Cuco Suárez, al asalto del Palacio de Velarde

J. C. Gea

CULTURA

El artista lavianés participa en el programa de artistas contemporáneos asturianos del Bellas Artes con las tres instalaciones críticas de «Crónicas geoestratégicas»

19 sep 2017 . Actualizado a las 14:21 h.

Cuco Suárez (Pola de Laviana, 1961) se convierte a partir de hoy en el octavo artista en infiltrar en el venerable interior del palacio de Velarde, en el museo de Bellas Artes de Asturias, la vitalidad de la creación contemporánea asturiana. Y, en este caso, también, su veta más enfocada hacia el comentario crítico del presente; un sesgo que se percibe con claridad ya desde el título de la exposición: Crónicas geopolíticas. Como sus antecesores -Ramón Isidoro, Tadanori Yamaguchi, Avelino Sala, Eugenio López, Vicente Pastor, Carlos Suárez y Francisco Fresno- Cuco Suárez ha concebido un proyecto pensado de forma específica para los espacios del museo de Bellas Artes de Asturias.

En Crónicas geopolíticas, el lavianés ha ocupado la sala anexa y el patio del palacio de Velarde, con tres instalaciones autónomas, pero interconectadas en su tema de fondo, una constante en realidad en la mayor parte de los trabajos de Suárez: el impacto sobre de los individuos de los grandes conglomerados intereses políticos, económicos, tecnológicos o ideológicos; un impacto que revela la contingencia y la fragilidad incluso física, doliente y dañada, de los seres humanos concretos, pero también también su impotencia, lo ilusorio de una libertad, un control y una seguridad que cree poseer y manejar.

En este caso, Cuco Suárez prescinde de uno de los elementos más definitorios de su idioma artístico -el cuerpo humano, casi siempre su propio cuerpo-, pero no del componente intensamente físico de su obra, como tampoco se aleja de la fusión de recursos tecnológicos y referencias a un mundo con el que sigue manteniendo un fuerte contacto: el ámbito rural o las artesanías que le son propias. La fragilidad y el daño se simbolizan esta vez a través de varias hileras de botijos, muchos de los cuales están medio rotos. En la instalación titulada significativamente Damocles, Cuco Suárez ha colocado frente a un gran grabado con la silueta intacta de la pieza de cerámica varias hileras de botijos que presentan roturas que el artista ha causado de forma azarosa.

La espada de Damocles de ese azar destructor ha decidido qué pieza se salva o cuál resulta dañada en esa configuración que sugiere una masa en formación, como en un ejército u organización jerarquizada. Todas han sido iguales e indistinguibles ante esa circunstancia aleatoria. Como sucede -invita a pensar el artista- en la vida de cada ser humano expuesto a fuerzas potencialmente destructivas que le sobrepasan.

Oscura ironía

Sobre la naturaleza de esas fuerzas hablan de un modo distinto las otras dos piezas. En Aquí de nuevo, título empapado de oscura ironía, se muestra un contenedor de aspecto militar que desborda ataúdes metálicos que evoca los que se utilizan para repatriar los cadáveres de soldados de guerras lejanas. Una pieza en vídeo junto a él, Oriente Medio, en la que unas manos manipulan unas fichas de dominó, vuelve a hacer pensar en las fuerzas que hacen que el juego geoestratégico de un conflicto estalle y en el azar que hará que unos y no otros mueran en él.

Finalmente, habla sobre la imposibilidad de controlar lo que creemos controlar hoy más que nunca a través de las nuevas tecnologías y el acceso a la información. Sobre un murete de mampostería de aspecto rústico se proyectan las imágenes de una hoja de cálculo y de un juego que resultan imposibles de manipular al proyectarse sobre la rugosidad y los orificios del muro; un símbolo de muchas situaciones que definen el mundo contemporáneo donde presuntamente todo circula sin barreras: seres humanos, mercancías, conocimientos...

Crónicas geoestratégicas permanecerá en el Bellas Artes hasta el 12 de noviembre.