«El cine y la tele tienen emociones pero les falta el alma de la literatura»

Raúl Álvarez OVIEDO

CULTURA

Adam Zagajewski
Adam Zagajewski

El poeta polaco Adam Zagajewski ha dejado atrás el exilio y reivindica la alegría en el acto de escribir

16 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Adam Zagajewski (1945) nació en Lvov, cuando esa ciudad, hoy en territorio ucraniano, aún era parte de Polonia, se crió en Cracovia y ha vivido largas temporadas en París y Chicago, donde ha ejercido como profesor universitario. Poeta, traductor y ensayista, es una de las voces más reconocibles de la generación del 68 en su país, que tan grandes autores ha dado a Europa. En esta entrevista, a la que ha contestado por correo electrónico desde Cracovia, donde ha vuelto a instalarse, rechaza que la melancolía del desarraigo sea el único motor de su obra. Reivindica la alegría de escribir y confiesa su amor por el cine y por muchos autores españoles.

-¿Cómo empezó a escribir poesía? ¿Qué desató su necesidad de hacerlo?

-De niño, fui un lector apasionado. Lo que había a mi alrededor era gris, monótono y, con frecuencia, aburrido. En los libros descubrí una especie de realidad mejorada, revisada y corregida. La idea de intentar escribir algún día por mí mismo aún estaba bastante alejada, pero lentamente caí en la cuenta: tenía que intentar formar parte de eso. Pero fue un proceso largo, lleno de ensayos y errores.

-Creció en un país comunista. ¿Contribuyó la necesidad de soslayar la censura a su manera de decir las cosas, le hizo acostumbrarse a los enfoques oblicuos?

-No se trataba tanto de un enfoque indirecto. Creo que, por entonces, todo el mundo sabía que mencionar ciertos hechos (como atribuir correctamente a Stalin la masacre de Katyn) era un empeño imposible. Pero también es verdad que, siendo un poeta joven, las probabilidades de que provocaras una reacción eran escasas. Un poco después, cuando empecé a escribir poemas con mayor carga política, todo se convirtió en una especie de juego con la censura. Intentabas arriesgarte más, forzar los límites...

-Ha escrito y reflexionado mucho sobre el pasado, pero hoy casi todo el mundo prefiere el presente continuo de las redes sociales. ¿Se siente conectado con ese mundo nuevo?

-No creo que esté desconectado del mundo moderno. No estoy en Facebook, eso es cierto, pero ¿es que Facebook está justo en el centro del mundo? En la poesía siempre vamos a parar a un encuentro entre nuestro alma y el lenguaje. El alma es muy vieja y muy joven a la vez, los poetas son solitarios. Por supuesto, también disfrutan en compañía de otras almas, por expresarlo de esa manera, pero una de sus obligaciones morales es la búsqueda de la soledad. Si leemos a Proust, lo que hay en su inmensa obra es tanto la sociedad como la soledad. Y Proust era un poeta que escribía en prosa.

-¿Ve las series de televisión que todo el mundo sigue hoy? ¿Va al cine con frecuencia? ¿Qué libros hay en la mesilla de noche de un poeta?

-No, lo siento, pero no veo series de televisión. No tengo tiempo para eso. Pero sí me gusta ir al cine. Me gusta la magia de la oscuridad en la que tienes delante de ti una pantalla brillante. Exactamente como la caverna de Platón. Lo que no me gusta es ver las películas en una pantalla pequeña, en la tele: es como si alguien te contara la película con otras palabras. Leo libros de todas clases: historia, claro, pero también novelas, biografías, diarios y, por supuesto, poesía.

-¿Por qué importan aún la poesía o la literatura en su conjunto?

-Porque tenemos alma. Seguramente esa es la principal razón y probablemente la única. Hoy, en el enorme reino de las artes visuales, incluidos el cine, la televisión y todas las clases de vídeo, hay muy poca vida interior. Tienen emociones, tienen un montón de violencia y a veces incluso tienen dilemas morales interesantes, pero lo que les falta es la presencia delicada del alma. Ese es el dominio de la literatura.

-En las críticas y en las reseñas se define a menudo su trabajo como una meditación sobre la pérdida, el exilio y el desarraigo, pero en las entrevistas no suena tan melancólico. ¿Cómo se definiría usted?

-No, no soy melancólico. Veo la poesía como un forcejeo continuo entre la alegría ?la alegría de estar vivo, la alegría de la expresión (el acto de la escritura (en sí mismo) es jubiloso? y la desesperanza. A menudo gana la alegría. Incluso el tema del exilio, que para mí se ha acabado, porque ya no soy un «poeta exiliado», es ambivalente, porque en él hay ciertos placeres. Una vez hice la observación, con un poco de ironía, de que vivir en el exilio te permite ignorar lo que hay más de vulgar en la cultura de masas de tu país natal. Lo vulgar es un idioma distinto te causa menos sufrimiento.

-He visto citas de Machado y Unamuno en sus obras y en algunas entrevistas. ¿Aprecia más autores españoles?

-Hay muchos escritores españoles (y no solo escritores) que aprecio de corazón. Lorca, por ejemplo. No mencionaré a Cervantes; dirían ustedes que eso el pasado. Machado, de una manera o de otra, forma parte del círculo de poetas que para mí son como de la familia. También tienen ustedes grandes escritores en prosa, basta mencionar a Javier Cercas y Javier Marías.

-¿Por qué Polonia ha dado al mundo tantos grandes poetas en los últimos sesenta años? ¿Es solo azar o existe alguna razón que tenga que ver con la historia de su país?

-No sé por qué. A veces creo que fue el silencio en Polonia después de la II Guerra Mundial, el silencio de la Varsovia reducida a cenizas, que era del todo necesaria una voz. Y la voz, o más bien las voces, aparecieron. ¿Pero esta explicación es buena? Probablemente no. No lo sabemos.

-El actual Gobierno polaco suscita preocupaciones en toda Europa. ¿Comparte la opinión de que es una amenaza para los derechos humanos y los valores liberales?

-Con seguridad es una amenaza a los valores liberales tradiciones, no en el sentido estrecho de liberalismo, sino en el amplio del imperio de la ley y la división de poderes entre la rama legislativa, la ejecutiva y la judicial. También ha llevado a una televisión pública controlada por el Gobierno que en su distorsión grotesca de la verdad parece imitar la propaganda del señor Putin. Pronto intentarán poner restricciones a los medios independientes, ya lo han anunciado. La vida en Polonia es muy interesante en estos tiempos.