Por vos muero volver

Yolanda Vázquez MADRID

CULTURA

Jesús Vallinas


La Compañía Nacional de Danza estrenó en La Zarzuela un programa de tres piezas-tres autores bajo el eclipse mediático del regreso de Nacho Duato a la casa que le encumbró y con la que situó el contemporáneo español en el mundo

31 may 2018 . Actualizado a las 08:43 h.

El programa era triple pero la atención, desde hace semanas, la había acaparado uno. El coreógrafo y bailarín Nacho Duato (Valencia, 1957) regresó el pasado domingo al Teatro de la Zarzuela con la pieza Por vos muero, creada para la Compañía Nacional de Danza (CND) en 1996 y una de sus más aclamadas. Casi ocho años de ausencia, demasiado escrito, con tino y sin tino, sobre despido o no despido, emociones reencontradas y, de nuevo, un sinfín de entrevistas e impactos mediáticos para lograr que la palabra ballet manche bastante más en los medios de comunicación. Estos días, además de una moción de censura en marcha, una amenaza de huelga por una controvertida fusión de teatros y de otra Liga de Campeones, se ha conseguido, al menos en parte, que el tiempo también fuera cosa de pies bailados. Y así, de mano, tratándose del arte que se trata, lo de los impactos mediáticos no debería juzgarse mal. Y menos bajo circunstancias tan concretas como estas. (No es cuestión de quejarse.)

El estreno de este nuevo programa de la CND, acuñado para la ocasión por el actual director de artístico de la compañía, José Carlos Martínez, artífice del regreso de Duato, viene a proponer, además de una restitución querida por ambas partes, una oferta de repertorio más potente y, por tanto, también más exportable, con un menú que permite variedad de combinaciones y presentaciones. El programa se componía de tres piezas de tres grandes autores: Hikarrizatto (2004) de Itzik Galili, Gods and dogs (2008), de Jirí Kylián, y el Por vos muero de Duato. Y se representaron en este mismo orden, con un receso de veinte minutos entre la segunda y la tercera pieza.

El instinto contemporáneo de código israelí

Abrió la noche el contemporáneo israelí, que, siempre presente en circuitos internacionales, estuvo esta vez presidido por las ventajas y los inconvenientes de lo instintivo que acarrea su forma de ver la creación dancística. Y esto, a su vez, estuvo condicionado por un numeroso elenco en el escenario que habitó el vértigo de una coreografía muy exigente y milimetrada, pero que dio la impresión de estar poco estudiada en algún momento. No tuvo buena factura expositiva. Con todo y con eso, deben apreciarse las virtudes de un discurso en abstracto en el que varias figuras convergen en una métrica hacia un continuo en degradado; en el que la rutina de pases de pasos y pases de luces forman la pauta sin excusas que confiere mecánica a todo el conjunto. Y esto funciona de modo indisoluble.

Los efectos en columna, la rutina bailada como recurso estilístico, el grupo humano entretejido para ser visto como una labor de lana: todo nos conduce hacia una abigarradísima parte final que confiere a la escena un aspecto de enjambre visual sin jerarquías, que se nos quiere mostrar como un algo neuronal y explosivo que nunca estalla. Es como un merodeo en líneas que se dibuja constantemente reverberado por la luz. Y eso, como contenido bailado, está muy bien; nos hace ver una especie de continuidad en puntos suspensivos, sin tener exactamente la noción de pasar páginas. Como si se tratara de constructivismo a ritmo de percusión (taiko) orientalizante: una solución para ver todas las ideas juntas.

Faltó, eso sí, un poquito de precisión relojera, la que la pieza exigía para que la tecnificación y su constancia pareciera más cierta y empastara mejor. También fue la que se bailó con más nervios, por ser la primera y porque una veintena de bailarines en juego deposita dificultad añadida a los engranajes. Aceptable.

Hikarizatto

Coreogrfía: Itzik Galili; música: Percossa (versión original); figurines: Itzik Galili; asistente repetidor: Elisabeth Gibiat

Elenco: Ana Pérez Nievas, YaeGee Park, Natalia Muñoz, Shani Peretz, Lucie Barthélémy, Leona Sivos, Giada Rossi, Laura Pérez Hierro, Pauline Perraut, Sara Lorés, Anthony Pina, Esteban Berlanga, Yanier Gómez, Cristian Lardiez, Jesse Inglis, Ion Agirretxe, Rodrigo Sanz, Álvaro Madrigal, Roberto Sánchez y Marcos Montes.

Duración: 18 minutos. Estreno 8 abril 2004, Stuttgart Ballet, Alemania. Estreno en España por la Compañía Nacional de Danza el 27 de mayo de 2018 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Kilyán: cómo albergar contenido dramático

Gods and dogs es una pieza de enorme valor ético y estético. Con ella llegó el turno de Kilyán, maestro checo y uno de los grandes de entre los grandes, además de guía y mentor de Duato. Mostró el poder de la sugerencia escénica, con elementos dramáticos engarzados en un ballet contemporáneo y bien excedido en su carga cinética. Sujeto, verbo y predicado, engrandecidos y sin circunstanciales, enarbolan el sentido de una ética dramática que se hace todo el tiempo plausible en escena. Es una creación de nudo filosófico de sutil y de encantador entramado lírico que no choca en ningún momento de la coreografía; más bien lo contrario: el cuerpo en fuga constante como si él fuera el pincel. Una manera de preguntarse y acontecer.

La carga escénica positiva de Aleix Mañé y Daan Vervoort (dos híbridos CND) actúa de espesante en esta enorme pieza que transita entre la idea del bien y la idea del mal, el eterno filosófico, literario y teatral que impregna buena parte de la horquilla existencialista de la obra. Una creación de gran belleza, de márgenes muy amplios, del calor al frío o de la madera al metal. Y es precisamente el hombre metálico, arrullado al fondo por una tela como mar duro con olas rígidas y también metálicas, el que confiere peso a las preguntas, al discurso interior a través de esa marea y se pregunta: ¿por qué usamos la ropa? ¿para qué lo hacemos? Ir y venir, ir y venir, ir y venir… subir y retirarse.

Buena factura técnica y buena exposición bailada por parte de los de la CND, que le echaron importante gestualidad al asunto confiriendo un efecto teatral logrado, exacto y bien interpretado. Aída Badía siempre es un entero, de esas bailarinas muy intermedias y muy completas, pero en conjunto todos estuvieron muy en su punto. Seguros, como pillados por el tema. Se lo creyeron.

Gods and dogs

Coreografía: Jirí Kylián; musica: Dirk Haubrich (composición), Jirí Kylián (concepto); Ludwig van Beethoven, String Quartet Opus 18, Nr. 1 in F-major, Movement I, Allegro con brio and Movement II, Adagio affettuoso ed appassionato. Diseño vestuario: Joke Visser. Escenografía: Jiri Kylián; diseño iluminación: Kees Tjebbes; proyección por ordenador: Tatsuo Unemi, Daniel Bisig; registro de vídeo: Rob de Groot; vídeo: Dick Schuttel. Asistente repetidor: Urtzi Aranburu

Duración: 24 minutos. Estreno por el Nederlans Dance Theater (NDT 2) el 13 de noviembre de en La Haya. Estreno en España por la Compañía Nacional de Danza el 27 de mayo de 2018 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Elenco: Aida Badía, Mar Aguiló, Sara Fernández, Kayoko Everhart, Aleix Mañé, Isaac Montllor, Erez Ilan y Daan Vervoort.

Determinar Duato: el morir por vos

Cerró la tarde el tan esperado Por vos muero, con un elenco ajustado a la medida de la obra y del tejido humano más hibridado para el contemporáneo que transita ahora la CND. La asistente coreográfica de la pieza es Yoko Taira, una de las alumnas más aventajadas de la compañía cuando estaba al frente el valenciano, como también lo fue la imprescindible Mar Baudesson, en su tiempo lideresa icónica para esta pieza. Así que poniendo lo que hay que poner, qué podía salir mal. Fue, por momentos, la coreografía mejor bailada de la noche y también, lógicamente, la más emocional, amén de los buenos modos de la inmediatamente anterior. Las dos muy a la par: bien realizadas. Estupendas.

Por vos muero es como una perita en dulce; es esa cosa de jugar en los patios porticados, de ver al haya en la balconada y subir hacia arriba besando; de no poner tasa, de no saber qué toca, pues yo traigo mañana al patio la comba y tú la manzana. Es todo eso delante de la cara, para que no lo sueñes, para que lo levantes y no lo arrastres, y sientas que esa fuerte presencia, o bien te la cantan, o bien la voz de Miguel Bosé la arrulla y la mece sin parecer nana.

Qué es la danza si no una celebración, una manifestación, versada en este caso por Garcilaso de la Vega, un señor que no solo sabía hablar de amor. Ver la morosidad del teatro de máscaras, del teatro de lo antiguo, de la corte con toda su misantropía cegada de incienso regio. (Porque los botafumeiros repartieron incienso.) El corro sin patata, moños prietos y mojados, la buena educación de la dama y el caballero, bien olientes para asear el Renacimiento y hacerlo más alegre, lleno de juego, de olor a espiga y a espliego; porque la danza no deja de ser una alabanza, un festejo sin dolor dolido, siempre sujeta a la palabra, a lo no dicho.

Pero traigamos el análisis un poco más acá y pasemos de la lírica a la semántica e intentemos hablar de uno de los principales valores de la coreografía, que no se circunscribe tanto a su actualidad, que también, como a la forma de no envejecer y, por tanto, permanecer; es decir: dar alguna razón del porqué el decir contemporáneo de Duato ostenta vigencia.

Un posé sin passé

Es el transcurso del tiempo el que permite afirmar cuándo una obra ha sido concebida en estado de gracia. Es, en parte, el caso de este Por vos muero, que ya con veintidós primaveras podemos afirmar que es un clásico contemporáneo. Su razón de ser estriba principalmente en la gran utilización de la base de la técnica clásica, que la tiene y mucha, y hacer con ella una trova moderna en que la candencia de los port de bras hace que los brazos funcionen en paralelo, rotos o rectos, pero nunca ásperos, siempre dulces, combinados con esos encajadísimos y excelentes quiebros de cabeza, puños cerrados y piernas hacia dentro, simulando sin querer aire de danza moderna o de free-jazz directamente. Eso es puro duatismo, genuino y made in Spain, igual que su imperturbable avanzar a saltitos. Único.

Los cuadros por los que avanza la obra están perfectamente ensamblados de principio a fin; todo va donde tiene que ir, y el orden de la música en esto tiene mucho que decir. La métrica de la creación contemporánea de Duato tiene que ver con la luz del Mediterráneo, con la riqueza del folklore peninsular, y hace de todo ello un acopio natural para el cuerpo, aunque poco usual, que formula dotando de consistencia clásica a fuertes e imaginativos pasos contemporáneos o bien directamente modernos, de cierta gracia aeróbica, pero nunca acrobáticos. Se sitúa así en un tono bastante más allá del hermoso neoclásico, entrando el talento en un terreno contemporáneo bailadísimo. Y qué bien controla esos términos. Son suyos.

Y a eso hay que unir el mando del gesto, el contagio de la alegría, la farándula española siempre tan bien escondida y, por supuesto, el juego y el palmeo. Las secuencias de pasos se engastan como si fueran piedras preciosas en la extraordinaria música de esta pieza; y eso no se tiene muchas veces al alcance, ni siquiera en el proceso de creación. El coreógrafo lo ha expresado así: «Más que escoger la música, es la música la que me escoge a mí».

Y la mezcla es tan buena que todavía hoy está vigente y le permanecen muchas cosas y ninguna le sobra: se ve lo antiguo, se ve lo moderno, pero, sobre todo, se ve lo que hay en medio, es decir, lo de ahora. Volver a encontrar razones para dialogar con el pasado desde el presente e imaginar caminos futuros; ese es el aliciente para cualquier creador. Ir hacia atrás para regresar mucho más adelante, haciendo arcos grandes como cuando se pintan con un lápiz los pétalos de una camelia. Es una obra magistral. Da gusto ver cómo pasa el tiempo por ella y qué bien lo lleva. Caben aquí las palabras del propio Duato: «La vanguardia es eso de andar hacia el futuro con zapatos viejos».

¿Podríamos hacerlo de otra forma?

Por vos muero

Coreografía: Nacho Duato

Música: Música Antigua Española - siglos XV y XVI- (Cançons de la Catalunya mil.lenària - El Mestre, popular catalana interpretada por La Capella Reial de Catalunya, Jordi Savall director; Canciones y Danzas de España, y España, Antología de la Música Española).

Escenografía: Nacho Duato

Figurines: Nacho Duato (con la colaboración de Ismael Aznar)

Diseño de Luces: Nicolás Fischtel (A.A.I.)

Texto: Garcilaso de la Vega

Voz: Miguel Bosé

Elenco: Sara Fernández López, Aída Badía, Shani Peretz, Mar Aguiló, Irene Ureña, Kayoko Everhart, Ion Agirretxe, Erez Ilan, Anthony Pina, Isaac Montllor, Benjamin Poirier y Aleix Mañé.

Estreno por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro de Madrid, el 11 de Abril de 1996.

Reposición de la pieza y reestreno por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro de la Zarzuela el 27 de mayo de 2018.

(Vídeo institucional de la CND publicado en 2017 con uno de los elencos de la etapa de Nacho Duato como director de la compañía)