Oviedo rematará con el premio Princesa de Asturias una gran semana de la física

Raúl Álvarez OVIEDO

CULTURA

Montaje con la imagen de los ganadores de Investigación 2017, Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry Barish.Montaje con la imagen de los ganadores de Investigación 2017, Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry Barish
Montaje con la imagen de los ganadores de Investigación 2017, Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry Barish

Los responsables de la investigación sobre las ondas gravitacionales recogerán el galardón de Investigación Científica tras presentar el próximo lunes avances importantes en Washington. La comunidad internacional de investigadores espera con enorme expectación nuevos datos sobre las ondulaciones del espacio-tiempo en el cosmos

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La entrega del premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica llega justo a tiempo de sintonizar con un gran momento para la física. La semana pasada el comité del Nobel ratificó el buen ojo del jurado de Oviedo al otorgar un galardón a las tres cabezas visibles de la gran colaboración LIGO/VIRGO, de la que forman parte más de mil investigadores de todo el mundo para detectar y estudiar las ondas gravitacionales del universo, las famosas ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo predichas por la relatividad general de Albert Einstein. Pero no es solo el doblete de recogida de reconocimientos en Asturias y Estocolmo que se marcarán este año Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne lo que da impulso a su trabajo, sino el hecho de que estén tan vivos sus experimentos y las observaciones recogidas por la red mundial de telescopios que coordinan. Para el lunes, justo el día que se abren las actividades de la semana dedicada a los premios en la capital asturiana, se ha anunciado en Washington una gran rueda de prensa en la que más de una docena de científicos presentarán lo que la comunidad internacional de especialistas esperan que sea otro gran descubrimiento relacionado con las ondas gravitacionales.

«Las ondas gravitacionales están causadas por algunos de los procesos más violentos y energéticos que se producen en el Universo. Se crean cuando una masa se acelera, como, por ejemplo, la colisión de dos agujeros negros que giran uno alrededor del otro, el colapso del core de una estrella dando lugar a supernovas, o colisiones de estrellas de neutrones o enanas blancas. Estas ondas viajan a la velocidad de la luz a lo largo de todo el universo, portando información acerca de su origen, así como posiblemente, de la naturaleza intrínseca de la interacción gravitatoria», explica Javier Cuevas, director del grupo de Física Experimental de Partículas de la Universidad de Oviedo. El propio Einstein, que señaló su existencia hace casi un siglo de manera teórica, no estaba seguro de que alguna vez pudiera comprobarse de manera práctica porque, a su juicio, la interacción de la onda gravitacional con la materia sería demasiado débil para permitir su detección directa. Sin embargo, un experimento de 1974 logró demostrarla de forma indirecta, y desde los años 90 se incrementaron los recursos y la cooperación entre universidades y grupos internacionales de investigadores para conseguirlo.

Entre febrero del 2016 y junio del 2017, los equipos de LIGO y VIRGO, a los que pertenecen más de 1.000 científicos distribuidos en grupos de trabajo que operan desde más de 100 centros de investigación en los cinco continentes, han anunciado la confirmación de la existencia de tres señales. La primera, procedente de la onda gravitatoria causada por la colisión de dos agujeros negros hace 1.300 millones de años (es decir, ocurrida a 1.300 millones de años luz de distancia desde la Tierra), ya está entre los grandes hallazgos de la ciencia y abrió la puerta de los honores para Weiss, Barry y Thorne. Se detectó en septiembre del 2015, aunque confirmar lo que era costó varios meses de trabajo y retrasó la comunicación al público hasta el año siguiente.

Lo que se anunciará la próxima semana es aún una materia reservada al reducido grupo de investigadores de alto nivel que protagonizarán la rueda de prensa. Pero el alcance de la convocatoria y el gran número de participantes en los dos paneles que recibirán a los medios internacionales ha disparado la expectativa sobre sus contenidos. Se espera el anuncio de descubrimientos nuevos e importantes procedentes de las observaciones del cosmos realizadas por los telescopios de la red LIGO/VIRGO, que en España está representada por sendos grupos de las universidades de Valencia y Baleares. Generaciones enteras de físicos esperan que la comprensión de esos fenómenos permita cumplir el sueño que Einstein no pudo cumplir en vida: asistir a la unificación de la relatividad general con la mecánica cuántica en una sola teoría.

La presencia en Oviedo de los tres grandes responsables vivos de las investigaciones permitirá consultarles en persona qué posibilidades y qué plazos existen para lograrlo. Parece claro que, en todo caso, no faltarán novedades sobre las que conseguir sus impresiones de primera mano. Las dos grandes citas de la física para la semana del 16 al 22 de octubre están en Washington y en Asturias.