La gijonesa Irma Álvarez-Laviada expone en los «Itinerarios XXIV» del Centro Botín

J. C. Gea

CULTURA

Un aspecto del proyecto «Reversibilidad y utopía», de Irma Álvarez-Laviada, en el Centro Botín
Un aspecto del proyecto «Reversibilidad y utopía», de Irma Álvarez-Laviada, en el Centro Botín

El proyecto «Reversibilidad y utopía» de la asturiana forma parte de una de las exposiciones principales de la temporada con jóvenes artistas becados por la Fundación Botín

21 mar 2018 . Actualizado a las 09:08 h.

Desde sus primeras muestras en salas como la reconvertida Altamira de Gijón o colectivas como la generacional muestra de jóvenes artistas asturianos en la Casa de Asturias en Bruselas o Cruces del Arte, la gijonesa Irma Álvarez-Laviada ha ido cuajando a base de rigor, depuración y autoexigencia una de las trayectorias más interesantes de las últimas promociones del arte asturiano, y un reconocimiento que se afianza especialmente fuera de Asturias. Lo confirma su presencia en certámenes internacionales como Arco, donde este año acaba de participar también con la valenciana galería Luis Adelantado, y también, desde el pasado día 13, en una de las citas principales de la temporada en el flamante Centro Botín de Cantabria: la colectiva Itinerarios XXIV, que reúne el trabajo de ocho artistas que «traspasan los límites del lenguaje para narrar lo no visible, lo inarticulado o lo indeterminable». La muestra ha sido comisariada por Benjamin Weil, director artístico del Centro Botín, que ocupó el mismo cargo en LABoral.

Aunque la convocatoria de Itinerarios es tan veterana como los 24 años a los que alude su título, es la primera vez que la muestra organizada a partir de las becas concedidas anualmente por la Fundación Botín se exhibe en su flamante centro santanderino. La intención de la muestra es ofrecer una «instantánea de las últimas tendencias artísticas» que este año, además de Álvarez-Laviada, ha captado proyectos de Elena Bajo, Josu Bilbao, Felipe Dulzaides, Rafa Munárriz, Alex Reynolds, Leonor Serrano Rivas y Pep Vidal ofrecen una instantánea de las últimas tendencias artísticas.

Reversibilidad y utopía

El trabajo muitidisciplinar de Irma Álvarez-Laviada, siempre reflexivo en torno a distintos aspectos de la materialidad de la obra y de la experiencia artística, se centra esta vez centra en la «obsesión por la materia y la concepción de la reversibilidad del tiempo en relación a las dinámicas de apropiación de las obras», según el catálogo de la muestra. Fue realizado en el curso de una residencia artística en el Instituto del Patrimonio Cultural de España, en el que la artista registró el proceso de restauración del Ecce Homo de Jusepe de Ribera. A través de vídeos, fotografías e instalaciones, Álvarez-Laviada muestra cómo los conservadores «eliminaron todo lo que ‘no es Ribera’ del lienzo, afectando a la unidad de la obra». A partir de ese material, ha generado una serie de piezas que hablan de la «forma visual a la captura, catalogación y borrado de información» y reflexionan sobre lo incompleto de toda obra de arte. 

Los residuos de esa minuciosa operación de restauración también forman parte de la instalación, junto a 12 fotografías digitales de los análisis químicos de elementos del Ecce Homo realizadas al microscopio, como «una representación atomizada de la obra, en la que la composición del original esta formada por miles de obras nuevas».

Sinergias y conexiones

Según Benjamin Weil, comisario de la exposición, director artístico del Centro Botín y exdirector de LABoral en Gijón, Itinerarios «permite descubrir sinergias en cuanto a las preocupaciones, pero también a los principios operativos de los artistas reunidos». En este sentido, Weil subraya que en esta XXIV edición, los artistas seleccionados comparten una preocupación común por la problemática del espacio como parte esencial de las obras, y la necesidad de una experiencia física en tiempo real; y lo hacen «justo en un momento en el que pasamos cada vez más tiempo ante pantallas que, además de actuar como herramientas de comunicación, ejercen también una función intermediadora», explica Weil. Esa reflexión lo es también «sobre qué es hoy en día la realidad y cómo los límites entre el aquí y el ahí son cada vez más difusos».