Pääbo sostiene que nunca se recrearán especies de hace millones de años

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Pääbo, convencido de que nunca se recrearán especies de hace millones de años
Pääbo, convencido de que nunca se recrearán especies de hace millones de años José Luis Cereijido

«Parece éticamente injustificable recrear un ser humano completo para resolver una curiosidad científica», afirma

14 jun 2019 . Actualizado a las 13:26 h.

El biólogo sueco Svante Pääbo, el primero en demostrar que los humanos modernos se cruzaron y mezclaron con los neandertales, está convencido de que será imposible secuenciar el genoma de australopithecus, dinosaurios o seres que vivieron hace millones de años, y que tampoco será posible recrear especies extintas a partir de fósiles.

«Nunca recrearemos especies completas porque es muy difícil realizar la ingeniería con las células madres para conseguirlo», ha afirmado hoy este conocido genetista al que, sin embargo, le gustaría equivocarse una vez más, informa EFE.

Pääbo ha ofrecido hoy una rueda de prensa en Oviedo, donde recogerá el viernes de manos del rey Felipe el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2018 que le ha sido concedido por sus descubrimientos revolucionarios y haber sido el primero en secuenciar el genoma de los neardentales.

Director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemani), Pääbo está considerado como uno de los fundadores de la paleogenética, disciplina con la que ha demostrado que los humanos tenemos entre un 1 y un 4 por ciento de material genético procedente de otras especies.

Svante Pääbo (Estocolmo, 1955) confirmó así que había habido sexo entre ambas especies, descubrimiento que, según ha reconocido hoy, aceptó claramente la comunidad científica y que llevó al anterior papa Benedicto XVI a preguntarle personalmente si los naendertales tenían alma.

«Yo no tengo una opinión concreta sobre el alma», ha afirmado el científico sueco asentado en Alemania, a quien no le gustaría tampoco tener un cargo político, pero que sí le gustaría ver en ese ámbito a muchos más científicos.

Pääbo ha reconocido que no sabe dónde están los límites de la paleogenética porque en los últimos 15 años se ha pasado de tenerlo en los 100.000 años, a los 400.000 que se barajan con huesos del yacimiento burgalés de Atapuerca.

«Podríamos rastrear hasta un millón de años en el permafrost -la parte profunda del suelo de regiones frías permanentemente heladas-, pero no mucho más allá», ha afirmado este especialista en genética evolutiva a quien, sin embargo, le gustaría equivocarse una vez más en sus predicciones.

Aunque todo dependerá de la tecnología y la conservación de los restos que se quieran secuenciar, Pääbo apuesta por que «nunca se llegará a la secuenciación genómica de especies de hace siete millones de años».

Tampoco es optimista ante la posibilidad de que algún día puedan «resucitarse» dinosaurios u homínidos extintos, cuestión sobre la que éticamente tampoco habría justificación.

«Parece éticamente imposible recrear un ser humano completo para resolver una curiosidad científica o decir a un adolescente por qué existe», ha señalado el Premio Princesa de Investigación.

Algo en lo que sí que se está ya trabajando es en ver los cambios típicos de los humanos modernos o de los neandertales y trasladarlos a células madre para luego poder estudiar el comportamiento de determinadas células en ratones.

Si se consiguiesen células intactas y bien conservadas de animales o especies extintas, entonces sí que se podrían recrear, pero no desde un punto de vista arqueológico, ha señalado este experto en métodos precisos para el estudio del ADN antiguo que han permitido la recuperación y el análisis del genoma de especies desaparecidas hace cientos de miles de años.

Entre sus trabajos más destacados está la secuenciación del ADN mitocondrial más antiguo logrado hasta ahora, un hombre primitivo, a caballo entre los simios que se extinguieron y los primeros humanos.

Pääbo ha planteado la necesidad de mejorar las técnicas que utilizan para secuenciar el genoma, pero también de encontrar «buenos huesos», como en Atapuerca o la cueva asturiana de El Sidrón, que visitó hace once años dado que es el único yacimiento en el que hay un grupo de neandertales que probablemente murieron a la vez.

De estos homínidos, se puede decir claramente que desaparecieron por los humanos modernos, hace unos 30.000 años, pero también que, dado que se mezclaron con nosotros, «que no se extinguieron del todo».

«Parte de su genoma sigue estando ahí. Triunfaron en la sociedad humana al tener hijos e integrarse», ha señalado Pääbo, que no se ha atrevido a especular sobre el futuro del planeta.