«Solo con el ADN del sedimento, sin los huesos, ya podemos saber si ahí hubo un neandertal y hasta su edad, género y color del pelo»

Susana D. Machargo REDACCIÓN

CULTURA

Marco de la Rasilla.Marco de la Rasilla
Marco de la Rasilla Uniovi

Marcos de la Rasilla reconoce que El Sidrón ha sido un auténtico regalo para la investigación. Una vez acabadas las excavaciones ahora se centra en concretar el canibalismo y en conocer el parentesco de los 13 individuos hallados

24 sep 2017 . Actualizado a las 18:03 h.

Echa de menos el trabajo de campo pero tiene en sus manos material suficiente para desvelarnos cómo vivían e, incluso, hasta cómo pensaban los antepasados del hombre hace 40.000 millones de años. El Sidrón ha sido un auténtico regalo para este prehistoriador y arqueólogo bajo cuyo paraguas se ha formado la siguiente generación de investigadores. Para ellos reclama estabilidad y un plan de futuro. Invertir en ciencia no es gastar, cuenta, es garantizar el futuro, tal y como sucedió en Barcelona 92 con el deporte olímpico.

-El Sidrón es un auténtico caramelo para un prehistoriador y arquéologo.

-La verdad es que lo es. El Sidrón ha dado muchísimos restos. Hemos estudiado el fenómeno desde diferentes puntos de vista y seguimos estudiándolo. Es un hallazgo espectacular.

-¿Cuándo concluyeron las campañas de excavación de la cueva?

-Las campañas de excavación terminaron en el 2014, porque ya habíamos sacado todo el sedimento y todo el material, los huesos humanos, los utensilios de piedra y la poca fauna que hay. Ahora lo que hacemos es ir estudiando todos esos elementos y, naturalmente, como hay muchos restos fósiles humanos, van saliendo cosas progresivamente. También los estudios genéticos van ofreciendo información desde ese punto de vista. Desde el ámbito arqueológico estamos estudiando los materiales líticos y algunas otras cosas.

-¿Echa de menos el trabajo de campo ahora que toca el análisis científico de los elementos recuperados? ¿La gratificación profesional y personal es diferente?

-Todo forma parte del mismo proceso. Es verdad que durante la excavación también se hacen investigaciones, no estamos parados. Lo que pasa es que van saliendo materiales y hay una práctica arqueológica. Hombre, la echo de menos, la verdad. Supongo que empezaremos alguna otra cosa en breve. Otras excavaciones, en otros yacimientos. El trabajo de campo es enriquecedor. Hemos ido trabajando mientras estábamos excavando y ahora seguimos, dando el volumen y la riqueza del material recuperado.

-Eran de talla corta, tampoco hacían ascos al canibalismo, apenas vivían 40 años. Ya casi los conocemos al dedillo. ¿Qué más podemos descubrir de esos antepasados? ¿Qué nos falta por saber de ellos?

-Muchas cosas. A medida que se van analizando los restos con detalle, lógicamente, ofrecen información. Ahora, lo último se refiere al crecimiento. Hemos tenido la suerte de que se haya conservado un juvenil de unos 8 años bastante completo y de que algunas de las partes del esqueleto, como el cráneo, el tórax y la columna vertebral, han permitido valorar con precisión el crecimiento de los neandertales o, por lo menos, de una parte del de desarrollo vital de un neandertal.

-Se han publicado otras investigaciones que describen su comportamiento social. ¿También en este campo queda terreno por andar? ¿Qué más podremos descubrir?

-Estamos valorando más sobre el canibalismo, viendo exactamente si podemos definirlo con precisión. No obstante, nosotros ya pensamos que es un canibalismo no ritual sino alimenticio. Hay más aspectos del comportamiento que queremos ir viendo. Las herramientas líticas probablemente nos digan algo y algunas otras cosas. Pero aquí, dando la acción que se realiza, algunos aspectos del comportamiento social va a ser muy difícil o imposible valorarlo. Algunos otros sí. Porque como ha sido una canibalización y todo ha quedado muy rápidamente en el sitio hay algunos aspectos que no tenemos.

-¿Qué no tienen? ¿Qué tipo de restos no fueron encontrados en el Sidrón?

Por ejemplo, un enterramiento. Aquí no lo hay, ni tampoco en toda la península Ibérica. En otras parte de Europa sí. Esto es algo importante para lo simbólico. Pero no se puede tener todo tampoco. Sería demasiado presuntuoso. Tenemos, en cambio, cosas importantes. Sabemos que usaban la boca como tercera mano y, no tanto la división sexual, pero sí la división del trabajo por sexos. Eso es un comportamiento interesante, lo estamos valorando y ya han salido publicaciones.

-Sabemos, por tanto, muchas cosas de ellos. Qué comían, cuánto medían y vivían,… ¿Podremos en algún momento atisbar qué pensaban?

-Bueno, por lo menos, orientarnos en alguna cosa sí. De hecho, si enterraban ya podemos hablar de un cierto mundo simbólico y algunos otros aspectos. Es indudable que a medida que las técnicas avanzan y que se investigan más yacimientos, la precisión será mayor. Lo que pasa es que hay que ir poco a poco y, sobre todo, que nosotros tenemos que demostrarlo científicamente, no especular. Necesitamos datos fehacientes contrastados y, a partir de ahí, ya podemos establecer el edificio. Tenemos bastante hecho y El Sidrón ha contribuido, junto con otros yacimientos, a ir estableciendo esa visión que hace 10 ó 15 años no lo podíamos ni imaginar. Hemos ido encontrando restos y hemos ido multiplicando casi exponencialmente la información.

-¿El Sidrón ha supuesto un gran avance en el conocimiento en un periodo corto de tiempo?

-Llevamos ya más de 17 años trabajando. Estas investigaciones son largas. El yacimiento era rico y había que ir despacio porque no podíamos sacar todo el material. Había que ir con el ritmo arqueológico necesario para ser rigurosos. En fin, la información se va acumulando y El Sidrón, junto con otros, ha ido sumando para tener una visión lo más realista posible de nuestros antepasados más directos. Sobre todo, en Europa.

-¿Qué han supuesto esos trabajos en red con equipos de otros yacimientos europeos para conocer a los habitantes de El Sidrón?

-Eso en el mundo de la investigación arqueológica, la antropológica y la genética es que hay que hacerlo. No se puede trabajar de otra manera. Tienes que comparar con otros sitios, conocer su información, contrastar, ver las similitudes, las diferencias y extraer conclusiones. Todo es una suma. Todo lo que se conozca y todo lo que salga siempre es bueno.

¿Cuál es la singularidad que distingue a El Sidrón del resto, cuál es su seña con respecto al resto de yacimientos europeos con los que colaboran?

-Lo primero es su riqueza, que se conserven tantísima cantidad de restos óseos ya es totalmente singular. Lo normal es que los huesos se pudran. Lo singular es que se trata de un grupo importante, de trece individuos y la acción se canibaliza y los restos quedan ahí. Ese proceso, que es un muy expeditivo, muy rápido y específico, no es muy frecuente en el mundo de la arqueología y la antropología. Lo normal es que tú te encuentren unos huesos, un enterramiento ?que es otro tipo de singularidad. Aquí es la acción en sí, trece individuos que se canibalizan, quedan ahí y conservan una cantidad importante de restos.

-El Sidrón ha sido, además, una cantera de investigadores de diferentes ramas relacionadas. En él han trabajado muchos jóvenes investigadores. ¿Eso también es algo a destacar dentro de su importancia?

-Es clave en todo este tipo de cuestiones. Todo lo que sea posibilidades a la gente joven de que pueda hacer su investigación y formarse en geología, genética, antropología será bienvenido. Es fundamental para el desarrollo de la investigación y para hacer más estudios que, además de los veteranos como nosotros, haya gente joven que con la ilusión y la fuerza. Es interesante. Se irán incorporando más personas, a medida que se van mirando nuevos aspectos o que se va profundizando siempre se incorporan nuevos compañeros.

-Es importante para los equipos y para la Universidad de Oviedo. ¿Están preparando un relevo generacional?

Por supuesto, en la arqueología, la antropología, la genética y la geología. Para todas las disciplinas genéricas que en El Sidrón están interviniendo, es bueno. Lo fundamental ahora sería poder estabilizarles pero eso ya es harina de otro costal. Todo el mundo de nuestro ámbito lo tiene muy claro pero luego eso hay que traducirlo en algo sostenible. Es una cuestión que hay que tomarse en serio lo antes posible. Sobre todo, hay una actitud previa de la que no sé si todo el mundo es consciente. Esto no es un gasto, es una inversión. Con esto en mente, la forma de enfrentarlo cambia. Claro que hace falta dinero. Es obvio. Pero yo pongo un ejemplo concreto. Estoy pensando en las Olimpiadas del 92, en qué se hizo. Pusieron recursos y consideraron que no era un gasto sino una inversión. ¡Qué casualidad, tuvimos un montón de medallas! Eso no es gratuito. Hubo un esfuerzo previo. Pues eso es de lo que se trata. Cuando se hace bien y sostenido, funciona. Ejemplos tenemos. Es extrapolable a la ciencia. De hecho, la investigación es uno de los recursos potentísimos que tenemos en el primer mundo para poder seguir adelante. Es algo que debe ser potenciado por las personas que diseñan las estrategias económicas y deciden dónde invertir.  Hay que sentarse a diseñar la estrategia y resolver antes problemas graves. Entiendo que si hay gente que no tiene para comer lo prioritario es darle de comer. Pero una vez resuelto esto hay que afrontarlo.

-Se ha referido a la contribución de El Sidrón al avance en múltiples cambios. Recientemente se ha publicado un trabajo sobre una nueva técnica científica que permite extraer ADN sin fósiles. ¿Qué ha supuesto este paso?

-Efectivamente, en El Sidrón y en otros yacimientos se consiguió encontrar ADN en el sedimento. Esto, para la investigación arqueológica, puede ser utilísimo. Me imagino que cuando las técnicas sean más baratas -que yo creo que no son tan caras- muchos de las carencias que tenemos en los yacimientos, de cosas que no sabemos que hay, se podrán saber. Puede ayudar a interpretar unos yacimientos, donde la información no la podemos ver pero está en esas muestras. Por ejemplo, lo normal es no encontrar restos humanos. Un yacimiento cualquiera en Asturias donde hay restos de las herramientas de los neandertales pero no tenemos el hueso neandertal. Ahí se pueden tomar unas muestras y demostrar que hubo un hueso neandertal que ha desaparecido pero ha dejado su rastro. Y el ADN puede decirte que es un varón o una mujer, de 30 años. No solo te puede decir que había un individuo. Si se conservan bien algunas secuencias te pueden dar el sexo, la edad y hasta el color del pelo. Yo no tenía nada pero junto a la herramienta había una evidencia. Zonas donde hay poca fauna porque el PH del sedimento de la tierra es muy ácido no encuentras nada. Sabes que no eran vegetarianos y que, por tanto cazaban, pero no la encuentras. Con el análisis del sedimento puedes tener información, si había ciervos, mamuts o lo que sea. Ya no es lo mismo. Ya no dices no tengo fauna. No la tengo pero la tengo gracias al análisis del sedimento. Te permite tener otra visión y otros elementos analísiticos de los que poder tirar.

-Parece ciencia ficción.

-La genética, en el año 2000, era impensable. Y estamos hablando de solo 17 años. El 2000 todo el mundo lo tiene en la cabeza. Es anteayer. Y ahora mismo, madre mía, dónde estamos. Es fundamental.

-¿Qué vamos a saber de estos individuos de El Sidrán a continuación? ¿En qué se está trabajando?

-Se están siguiendo algunas líneas genéticas. Una de las que se está tratando de llegar pero hay algunos problemas es establecer los parentescos claros de los 13 individuos. Se sabe quién era la madre y que tenía un hermano pero son 13. Vamos a intentar generar el parentesco, cómo era esta familia. Y luego, desde el punto de vista del material óseo, con los huesos que hay, se ha sacado ahora el crecimiento, se están estudiando las costillas, … De todos, los huesos. Y estamos con el canibalismo, para establecer el carácter. Sabemos que existió y era alimenticio pero queremos afinar más. Tenemos que tener más datos y no es fácil.

-¿En qué nuevos proyectos de excavaciones está trabajando?

-Hay algunos yacimientos que ya excavó el profesor Fortea y quizá sea interesante volver a excavar en alguno de ellos. Estamos sopensando. Si es viable y conseguimos los permisos, lo veremos. Estamos pensando algo razonable. En algún caso por el análisis de sedimentos. En otros, no es porque eran yacimientos importantes y no pasa nada por darle una vuelta con unos cuentos años más de conocimiento. Quién sabe, y pueden aparecer huesos. Eso es siempre una posibilidad.

-¿Qué puede deparar el subsuelo asturiano? ¿Quizá otro Sidrón?

-Por supuesto, aquí y en cualquier otro sitio. Hace no mucho, en Cantabria parecieron más pinturas. Por muy pateado y conocido pueden salir. Y ojalá salgan, porque el conocimiento prosperará.