Estreno europeo de cine gallego en el festival de Gijón

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO VIVEIRO / LA VOZ

CULTURA

PEPA LOSADA

El director Álvaro F. Pulpeiro, con raíces en Foz, presentó su ópera prima «Nocturno: fantasmas de mar en puerto»

21 nov 2017 . Actualizado a las 14:40 h.

«Una película no es un objeto, es un pedazo de vida, es una aventura muy compleja de resolver». Se confiesa el director gallego Álvaro F. Pulpeiro (1990), quien ayer presentó el largometraje Nocturno: fantasmas de mar en puerto en la 55.ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX), en la sección Llendes. Un estreno en España y a nivel europeo de la ópera prima del realizador gallego, que sorprendió en el 2015 con el cortometraje Sol mihi siempre lucet.

Rompedor, atrevido, cosmopolita. Formado en la prestigiosa Architectural Association School of Architecture en Londres, no se denomina «cinéfilo» y enmarca su nuevo trabajo en el género de ficción de fronteras. «Utilizo las herramientas de la ficción para acceder a la realidad, pero la realidad siempre le da un toque de humildad o transforma las expectativas que tiene la ficción sobre el contexto. Existe una dialéctica entre mi deseo de fabricar y una imposibilidad de fabricar ya que los sujetos están conscientes constantemente y no son personajes, son sujetos», confiesa el director a orillas del Cantábrico, desde Foz, donde tiene raíces familiares y donde no oculta sus preferencias por el FICX: «Le tengo mucho cariño al festival no solo por la calidad y porque me parece el festival de vanguardia más interesante y radical de España, pero sobre todo por el trato que dan, un trato personal y donde la película no se pierde en un mar de filmes de consumo».

Con Nocturno, presentado en la Universidad de Nueva York, transmite pensamientos. Cómo se vive el tiempo de espera amarrado a puerto, la llegada y la vuelta al mar del navío, de los marineros del Ilha Brava. En tres años viajó dos veces al año a Montevideo para rodar, para crear, para improvisar. Afrontó complicaciones logísticas, económicas, de salud... y logró cambiar el objetivo inicial: «No me interesa dirigir o embarcarme en un proyecto si sé cómo va a salir al final. Los guiones están para violarlos, no tengo interés por cumplir unas reglas». A punto de regresar a Bogotá, ya afronta próximos desafíos: presentar su largometraje en otros continentes y continuar con otro de sus proyectos en Canadá.