Tamar Novas: «No vale la pena estar en la tele si no es con historias potentes»

Mila Méndez Otero
mila méndez REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Chisco de Santiago

El actor interpretará a un joven de Dumbría en la próxima película de Isabel Coixet, «Elisa y Marcela»

24 jul 2018 . Actualizado a las 10:20 h.

Tuvo que memorizar unos versos de Antonio Machado en su primer casting. Tamar Novas Pita (Santiago de Compostela, 1986) tenía apenas diez años cuando José Luis Cuerda lo fichó para La lengua de las mariposas. Amenábar, Milos Forman o Almodóvar vinieron después. Gracias al papel de Javi en Mar adentro ganó el Goya al mejor actor revelación en el 2004. Los abrazos rotos le brindaron repercusión internacional y la televisión, la popularidad... sobre la que los rayos catódicos aún siguen ostentando una posición hegemónica. Este año se le puede ver por partida doble, en dos series. Su versatilidad le permite pasar de contrabandista chulesco de las Rías Baixas en Fariña a apuesto, y también gallego, pediatra en Allí abajo. El Atlántico lo atrae. En la próxima película de Isabel Coixet, Elisa y Marcela, interpreta a un joven de Dumbría. Han pasado ya veinte años desde aquel pequeño Roque al que enseñaba el maestro de escuela Fernando Fernán-Gómez. Hoy es uno de los actores con más proyección de la ficción nacional.

-Los papeles de gallego parece que lo persiguen...

-Sí, es curioso. Aunque me marché hace 14 años a Madrid, he tenido muchos trabajos en Galicia. Y la mayoría con productores que no eran gallegos.

-No han sido unos trabajos cualquiera. Por «Mar adentro» ganó un Goya. ¿Es la buena estrella de Galicia?

-Creo que lo importante son las historias y las que hice aquí eran muy buenas. El público demanda personajes de verdad, auténticos, reales. Que conecten. Da igual que las tramas sucedan en Madrid o en Galicia, que estén en castellano o en gallego. Incluso mejor si también pueden ser contadas en gallego.

-Lo estamos viendo en las producciones. ¿Ya iba siendo hora de deslocalizar y salir de Madrid?

-Verás, ese sueño de Hollywood... he descubierto que no tiene tanto que ver con donde estás -que también importa, yo me mudé a Madrid para desarrollar mi carrera- como con lo que transmites. Con plataformas como Netflix es todo mucho más global. Hoy una serie rodada en cualquier rincón del país se puede ver en todo el mundo.

-¿Disimula o presume de acento gallego?

-¡Me encanta mi acento! En general, me gustan todos. Aunque es cierto que me dicen que yo no tengo mucho. Además, en Galicia tenemos muchos acentos. Eso también hay que prepararlo, para no caer en la parodia y ser creíble. Lo que sí me hace gracia es que por fuera todos piensan que por ser gallegos cantamos.

-¿Qué tal se lleva el verano en la capital?

-La verdad es que si no trabajo, siempre pienso en escapar. Aunque ya considero Madrid como mi ciudad, en julio y agosto es como un desierto. Sobran cosas que hacer, pero los veranos sin la brisa del mar los llevo mal. Aquí, el que tiene una terraza tiene un montón de amigos [bromea]. Yo voy mucho a la de una amiga de Lugo.

-¿Barre para casa?

-Los que tienen prejuicios respecto a Galicia, que si llueve mucho o hace frío, es porque no la conocen.

-¿Demostrado?

-Sí, los que vienen siempre repiten. A la gente inteligente y con gusto le gusta Galicia.

-Una de esas personas es un buen amigo, el pianista James Rhodes. En las redes no ha escatimado en elogios para Vigo.

-¿Cuento una primicia?

-Adelante.

-Soy el profesor de gallego de James Rhodes [se ríe]. Más que profesor, le doy algunas clases. A él le gusta mucho. Yo lo llamo Xaime. Y, sí, con Galicia él quedó encantado y yo siempre presumo de mi casa.

-¿Y Tamar Novas volverá pronto por Galicia?

-Voy a Melide varias veces y en verano también aprovecho para ir a la playa. A Nemiña, por ejemplo, y he descubierto unas calas increíbles por las Rías Baixas. Además, estuve ahí para la grabación de Elisa y Marcela.

-¿Satisfecho con el rodaje?

-Mucho. El guion es una delicia y las imágenes que he podido ver son maravillosas. A Isabel Coixet la adoro.

-Hasta ahora no hemos hablado nada de otra de sus pasiones, el teatro.

-Cierto. Estoy muy contento, en el 2019 estrenamos en el Centro Dramático Nacional El jardín de los cerezos, de Chéjov.

-La pregunta inevitable: ¿Cine o televisión?

-Es cierto que la televisión tal vez tiene más repercusión, pero de poco me sirve estar en la tele si no hago historias potentes. Cuando hay una historia de calidad es cuando llegas a más gente.