Un Oviedo transformado en un tablero de billar

EFE OVIEDO

CULTURA

Ilustración para la edición de Trea de 'Jugadores de billar'
Ilustración para la edición de Trea de 'Jugadores de billar'

La novela narra la historia de cuatro amigos de la infancia ya aburguesados y cuarentones y transcurre en el Oviedo de los años noventa a partir de sus encuentros nocturnos en torno a una mesa de billar en el decadente Café Mercurio

18 abr 2018 . Actualizado a las 09:38 h.

José Avello trasladó al siglo XX y al mismo escenario, las calles de Oviedo, el retrato moral de una sociedad que Leopoldo Alas 'Clarín' hizo en La Regenta. Admirador de la novela decimonónica e influenciado por Clarín o Proust, dedicó al volumen, de 633 páginas, casi quince años de su vida antes de que libro saliera a luz en Alfaguara, sin que el finalista del premio Nadal en 1983 con La subversión de Beti García consiguiera verla reeditada antes de fallecer en 2015. «Es una historia mezcla de muchas historias en la que todos los personajes, toda una ciudad, están implicados y en la que, a la manera de una carambola de billar, las vidas de unos contienen siempre parte de la explicación de las biografías de los demás», señalaba a Efe el autor tras la publicación de su obra en 2001.

La novela narra la historia de cuatro amigos de la infancia ya aburguesados y cuarentones y transcurre en el Oviedo de los años noventa a partir de sus encuentros nocturnos en torno a una mesa de billar en el decadente Café Mercurio. Una característica común a casi todos los personajes, afirmaba Avello, es «la necesidad que tienen del autoengaño a partir de una determinada edad», una circunstancia «propia de la condición humana y necesaria para soportar la realidad y convivir con el fracaso». «Las distintas tramas condicionan los proyectos de cada individuo sin que ellos mismos lo sepan», las acciones de unos provocan, en cadena, las de los otros, «y estas últimas vuelven a determinar u orientar las suyas otra vez», apuntaba el autor.

Alvaro Atienza, convertido en un ser oscuro y pesimista por una deformidad física; el bonachón Floro Santerbás; el «hijo de papá» y homosexual Rodrigo de Almar y Manolo Arbeyo, que será el gran perdedor, son los personajes centrales de una obra que arranca cuando, al cruzar por casualidad su mirada con la de una joven, a uno de los protagonistas le sobreviene un acceso de llanto. A través de cuatro partes, cada una relacionada con una estación del año, la trama recorre tres ámbitos temporales distintos, el de la Guerra Civil, las décadas de los sesenta-setenta y los noventa, en los que se cometieron tres crímenes que quedaron impunes y que fueron condicionando la vida de sus protagonistas, descendientes de los vencedores de la contienda armada.

Un narrador omnisciente que se presenta, aunque con discreción y misterio como personaje de la historia, y que expía «un trasiego de traiciones, deslealtades, mentiras, injusticias y medias verdades» es el gran acierto literario de Avello, a juicio del autor Fernando Menéndez, encargado de presentar hoy la reedición de la novela. «El pasado no cesa de ocurrir un sólo instante», afirma uno de los personajes de una obra «que busca y encuentra las constantes vitales» de la vieja Vetusta, «desgraciada y atractiva a su manera como cada ciudad», ha recordado Menéndez. Para el autor de «El rinoceronte y el poeta», Miguel Barrero, la obra merece considerarse como la verdadera continuadora de La Regenta al retratar de forma fidedigna y descarnada a una ciudad de provincias en trance de incorporarse al siglo XXI enfrentada, como el resto del país, «a su propia luz y sus propias miserias».