David Young: «En Alemania del Este, la Stasi reclutaba a muchos menores como informantes»

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID /LA VOZ

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

Con su primera entrega, «Hijos de la Stasi», el escritor británico se sitúa en primera línea de la «novela negra totalitaria»

15 ene 2018 . Actualizado a las 08:03 h.

Trabajó limpiando retretes, como conductor de reparto y periodista de mesa de la BBC antes de reinventarse como novelista. En el 2012 David Young (Hull, 1958) hizo un curso de escritura creativa del que surgió Hijos de la Stasi (Harper Collins), una novela negra ambientada en la República Democrática Alemana (RDA) de 1975, en la que, entre otros temas, aborda la utilización de menores como informantes por la Stasi, la siniestra policía secreta comunista. Con su ópera prima logró el CWA Historical Dagger Award y la posibilidad de extender la serie (desde la trilogía que estaba prevista) a cinco entregas. Young asegura que ha huido del estereotipo de las novelas ambientadas en la Guerra Fría, en las que «el Este es el malo y Occidente el bueno».

-¿Por qué decidió situar su primera novela en la RDA?

-Buscaba un nicho diferente, algo que todavía no se hubiera hecho. Recordé mi experiencia como miembro de una banda de indie pop cuando viajé por la parte oriental de la Alemania unificada para tomarme un respiro porque estaba harto de mi trabajo en la BBC. Me impresionó cómo aún estaba presente el legado de la RDA, cómo eran visibles los restos fantasmagóricos de ese mundo distópico en una gran cantidad de edificios y recuerdos. También me influyó la lectura del libro de Anna Funder Stasiland. Mi novela está construida con mi imaginación y documentación, pero también inspirada en hechos reales.

-Se ha encuadrado su libro en el llamado «noir totalitario», novelas negras que se sitúan en la URSS, la Alemania nazi o, como usted, en la RDA.

-Estas novelas se hicieron populares con Gorki Park, de Martin Cruz Smith. Puede que ahora haya más interés por estos temas.

-Su novela se ha comparado con las de Philip Kerr, que se desarrollan en la Alemania nazi, y con la película «La vida de los otros».

-Confieso que no he leído a Kerr. Es cierto que a bastantes lectores que son fans suyos le gustan mis libros. Si hay que buscar una inspiración esa sería El niño 44, de Tom Rob Smith. Pero mi escritor favorito en este género es William Ryan, que tiene una serie ambientada en la Unión Soviética, muy parecida a la mía. Aunque no la había leído antes de escribir Hijos de la Stasi ni tampoco había visto La vida de los otros. Es una película excelente, pero Anna Funder dijo que no era realista que hubiera un oficial de la Stasi que mostrara esa empatía.

-El interés de estas novelas reside en la contradicción de investigar libremente crímenes dentro de regímenes totalitarios donde el control político es absoluto.

-Para crear un buen artificio literario tenía que diferenciar la policía criminal y la Stasi. Pero es cierto que cuando había un caso del que la Stasi no quería que se enterara la gente se lo quitaban a la policía criminal. El objetivo no era en muchas ocasiones resolverlo, sino taparlo. Mi segundo libro está basado en un infanticidio real en un hospital de Leipzig, un caso que la Stasi quitó a la policía criminal para asegurarse de que el público no se enterase de nada porque admitir que en uno de sus maravillosos hospitales mataban a bebés era inaceptable.

-Uno de los aspectos que trata en la novela es cómo la Stasi usaba a menores como informantes.

-Sí, reclutaba a muchos menores. Se estima que cuando cayó el Muro, en 1989, alrededor de un 6% de los 173.000 colaboradores extraoficiales de la Stasi eran menores de 18 años. En general, una de las características de la RDA era la gran cantidad de informantes que había. La presión era muy alta y pocos ese negaban. Lo que pasaba a menudo es que personas sospechosas de ser informantes no lo eran, y en cambio los amigos y los amantes de los no se sospechaba sí trabajaban para la Stasi.

-En su novela trata también de los llamados «Jugendwerkhof», reformatorios donde iban a parar menores conflictivos.

-El que sale en la novela se basa en el de Torgau, tristemente conocido por los abusos sexuales y el maltrato al que eran sometidos los menores internados.

-La novela relata cómo unos chicos logran escapar a Alemania Occidental, pero son reenviados a la RDA. ¿Era así?

-Sí. Está basado en una historia real de un chaval de 14 años que atravesó el Muro a mediados de los 70. Logró pasar a Occidente, pero lo devolvieron al Este a pesar de que había arriesgado su vida para escapar porque un tribunal dijo que los motivos no era suficientes para justificar su huida.

«Soy un autor de ficción, no un analista político»

«Quería empezar lo que iba a ser una trilogía en un tiempo en que la RDA era aún relativamente fuerte; antes de que empezara a desmoronarse, los alemanes del Este tenían uno de los mayores índices de calidad de vida del bloque oriental», asegura Young.

-¿Cómo se documentó?

-La gente suele decir ‘‘escribe sobre lo que sabes’’. Así te lo enseñan en los cursos de escritura creativa. Yo me encontré con dos problemas: que la protagonista era una mujer y que iba a escribir sobre Alemania sin hablar alemán. Pero, como periodista, sabía que solo me tomarían en serio si la novela estaba bien documentada, así que conseguí memorias escritas en primera persona de aquel momento, arranqué las páginas, las pasé por el escáner y las convertí en documentos de word para traducirlas. Era un caos, pero me sirvió. También hablé con uno de los mayores expertos en criminalidad de Berlín Este, una mujer que había sido policía y dos antiguos detectives de la RDA.

-¿Le fue difícil meterse en la piel de una mujer, la protagonista, Karin Müller, teniente de la Policía del Pueblo?

-Fue una decisión deliberada, porque este tipo de novelas en el Reino Unido suelen ser muy masculinas; y es que los lectores son sobre todo hombres. Pero también era realista porque las mujeres tenían un papel más importante en los países comunistas que en Occidente. Había muchas detectives mujeres. La suerte de tener dos tutoras en el curso me ayudó mucho.

-Significativamente, en Alemania del Este es donde más respaldo tiene la extrema derecha.

-Puede ser un voto de protesta, porque en el Este sigue existiendo el sentimiento de que la reunificación fue en realidad una absorción. Pero soy un autor de ficción, no un analista político.