguen encendiendo los procesos de la creación para quienes trabajan aquí y ahora en Asturias. Lo demuestran las obras reunidas en Cinco Sentidos: Multigrafías del cuerpo al alma; una singular muestra colectiva que es también una revisión del excelente estado de salud de la obra gráfica asturiana. Veintitrés artistas han respondido con piezas específicas realizadas para la exposición a instancias de sus comisarias Mª del Mar Díaz González -reputada estudiosa de estos lenguajes artísticos-, Ana González Fernández y María Martínez Vallin: Fernanda Álvarez, María Álvarez, Iván Baizán, Tania Blanco, Blanco, Soledad Córdoba, Isabel Cuadrado, García de Marina, Julie Díaz, Marta Fermín, José Ferrero, Josán López de Pariza, Israel, Rebeca Menéndez, Rogelio Menéndez, Ricardo Mojardín, Jaime Rodríguez, Ramón Rodríguez, Bernardo Sanjurjo, Álvaro Trabanco, Elisa Torreira, Francisco Velasco y Ana Vila.

Diez años después de la histórica muestra Itinerarios de la gráfica contemporánea asturiana, María del Mar Díaz ha ampliado el criterio para incluir en su chequeo temático esas multigrafías a las que alude el título: un concepto que acuñó la propia comisaria con ocasión de una exposición de Iván Dasto y que alude a la presencia de «obra múltiple, gráfica y fotográfica» en los procesos creativos, «más complejos», y en los que se superponen métodos tradicionales junto a otros basados en las tecnologías más recientes, y enriquecen el resultado y los enfoques.

Esa ampliación del campo gráfico queda clara en el recorrido por las dos plantas del Barjola, a través de obras que van desde los registros más usuales hasta la instalación con un espíritu «más experimental», según la comisaria, aunque también «con limitaciones, ya que en Asturias faltan los talleres para experimentar a lo grande». Esa carencia se suple con creces con la calidad del grabado asturiano de este momento, según María del Mar Díaz: «Tenemos grabadores de primer nivel, y conste que soy hiperexigente; creo que en este momento es la única parte del arte asturiano que puede depararnos grandes sorpresas», anticipa la estudiosa y comisaria.