Kathryn Bigelow: «Aprovecho mis privilegios para dar voz a quienes no los tienen»

María Estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

CULTURA

ANDREW KELLY | Reuters

La prestigiosa directora, ganadora del Óscar por el filme «En tierra hostil», estrena el drama racial «Detroit»

17 sep 2017 . Actualizado a las 09:44 h.

La directora Kathryn Bigelow estrena esta semana Detroit, una película que relata las revueltas que sufrió la ciudad norteamericana en 1967 y en las que murieron tres jóvenes afroamericanos. Representante del cine comprometido, Bigelow confiesa su interés por ser fiel a la historia y a los detalles. La única mujer realizadora que ha conquistado el Óscar (En tierra hostil) y responsable de cintas como Le llamaban Bodhi o La noche más oscura, admite que su batalla por defender en Hollywood a las cineastas continúa. Detroit, un largometraje neorrealista sobre la situación racial en EE.UU., es un espejo de las diferencias que existen entre los privilegiados blancos y las minorías en el país que dirige Trump. Elegante en sus formas, Bigelow explica que entiende las críticas recibidas por parte de entidades afroamericanas por apropiación cultural, ya que ella es una mujer blanca contando una historia que no le pertenece.

-Cuando anunció el proyecto de «Detroit», algunos le espetaron: «¿Cómo se atreve una mujer blanca a dirigir un filme de estas características?»

-Entiendo la controversia, yo la tuve conmigo misma. Pero después de analizar con cuidado el tema, creo que tengo derecho, como norteamericana, a hablar de lo que ocurrió. Es una historia que necesitaba contarse y eso borró cualquier otra duda que tuviera sobre esta cinta. Por mis circunstancias, tengo una plataforma, un medio que responde a mi trabajo y me permite iluminar ciertos temas. Yo aprovecho mis privilegios para dar voz a quienes no los tienen. Es un reto, desde luego, pero sentí la necesidad de contar esta historia.

-¿Cuándo descubrió los hechos que narra en «Detroit»?

-Fue en el 2015, cuando el guionista Mark Boal me enseñó su guion. Mi reacción al leerlo fue muy emotiva, han pasado cincuenta años desde aquello y, sin embargo, seguimos igual. Tenemos que detener el racismo, y yo, como cineasta, quiero provocar un diálogo. Quiero contribuir a provocar una conversación. Eso es lo que me motiva, que una tragedia de estas características no vuelva a repetirse.

-Algunos periodistas afroamericanos se han quejado de la forma en que representa a varios oficiales de policía en la película. ¿Se ha tomado alguna licencia artística?

-Hemos investigado cada documento, cada legajo de la Corte y, la verdad, hubo algunos detectives que mostraron una actitud diferente. El juicio, que acabo celebrándose en la comunidad blanca de Macon, necesitaría su propia serie de televisión porque fue extremadamente complicado. Hemos hecho lo que hemos podido para mantener la integridad de la historia sin convertirla en un expediente cinematográfico. Fue una aguja muy difícil de enhebrar.

-Haciendo la película, ¿pensó en el público en algún momento?

-Nunca pensé en el entretenimiento, sino en la dramatización de los eventos reales que se contaban en el guion. En todo momento, sentí la enorme responsabilidad de ser fiel a lo que ocurrió.

-¿Le dio miedo enfrentarse a una historia de estas características?

-¿Miedo? No. ¿Por qué habría de tener miedo? Creo que debemos enfrentarnos a cualquier reto con honestidad. En este caso concreto, he intentado dar mi visión de unos hechos que demuestran el gran desequilibrio que existe en mi país.

-Se le critica por hacer proselitismo con su trabajo...

-Es absurdo. Creo que el propósito de hacer arte es provocar un cambio, pero uno no puede cambiar si no es consciente de sus errores. A mí me interesa contar buenas historias, y si, además, contribuyen a crear un diálogo social, mucho mejor. He rodado Detroit de una manera tan real como he podido, intentando que la audiencia entienda lo que sucedió en la ciudad porque fue una tragedia americana, y con muchos testigos presenciándola.