La maldición del #MeToo obliga a Woody Allen a tomarse un descanso por primera vez desde 1981

La Voz

CULTURA

VALERY HACHE | Afp

El director, que ha lanzado una película por año desde los ochenta, no es capaz de encontrar financiación para sus proyectos

03 may 2019 . Actualizado a las 17:44 h.

Woody Allen es uno de los directores más prolíficos de Hollywood. El cineasta de 82 años ha lanzado -como mínimo- una película por año desde 1981. No obstante, desde los escándalos de abuso que salieron a la luz denunciados por su hija adoptiva Dylan Farrow, Allen ha tenido problemas para encontrar financiación para sus proyectos y parece que se tomará un descanso de un año como cineasta por primera vez desde hace 37 años.

Según informa Page Six, que Woody Allen no encuentre patrocinadores que apoyen sus nuevas películas es una consecuencia del movimiento #MeToo, que está limpiando Hollywood desde el caso de abuso sexual de Harvey Weinstein. Curiosamente, esta iniciativa está encabezada por Ronan Farrow, el hijo de Allen. Y es que, aunque Woody Allen nunca fue acusado de abuso sexual, el juez encargado del caso de custodia de menores del cineasta contra Mia Farrow calificó su comportamiento con Dylan como «groseramente inapropiado».

El propio medio estadounidense informa que el director de Annie Hall o Café Society está considerado como tóxico a ojos de los profesionales de Hollywood. Desde que el escándalo salió a la luz, el cineasta ha visto como actores como Timothee Chalamet, Rebecca Hall y Griffin Newman han donado sus salarios de las películas de Woody Allen a organizaciones benéficas contra las víctimas del abuso. Incluso actores de la talla de Michael Caine, ganador de un Oscar por Hannah y sus hermanas, han dicho que no volverán a trabajar nunca con Allen.

A Rainy Day in New York es la segunda de las cinco películas que Woody Allen acordó dirigir para Amazon Studios, aunque algunos medios como Hollywood Reporter informaron a principios de año que esta colaboración parece cada vez más inestable y es posible que la productora tenga que cortar los lazos con el cineasta.

Las productoras son conscientes de las consecuencias que puede tener para sus cuentas hacer negocios con profesionales señalados por el movimiento #MeToo. «Billionaire Boys Club», la última película de Kevin Spacey, recaudó tan solo 618 dólares en su estreno en los cines de Estados Unidos lastrada por las numerosas acusaciones de agresión sexual,