Una inversión millonaria tendrá en obras la Biblioteca de Nueva York hasta el 2021

Adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

CULTURA

La reforma absorbería el 50% de los fondos de la Secretaría de Estado de Cultura de España

27 nov 2017 . Actualizado a las 08:14 h.

Patience (paciencia) y Fortitude (fortaleza) son los nombres de los leones que reciben al visitante en la entrada de la Biblioteca Pública de Nueva York. Ambos fueron bautizados en la época de la Gran Depresión cuando el alcalde de la ciudad, Fiorello La Guardia, decidió que había que insuflar ánimos a una población que enfrentaba sus rutinas entre la angustia y la exasperación.

La precariedad de entonces nada tiene que ver con la opulencia de ahora reflejada por ejemplo, en la cantidad de proyectos inmobiliarios que diariamente amenazan con modificar el skyline de Manhattan. Uno de ellos es precisamente el icónico hogar de Patience y Fortitude, en plena Quinta Avenida neoyorquina.

Inaugurado en 1911, el llamado Stephen A. Schwarzman Building afrontará en las próximas semanas el comienzo de la renovación más grande de su historia, con una inversión de 317 millones de dólares (más de 265 millones de euros, es decir, casi la mitad del presupuesto con que este año España dotó la Secretaría de Estado de Cultura, 540 millones de euros). «Hemos encontrado una manera de conseguir lo que necesitábamos, siendo además respetuosos con la increíble arquitectura de este edificio», dijo el presidente y director ejecutivo de la biblioteca, Anthony W. Marx, durante la presentación del plan.

El proyecto -otorgado a la firma holandesa Mecanoo with Beyer Blinder Belle y liderado por la arquitecta Francine Houben- se completará en el 2021 e incluirá una nueva entrada en el inmueble por la calle 40, un centro de aprendizaje e investigación, así como una ampliación de las salas destinadas a exhibiciones y talleres, una cafetería, una terraza y otra tienda. En total, un 20 % más de espacio que disfrutarán los miles de investigadores que trabajan en esta biblioteca y los turistas que la visiten antes o después de pasear por el vecino Bryant Park.

En líneas generales, habrá una separación más clara de funciones. Los cambios más visibles tendrán lugar en la planta baja, enfocada a actividades más ruidosas y públicas. Los pisos superiores, mientras tanto, atenderán a los investigadores, que contarán con 250 butacas nuevas.

Estanterías centenarias

Con esta propuesta, el proyecto se aleja de un polémico primer plan que hubiera obligado a vender la sucursal de préstamo de Mid-Manhattan, que la biblioteca tiene justo enfrente -y que también está sumida en una reforma que costará 200 millones de dólares- y a construir un nuevo edificio circular, diseñado por el arquitecto británico Norman Foster. Sin embargo, y a pesar de que esta idea acabó desechándose, la actual propuesta no ha silenciado las críticas.

Los usuarios siguen sin saber cuál será el destino de las estanterías centenarias que visten el inmueble y que antes sostenían algunos de los ejemplares más emblemáticos y delicados de la historia de la literatura. Dichas colecciones tuvieron que ser reubicadas porque las polémicas estanterías no cumplían con la normativa contra incendios que obliga a unos parámetros determinados en cuestiones de seguridad, humedad y temperatura. «Aún nos tomaremos algún tiempo antes de tomar una decisión al respecto», se disculpó Marx para enfado de los presentes, que en el turno de preguntas se cuestionaron cómo el programa maestro de la biblioteca no contemplaba la cuestión más controvertida.