India Martínez: «De niña yo era fan de Camarón, no de Alejandro Sanz»

CULTURA

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Empezó en el flamenco, emulando a los maestros, hasta que acercó esa tradición al pop. Llega a Vigo y A Coruña con «Te cuento un secreto», un disco en el que el sentimentalismo se deja bañar por la luz de la alegría

16 sep 2019 . Actualizado a las 20:47 h.

Hacía años que India Martínez no estaba en Galicia. «Era una cuenta pendiente que teníamos y me apetecía mucho», explica. Tiene una pinta estupenda. Al cierre de esta edición, Cávea (la promotora que se encarga de traerla) certificaba el éxito. En Vigo (26 de enero, Auditorio do Mar) ya se había vendido la mayor parte del aforo. En A Coruña (27 de enero, Palacio de la Ópera), ayer se agotaba todo el papel. «No me lo esperaba, porque no estáis por ahí acostumbrados a verme ni yo a ir. Siendo del sur una piensa que puede ser un poco más complicado, pero me llegan estas sorpresas y compruebo que no», señala. Los tiques cuestan desde 22,60 euros.

-Llega con disco titulado «Te cuento un secreto» y sale con máscara en los carteles. Sugiere susurros y sentimientos muy íntimos. Sin embargo, aparece un álbum de pop luminoso y alegre. ¿Cómo lo explica?

-Tienes razón. La mayoría de la gente que sigue mi carrera ha reconocido más temas tristes, baladas fuertes y cosas así. Este disco se ha inspirado desde la alegría. ¿Por qué no puedo explorar yo eso si la vida es así? La gente que no conocía ese otro lado, más alegre y de saltar en el escenario, lo está descubriendo ahora.

-Precisamente, el disco tiene unos arreglos electrónicos «saltarines», que incitan a ello.

-Es así. Hay canciones que te invitan a despojarte de todo y decir: «¡Me da igual, me como el mundo!».

-¿Eso significa que, pese a que sus conciertos gallegos sean en auditorios, a la gente no le va a quedar más remedio que verlos en pie?

-[Se ríe] Sea donde sea el recinto en el que estemos, la gente termina poniéndose en pie, sin duda. Ahora estamos en teatros y la gente acaba bailando.

-En «Ángel» canta: «A veces la gente no sabe / a veces la gente no entiende / te juzgan porque eres diferente». ¿Qué buscaba ahí?

-Es una de mis canciones favoritas. Tiene algo que me toca el alma. Cuando la hice quería mostrar ese lado que uno siente o ha sentido alguna vez. Yo lo he sentido. Cualquiera se encuentra excluido en un momento dado en la sociedad. Tanto da si es en su trabajo o en el colegio. Eso duele mucho. Lo transmites al público porque, en cierto modo, está pensada para esa gente que puede sentir miedo, que se agarre a la canción y que le echen valor a la vida, que no importa. En esa diferencia y en esa diversidad es donde está lo auténtico.

-Hay quien le llama a eso canciones de autoayuda, que te cogen en un momento bajo para hacerte sentir mejor. ¿Es así?

-Sí, a mí misma me hace sentir mejor cuando la canto. Si estoy cabizbaja, la canto y me da coraje. Anula el miedo. Además, lo hace de una forma positiva y constructiva.

-Sí, es como si en usted no hubiese sitio para la rabia.

-Claro, es que yo soy así.

-Muchas estrellas del pop se sintieron diferentes de niños y es precisamente esa diferencia la que les empuja a tomar ese camino. ¿Es su caso?

-Yo no me sentía diferente a nadie, pero sí que en algún momento los demás me lo han hecho sentir. Era muy tímida. Salía del colegio y me iba para mi casa supercontenta para escuchar mis cintas de casete de Camarón, Antonio Molina, Juanito Valderrama, Terremoto de Jerez o la Niña de los Peines. Al día siguiente, cuando volvía al colegio, si quería hablar de lo que había hecho el día anterior nadie me entendía. Era como una niña rarita y, a veces, recibiendo como burla en plan: «¡Olé, Olé, cántate algo!».

-Llama mucho la atención que una niña prefiera escuchar a Juanito Valderrama que a los grupos de su momento. ¿Por qué no lo hacía?

-Sí, era la época de Alejandro Sanz. Me lo decían en el colegio y yo pensaba ¿y este quién es? De niña yo era fan de Camarón, no de Alejandro Sanz. Se lo dije a él cuando lo conocí [risas]. Conocía a los cantaores, a todos, pero esa música no. Cuando lo escuché vi otro modo de hacer música. De todos modos está relacionada, porque él venía de esa tradición con la que yo me crie.

-¿Qué pensaba de la música de las radiofórmulas?

-Que era toda como muy fácil de cantar. Escuchaba la radio y me preguntaba ¿por qué hacen esas canciones que son tan fáciles? Yo para cantar tenía que estar concentrada, pendiente de los giros y que todo fuera muy desgarrador.

-De ahí ha llegado al pop, igual que Alejandro Sanz. Da la sensación de que se ha construido en España una especie de género, el pop aflamencado, con diferentes artistas conectados.

-Sí, cada uno ha tenido referencias muy diferentes, aunque otras coincidentes. Yo antes de ser cantante dentro de ese género que comentas fui cantaora. Algunos de esos compañeros no han llegado a hacer flamenco clásico. Unos se han arrimado a la copla u otros estilos. Eso nos da la diferencia en cada sonido. Nos conocemos todos y vamos viendo lo que hacen los compañeros. Yo me fijo en Vanesa Martín o en Manuel Carrasco. Eso es muy bonito.

-Viendo sus carteles por la calle me quedé pensando: «India Martínez, qué nombre más chulo. Dan ganas de hacerse fan de ella por ello». Fue un gran acierto ese nombre, ¿no cree?

-[Risas] ¿Gustar solo por el nombre? ¡Qué bueno! Ese nombre vino en una segunda etapa mía. Primero, fui cantaora. La gente del pueblo, Roquetas de Mar, me llamaba La Niña del Puerto. Es un nombre que me puso la gente. Antes de cantar en peñas flamencas y festivales, la gente iba al paseo de Roquetas porque sabían que me iban a encontrar allí con mi perro, que me paraban y yo les cantaba. Cantaba para todo el mundo, en pubs, en chiringuitos, por la calle. Cuando empecé a moverme en festivales y concursos pude tocar en Sevilla, en la Feria Mundial del Flamenco. Allí me ojeó un mánager, el mismo que bautizó a Pasión Vega. Me dijo que el nombre no me hacía justicia, que era antiguo. Él me veía fuera del flamenco. Me dijo que qué me parecía llamarme India. Y a mí me encantó. Siempre me he sentido muy salvaje y muy libre. Desde entonces es como si fuera mi nombre real.

-¿Nunca le ha picado retornar a esa etapa primera y hacer algo de flamenco clásico?

-Depende de lo que me pida el corazón. Después de mis dos primeros discos, hice un pequeño parón. Ahí realicé una pequeña gira flamenca solo por festivales y me encantó. Eso siempre está ahí para mí. Lo que está pendiente es un disco más flamenco. Siempre hay tintes por ahí. En medio del pop, a veces hay unas alegrías, una toná o una bulería. Siempre hay algún palo que recuerda de dónde vengo. Quizá Te cuento un secreto sea el menos flamenco, pero de pronto me pongo a cantar a capela unas coplas o unos fandangos que me llevan ahí. Pero sí que tengo pendiente hacer ese disco. Me encantaría, me haría sentir muy orgullosa de seguir llevando mis raíces.

-Le animo a ello.

-Y eso conllevaría una gira.

-Y una nueva estética: pasar del momento más pop de su carrera a lo más primigenio. Un buen contraste.

-Me quedan muchas cosas pendientes, entre ellas esa. Ahora me estoy enfocando mucho en Latinoamérica. Acabamos de debutar en Argentina o México, llenando y con sensaciones buenísimas. Todo eso me influye.