El arquitecto indio Balkrishna Doshi, premio Pritzker

Efe CHICAGO

CULTURA

Himanshu Panchal

El galardón reconoce la integración de pragmatismo y humanismo en su obra

07 mar 2018 . Actualizado a las 16:52 h.

El Premio Pritzker continuó este año con su reconocimiento de la arquitectura que integra pragmatismo y humanismo y galardonó al arquitecto indio Balkrishna Doshi, de 90 años, por mostrar durante su extensa carrera un profundo compromiso social unido al respeto a la tradición e historia de su país. Si en 2014 el Pritzker fue para la arquitectura humanitaria del japonés Shigeru Ban, en 2016 para los proyectos reconstructivos del chileno Alejandro Aravena y en 2017 para la combinación de naturaleza y valores locales de los españoles Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, en esta edición el premio ha ido a uno de los arquitectos más comprometidos socialmente.

La obra de Balkrishna Doshi (Pune, 1927) se caracteriza por su preocupación por integrar la arquitectura en la vida cotidiana de su país, respetando la cultura india, a la vez que responde a las necesidades urbanas mediante el uso de la tecnología moderna. «Todos los objetos que nos rodean y la naturaleza misma -luces, cielo, agua y tormenta-, todo es una sinfonía. Y esa sinfonía es de lo que se trata la arquitectura. Mi trabajo es la historia de mi vida, continuamente en evolución, cambiando y buscando...buscando eliminar el papel de la arquitectura y mirar solo a la vida».

Con esa frase recogida por el comunicado de la Fundación Hyatt, que otorga el Pritzker, se resume la trayectoria de un hombre que comenzó sus estudios de arquitectura en 1947, el año en el que India declaró su independencia. Ese dato es importante para la carrera de Doshi, que siempre ha querido reflejar en sus obras a la nueva India, la que respeta las tradiciones pero mira al futuro y acepta los cambios.

Influenciado en un primer momento por Le Corbusier, con el que trabajó a comienzos de los 50, Doshi regresó a su país para abrir en 1956 su estudio Vastushilpa, en Ahmedabad, donde ha concentrado la mayor parte de su trabajo. Desde ahí empezó a diseñar edificios con reminiscencias del pasado histórico de la India y de su infancia, con un estilo tan funcional como poético. «La vida celebra cuando el estilo de vida y la arquitectura se funden» es el lema que ha dirigido su trayectoria, como arquitecto y como profesor.

Para Doshi la arquitectura es una extensión del cuerpo que se relaciona con el clima, el paisaje y el urbanismo, un principio que ha aplicado a los diseños viviendas privadas, instituciones culturales o edificios públicos. «Doshi es muy consciente del contexto en el que se encuentran sus edificios. Sus soluciones tienen en cuenta las dimensiones social, ambiental y económica, y por lo tanto su arquitectura está totalmente comprometida con la sostenibilidad». Además, «siempre ha creado una arquitectura seria, nunca llamativa o seguidora de tendencias y con un profundo sentido de responsabilidad y un deseo de contribuir a su país y su gente a través de una arquitectura auténtica de alta calidad», resalta el fallo del jurado del Pritzker, hecho público hoy en Chicago (EE.UU.).

Un premio que debe a su «gurú», Le Corbusier, según reconoció el arquitecto en declaraciones recogidas por la Fundación Hyatt. «Sus enseñanzas me llevaron a cuestionar mi identidad y me forzaron a descubrir nuevas expresiones contemporáneas adoptadas a nivel regional para desarrollar un hábitat holístico sostenible», explicó Dosh, quien agradeció un reconocimiento «tan conmovedor y gratificante».

Entre sus obras destaca el Aranya Low-cost Housing en Indore (1983-1986), un ambicioso proyecto que proporcionó alojamiento a 60.000 personas con un sistema de casas, patios y pasillos laberínticos que replicaba los modelos tradicionales de las ciudades indias.

El complejo de casas construido en 1973 para la Life Insurance Corporation, de una extrema simplicidad; el Instituto Indio de Management en Bangalore, inspirado por las ciudades y templos tradicionales de la India; el Instituto de Indología de Ahmedabad, uno de sus primeros proyectos en solitario, o el complejo de casas Vidhyadhar Nagar Masterplan en Jaipur son otras de sus obras más conocidas.

Así como el campus para la Universidad CEPT, en Ahmedabad, donde el racionalismo de algunos de los edificios se mezcla con otros de estilo casi lunar, pero siempre con una máxima integración en la naturaleza.

Ese estilo propio ha llevado a Doshi a ser el primer arquitecto indio en recibir un premio que tienen grandes nombres de la arquitectura como Luis Barragán, Oscar Niemeyer, Frank Gehry, Álvaro Siza, Rafael Moneo, Tadao Ando, Renzo Piano, Zaha Hadid, Alejandro Aravena o el presidente del jurado del Pritzker, Glenn Murcutt.

Dotado con 100.000 dólares (81.000 euros), un certificado y un medallón de bronce, Doshi recogerá el premio en una ceremonia que se celebrará el 16 de mayo en el Museo Aga Khan de Toronto (Canadá).