Iván Ferreiro y Love of Lesbian se funden en un proyecto efímero llamado Lolas

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

FRAN MARTÍNEZ

El artista vigués, su hermano y el grupo catalán grabaron «Reina Leia» en A Coruña

05 mar 2018 . Actualizado a las 10:53 h.

Lo, de Love of Lesbian. As, de As Ferreiro, el grupo de versiones que los hermanos Iván y Amaro crearon tras el fin de Los Piratas. Y una ele en medio para ligarlo todo: Lolas. Ese es el nombre elegido por los protagonistas de esta unión temporal de músicos catalanes y gallegos. Estuvieron trabajando en los Estudios Mans de A Coruña durante una semana. «Le teníamos ganas. De hecho, íbamos a abrir este proyecto nosotros, pero fue imposible por fechas», explica Ferreiro.

Se refiere a La Residencia, una iniciativa de la Fundación Paideia Galiza que persigue encuentros entre músicos marcándoles un reto: crear una obra común partiendo de cero. En este caso, se encerraron durante una semana Santi Balmes y Julián Saldarriaga (de Love Of Lesbian) y los hermanos Iván y Amaro Ferreiro, junto al productor Ricky Falkner. De ahí salió Reina Leia, una canción trotona y de aire espacial. Se recrea en Star Wars. Pero sus intenciones van más allá.

«Cantamos un poco sobre cuál es nuestra princesa real, la que hemos seguido como ideal pero pervertido desde la edad», explica Santi Balmes. «La canción viene a decir que el imperio somos nosotros, no es algo reivindicativo», añade Iván. «Tiene su retranca. Estamos un poco influenciados con lo que ha pasado con Valtonyc, pero usando la técnica contraria, sin decir ningún tipo de obviedad. Un juego para evitar la cárcel», apostilla Santi.

¿Volvemos a la época en la que hay que enterrar los significados en metáforas para evitar las consecuencias? «Es así», se lamenta el líder de Love of Lesbian. «La censura es horrorosa, pero también te obliga a hacer maravillas», puntualiza Iván. «De hecho, las mejores canciones de la Nova Cançó se hicieron con censura», razona su compañero. «Y el humor. Recordemos La Cordorniz», argumenta el vigués.

Hablando y explicándose ambos semejan anillas de diferentes colores que, sin embargo, van creando una cadena común. Con su música ocurre lo mismo. La conversación retorna a la canción. El armónico zigzag surge de nuevo. Lo inicia Ferreiro: «Cada uno tiene un sistema para trabajar. Él hace melodías y las partes musicales antes. Yo no grabo nada hasta que tengo una letra. Ha estado guay trabajar juntos, porque los dos nos hemos tenido que poner en un híbrido creativo que no es el nuestro».

Ferreiro piensa igual que Estopa. Los hermanos Muñoz afirmaban que la clave de una buena canción se encuentra en su primer verso. «Estoy totalmente de acuerdo. Para mí es así, todo empieza ahí. En función de eso hago el resto, cambio los acordes y todo», asegura. Su compañero en esta suerte de UTE artística parte de otro extremo: «Yo tengo una obsesión fonética. Si acaban con guachiquei, la letra tiene que acabar en ei. Si no se desvirtúa la melodía».

Poco a poco se contagian. «Recuerdo cuando me dijiste lo del primer verso de Club de fans de John Boy, que me dejó pensando», le dice Balmes a Ferreiro. «Claro, cuando cantas eso de "Todos los raros fuimos al concierto" ya tienes el tema y por dónde irá. Ocurre así siempre», le replica. «Pero esas cosas las ves ahora, no cuando compones -razona Balmes-. De todos modos, estoy viendo con Iván que quizá debería empezar antes a escribir la letra». El otro color de la cadena también se deja influenciar: «Yo veo que tendría empezar con el guachi guachi ya», se ríe Ferreiro. 

Cambio de actitud en el pop

En el estudio se respira buen ambiente. Mientras Ricky Falkner se enreda con el tipo de efecto que debe llevar un «ven» de la letra, los músicos cuentan sus historias, beben vino y bromean sobre las tomas que no han salido del todo bien. Al fondo, Iván y Santi preparan las canciones que tienen que tocar al día siguiente para Radio 3 con Ángel Carmona. Se puede escuchar, a lo lejos, cómo sale la melodía de Souvenir de OMD de un piano.

En los noventa Los Piratas eran un grupo aislado en su burbuja. Al mismo tiempo, Love Of Lesbian aparecían en un indie abonado al individualismo. ¿Cuándo empezó este buen rollo? «En los noventa había un cierto esnobismo -recuerda Ferreiro-. Tardé mucho en encontrar amigos. Los primeros fueron Sexy Sadie, que eran un poco como nosotros. Luego llegó Pereza y, a partir de ahí, Quique González, Xoel y se creó un poco ese ambiente. Más tarde llegaron ellos, de Barcelona. Me encantó ver esa filosofía. ¡Fue un soplo de aire fresco!».

De aquel soplo, esta fusión. «Nos mola un montón», comenta Amaro cuando escucha la toma final de la creación de Lolas. Ahora ya está disponible para todos.