Eurovisión 2018: el nuevo escaparate de denuncia social

Laura Placer Breijo
Laura Placer LA VOZ

CULTURA

Terrorismo, ciberacoso, refugiados y feminismo son algunos de los temas que tendrán visibilidad sobre el escenario de Lisboa

19 may 2019 . Actualizado a las 01:01 h.

Salvador Sobral fue el año pasado el adalid de las protestas hacia el tratamiento de los refugiados por parte de Europa. Aunque sus palabras se quedaron en las salas de prensa del festival, en esta edición numerosos países han optado por llevar sus reclamaciones a las partituras para entonarlas ante millones de espectadores el próximo mayo. Además de las clásicas odas a la esperanza y al amor que inundan Eurovisión año tras año, esta edición llega cargada de crítica por parte de algunos países.

Italia: una repulsa al terrorismo

Ermal Meta y Fabrizio Moro serán los encargados de subirse al escenario del Altice Arena para interpretar en su lengua natal Non mi avete fatto niente (No me habéis hecho nada en español). La canción con la que consiguieron coronarse en el Festival de San Remo echa la vista atrás hacia uno de los males más sangrientos de los últimos años.  Enunciando atentados como el de Barcelona o el de París comienza la canción: «En El Cairo no saben qué hora es. El sol en la Rambla hoy no es igual. En Francia hay un concierto, la gente se divierte. Alguien canta fuerte, alguien grita “hasta la muerte”». El tema termina mandando un mensaje de paz: «No habéis obtenido nada, porque todo va más allá de vuestras guerras inútiles».

Francia: la dura historia de un bebé refugiado

Otro dúo, en este caso el de los franceses Madame Monsieur, utilizará el poder de difusión del festival para denunciar los problemas de inmigración en Europa. También en el idioma de su país, narra la odisea de una niña nigeriana llamada Mercy, que da nombre a la canción. La historia está basada en hechos reales y cuenta el nacimiento de la pequeña en un buque de rescate en el Mediterráneo y las duras condiciones de vida que obligaron a su madre a tomar la decisión de abandonar su país por mar.

Israel: el movimiento #metoo llega a Eurovisión

En un año en el que la industria del cine ha puesto el acoso y la brecha salarial en el punto de mira y millones de mujeres han alzado su voz en las manifestaciones del 8 de marzo, en el panorama musical no se han querido quedar al margen de la polémica. Pocas personas quedan todavía por escuchar el tema que casi todos dan como ganador de la edición. Netta será la encargada de defender Toy para llevarse el oro en el festival. Pero no solo luchará con el ritmo pegadizo de su canción, sino que también contará con un fuerte mensaje de empoderamiento femenino: «no soy tu juguete, imbécil».

Suiza: la lacra del ciberacoso

El dúo Zibbz llega desde Suiza para poner sobre la mesa uno de los problemas más extendidos con la aparición de las redes sociales. Stones es un tema que habla de la cobardía de los ciberacosadores que «tenemos tanto miedo que disparamos para llegar primeros», como dice la canción.

Malta: romper el tabú sobre las enfermedades mentales

En una canción autobiográfica, Christabelle habla de que hay que destruir los estigmas sobre las personas con problemas psicológicos. «Bajemos nuestra guardia, es hora de romper el tabú antes de que nos convirtamos en animales» dice el estribillo de Taboo con el que pretende ganar un puesto en la final. El tema, que cuenta su paso por la enfermedad, es un canto también a la superación de la misma.