Las obras provienen de una colección checa y saldrán a la venta en la sala Alcalá de Madrid con precios que oscilan entre los 900 y los 10.000 euros
02 mar 2018 . Actualizado a las 18:21 h.La obra de Luis Fernández (Oviedo, 1900-París, 1973) es lo suficientemente escasa y se deja ver tan poco como para que la salida al mercado de algunos de sus trabajos resulte todo un pequeño acontecimiento artístico. Sucederá el próximo 22 de marzo en la sala madrileña Alcalá Subastas cuando se pongan al alcance del mejor postor diez obras sobre papel del exquisito pintor ovetense afincado en París. Fueron realizadas entre los años 1938 y 1941 y forman parte de una etapa del artista un tanto diferente de su producción más divulgada, pero con algunos de los rasgos característicos de su trabajo.
Coincidiendo con el impacto emocional y político de la guerra civil en España, Fernández experimentaba en este periodo una transición desde el lenguaje plenamente surrealista de formas oníricas y orgánicas hacia una forma de pintar más expresiva e incluso violenta, influida tanto por la tragedia española como por su acercamiento al idioma más rotundo y enfático de Pablo Picasso. Este último componente expresionista es quizá lo más llamativo para quien está familiarizado con la quietud casi sobrenatural de sus bodegones y la limpieza de las líneas y los espacios en su obra más personal.
Precisamente Picasso fue uno de los artistas españoles seleccionados para una serie de exposiciones colectivas realizadas en ciudades de la antigua Checoslovaquia diez años después del estallido de la guerra en las cuales se exhibieron dibujos de Luis Fernández. Según lo recoge el especialista en el artista asturiano y director del museo de Bellas Artes de Asturias, Alfonso Palacio, en su tesis doctoral de referencia sobre Fernández, la muestra llevaba por título Arte de la República Española (Umení Republkánského Spanelska) y se enmarcaba en una serie de actividades que incluían también «mítines, veladas y tiradas de periódicos y revistas especializadas defendiendo la legitimidad de la República».
Desde enero de 1946, dos años antes de la incorporación de Checoslovaquia a la órbita de la URSS, la colectiva pudo verse en la galería Manés de Praga, Brno y Bratislava, con obras de Francisco Bores, Óscar Domínguez, Antoni Clave, Honorio G. Condoy, Apelles Fenosa, Mateo Hernández, Pedro Flores, Balbino Giner, Roberta González, Julio González, Baltasar Lobo, Manuel Viola, Ginés Parra, José Palmeiro, Joaquín Peinado, Pablo Picasso, Ismael González de la Serna y Hernando Viñes, entre otros. Algunos de ellos, pero no el ovetense, acudieron a la inauguración praguense de la muestra.
La selección de 244 trabajos incluyó en su estancia en Praga cinco obras de Luis Fernández: Coq et poulet, Nature morte gries, Chat dans une ruelle, Pommes au fond vert y Petit tableau de la vitrine. En Brno se les sumaron otras cinco de quien el autor del catálogo, Fréderic Delanglade, calificaba como «hidalgo de la pintura» capaz de «inspirar en los objetos una vida oculta, marcada con sensaciones de la angustia»: Corrida, Femme, Composition, Femme endormie, Composition ruouge.
Fue en esas colectivas donde el pintor y coleccionista de obra sobre papel de españoles de la Escuela de París Ota Janécek se interesó por la obra de Fernández y adquirió algunas de sus obras. De esos fondos surgen ahora nuevamente al mercado con precios de salida en la puja que oscilan entre los 900 euros de Cheval o los 10.000 euros de la Figura de 1938. El Bellas Artes de Asturias, que reúne una de las colecciones más significativas del pintor ovetense en el edificio de la ampliación, no concurrirá a la subasta.