Adiós a la «chanson» políglota

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Charles Aznavour, durante una actuación en Baréinen el año 2013
Charles Aznavour, durante una actuación en Baréinen el año 2013 Hamad I Mohammed

Último emblema de la música francesa, el éxito de Aznavour trascendió idiomas y fronteras

02 oct 2018 . Actualizado a las 08:01 h.

«Cuando uno se retira muy pronto, se muere pronto también», justificaba hace tres años Charles Aznavour su jubilación postergada. Como muchos otros artistas, el cantante se resistía a una despedida definitiva, prolongando una hipotética última gira -que él siempre negó haber oficializado- durante años y años y que lo había vuelto a traer a España el pasado mes de abril. La música y la curiosidad como motor existencial -«La muerte significa no ver más y a mí me gustaría ver lo que va a suceder mañana»- lo mantuvieron vivo hasta la madrugada de este lunes, cuando falleció en su domicilio de Alpilles, en el sur de Francia. Tenía 94 años.

El vacío que deja la ausencia de Aznavour evoca la era dorada de la chanson de la que él se había convertido en el representante final. El último y único superviviente -con permiso de Françoise Hardy- de una era dorada -la de Brel, Gainsbourg, Piaf, Moustaki o Ferré- en la que Francia paseó su música por el mundo y que, pese a intentos contemporáneos, no ha sido capaz de revalidar. Como sus coetáneos, Aznavour encarnaba las virtudes de la singular formulación gala de la canción de tres minutos: letras que lo eran todo menos simples y vacuas -«En la chanson siempre hemos puesto el texto por delante»-, que muchas veces ponían a prueba lo límite de lo que se podía decir en público, envueltas en vestidos melódicos asociados a la música ligera, especialmente en el caso de Aznavour.

Pero a él lo que lo distanciaba de otros cantantes era su capacidad para traspasar fronteras, triunfando en numerosos países gracias a canciones grabadas en sus propios idiomas. Cantó en francés, pero también en español, inglés, alemán, italiano o ruso. Se daba así la curiosa circunstancia de que un mismo tema podía cosechar un éxito rotundo en un idioma -She en inglés- mayor que el del francés original. En español, ese honor corresponde a Venecia sin ti. Más de cien millones de discos vendidos en todo el mundo respaldan con números su conquista, mientras que la autoría de unas 1.200 canciones de las 1.400 que llegó a interpretar lo avalan en su faceta de creador. Con ese repertorio melódico llenó auditorios, pero entre sus composiciones no faltaba el riesgo: Après l’Amour, una balada poscoital, llegó a censurarse, y Comme Ils Disent -Como dicen, en su versión española- era la narración inédita en primera persona de un homosexual. «Quería romper todos los tabúes», explicó el cantante, quien en sus inicios se tuvo que enfrentar a críticas más mundanas y superficiales, como las de quienes le negaban la voz y hacían burla de su corta estatura. En el 2017, recién estrenada la presencia de Trump, Aznavour empezó su concierto en Madrid con un significativo Les emigrants.  

El genocidio armenio

Como en el caso de Moustaki, su éxito políglota nace precisamente de su condición de emigrado él mismo. O, más bien, de hijo de refugiados. Aznavour nació en 1924 en París, adonde se habían exiliado, huyendo del genocidio armenio, sus padres, que le pusieron por nombre Shahnour Varenagh Aznavourian. Durante la Segunda Guerra Mundial colaboraron con la resistencia para esconder a judíos, armenios y otros perseguidos por los nazis. Aquella experiencia lo vacunó contra el racismo y una sensibilidad especial hacia la inmigración -«No hay que formar guetos»-. La otra gran herencia familiar fue su vena artística. Su padre era actor y su madre cantante: era natural que el joven Aznavour se ganase la vida actuando en cabarés, una vez que se vio obligado a dejar la escuela cuando llegó a una edad en la que debía pagar por estudiar.

El cantante, en 1950, junto a Edith Piaff y el actor Eddie Constantine
El cantante, en 1950, junto a Edith Piaff y el actor Eddie Constantine

Autodidacta, su carrera empezó a despegar cuando Edith Piaf lo tomó bajo su protección y pasó a componer para ella y otros artistas. Le ayudó el cine, con una carrera que superó la cincuentena de películas y que se inició a las órdenes de Truffaut -Disparen sobre el pianista- y que incluyó trabajos con Chabrol o la versión de El tambor de hojalata.

Aznavour con el también actor Michel Serrault y el director Claude Chabrol, en 1982
Aznavour con el también actor Michel Serrault y el director Claude Chabrol, en 1982 JEAN-PIERRE PREVEL

En los últimos años vivía entre Francia y Suiza, una mudanza para la que él negaba un origen fiscal, sosteniendo que pagaba sus impuestos en los países que le correspondía. Era embajador de Armenia en Suiza y la ONU: en el 2015 asistió al centenario del genocidio del que sus padres habían huido hacia París.