Muere Sergio Pitol, un trotamundos de las letras

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CULTURA

Carlos Tischler | Dpa

El escritor, traductor, diplomático, viajero y promotor de la literatura universal, falleció a los 85 años en su casa de Xalapa

12 abr 2018 . Actualizado a las 18:32 h.

Sergio Pitol escribió su primer texto a los 24 años. Se encerró en una cabaña en Tepoztlán, un pueblo del centro de México donde no había ni luz eléctrica, se hizo acompañar por libros de Henry James y Francisco de Quevedo y ahí escribió el relato Victorio Ferri cuenta un cuento. La pasión por la literatura, sin embargo, le venía de mucho antes. Huérfano desde pequeño, el escritor, traductor, diplomático mexicano y Premio Cervantes 2005, que falleció este jueves a los 85 años, fue criado por una abuela que se la pasaba leyendo novelas. Desde muy joven fue un viajero incansable: primero con la imaginación, a través de libros de aventura que leía de niño, y luego con fascinantes recorridos que lo llevaron a conocer y comprender diversas culturas del mundo.

El autor de obras como el libro de relatos, ensayos y memorias El arte de la fuga y la novela El desfile del amor nació en Puebla el 18 de marzo de 1933 cuando su madre embarazada visitaba a unos amigos, pero se crió en un ingenio azucarero en Veracruz. La tragedia marcó su infancia. Huérfano de madre y padre desde los cuatro años, también perdió por entonces a su hermana. Fue un niño enfermizo. Estuvo al borde de la muerte tras contraer malaria, tuvo que dejar la escuela y permaneció mucho en su casa hasta los 12 años. «No tuve una escolaridad regular. Desde el principio de la enfermedad, mi abuela, quien era una lectora de sol a sol, me regaló algunos libros de Julio Verne. Quedé fascinado. Mi existencia estaba sostenida por las aventuras maravillosas de Verne», contó el autor.

En 1961 viajó a Europa y se quedó casi tres décadas como trotamundos, estudioso y diplomático. Estuvo en Londres y París, cursó estudios en Roma, en Alemania presenció la construcción del muro de Berlín. Trabajó en Pekín como traductor y luego se instaló en Varsovia. En su faceta diplomática se desempeñó como agregado cultural y consejero en las embajadas de México en Yugoslavia, Polonia, Francia, Hungría y la Unión Soviética. Fue subdirector de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores y embajador de México en Checoslovaquia. «Casi toda mi literatura es autobiográfica, con un toque de exageración. Soy hijo de todo lo visto y lo soñado, de lo que amo y aborrezco, pero aun más ampliamente de la lectura, desde la más prestigiosa a la casi deleznable», decía Pitol, autor de novelas, cuentos y ensayos.

Tradujo al español obras escritas en italiano, inglés, ruso, ucraniano, checo, eslovaco, polaco y búlgaro, de autores como Henry James, Jerzy Andrzejewski, Witold Gombrowicz y el chino Lu Xun. Era un admirador de la literatura rusa y sus figuras tutelares fueron Nikolai Gógol y Antón Chéjov sobre todos los demás.  En su obra, que se encuentra publicada en varios idiomas, figuran títulos como Nocturno de Bujara (1980), Cuentos completos (1999), Domar a la divina garza (1988), La vida conyugal (1991) y la Trilogía de la memoria (2007), que reúne El arte de la fugaEl viaje y El mago de Viena.

Para celebrar sus 80 años en 2013, las autoridades mexicanas le rindieron un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, donde especialistas y sus colegas escritores lo reconocieron como un hombre libre, irreverente, autor a contracorriente y solidario, que todo lo convertía en literatura. Juan Villoro afirmó que tenía un humor «vindicativo», que «transforma a los triunfadores de rutina en fantoches de gran guiñol», mientras que José Emilio Pacheco decía que el país de Pitol era el mundo entero, unificado no por la globalización sino por la literatura.

Pitol estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde un maestro sevillano, Manuel Martínez de Pedroso, sería para él una influencia decisiva. «Era una narrador espléndido, nos relataba sus actividades durante la Guerra Civil, sus experiencias en el sobrecogedor Moscú de las grandes purgas, donde fue el último embajador de la República Española», contó en su discurso al recibir el Cervantes. «Pedroso nos incitaba a leer, a estudiar idiomas, pero también a vivir». Miembro de la llamada Generación de Medio Siglo junto con escritores como José Emilio Pacheco, Juan García Ponce y José de la Colina, Pitol recibió el Premio Nacional de Literatura en 1983, el Juan Rulfo en 1999 y el Premio Internacional Alfonso Reyes en el 2015, entre otros.

En el 2009 se le diagnosticó afasia progresiva no fluente, una enfermedad que fue deteriorando su capacidad de habla y movilidad y lo alejó de la vida pública. Hubo polémicas entre familiares y amigos por su cuidado. Desde el 2014 vivía en su casa de Xalapa en Veracruz bajo la tutela de autoridades.